El 8 de mayo de 1985, hace 38 años, cayó en cumplimiento del deber el Capitán e internacionalista venezolano, Alí Gómez García. Se integró al Frente Sandinista en el 1978. Con el triunfo de la Revolución, se quedó integrado en las nuevas tareas y defensa contra la agresión estadounidense. Su último cargo fue como Oficial de Preparación Combativa de las Tropas Especiales del Ministerio del Interior “Pablo Úbeda”. El Equipo de Barricada les trae su semblanza.
Este humilde joven nació en 1951, en el barrio caraqueño La Vega, abandonó sus estudios de Medicina para incorporarse en la lucha comunal con el padre Francisco Wuitack, en la defensa de los trabajadores y campesinos.
Internacionalista, guerrillero, escritor, poeta, siguió los pasos de los luchadores nuestroamericanos como Miranda, Bolívar, Sucre, Pétion, Sandino, Martí, y otros próceres y héroes que se extendieron más allá de las fronteras patrias, en la defensa del antiimperialismo, la soberanía y la independencia de toda América Latina.
Luchar por la reivindicación de los pobres y trabajar en los barrios fueron, a sus 14 años, las tareas que Alí Gómez se propuso desempeñar por la gente de la comunidad que lo veía crecer y que lo apodó Alicate, porque era muy alto (medía un poco más de 1.80).
Así, viajó a Nicaragua, en 1978, y se sumó a las luchas del Frente Sandinista de Liberación Nacional, durante siete años, desempeñándose en diferentes responsabilidades del Ejército Popular Sandinista y de las Tropas Especiales “Pablo Ubeda” del ministerio del Interior, hasta 1985, cuando fue abatido en el cumplimiento de su deber.
Se destacó como un revolucionario muy estudioso, abnegado, honesto, honrado, de envidiable firmeza y valentía.
Dejó como legado para las nuevas generaciones sus libros: “Francisco de Miranda, Peregrino de la Libertad” y “Falsas, Maliciosas y Tendenciosas Reflexiones de un Ñángara”, que obtuviera ese mismo año el Premio Testimonio “Casa de las Américas”, compartido con el Comandante Juan Almeida.
En vida su mayor satisfacción la vivió al presenciar el triunfo de la Revolución sandinista. Disfrutó en carne propia el logro que por tanto tiempo deseó para su país y que no pudo ver materializado.
Hoy, sus restos reposan en el cementerio de Managua, bajo la sombra de un eucalipto, y sobre su lápida se lee la frase “La patria es América”. Yace al lado de otros combatientes nicaragüenses que también ofrendaron sus vidas por la heroica Revolución Popular Sandinista, entre ellos: Nora Astorga, Enrique Schmidt, Evelin Mejía y el internacionalista panameño Evaristo Vásquez.
Raquel Cartaya, revolucionaria y viuda de Alí, recuerda que se destacaba desde pequeño y cómo en esos momentos de infancia nació entre ellos el amor que se mantendría por siempre. “Desde pequeños compartimos vivencias y sentimientos”.
Me gustaba mucho conversar con él y me llamaba la atención todas las cosas que hacía. Entre sus inventos no podré olvidar su colección de mariposas y su gusto por escribir. A medida que fuimos creciendo, anhelábamos que llegaran las vacaciones para vernos. Desde pequeños nuestras madres notaron que estábamos enamorados.
Alí Gómez trascendió por su gran sentido del humor y jovialidad, por haber demostrado que fue un revolucionario comprometido con el pueblo venezolano y nicaragüense, con la Revolución Sandinista, con los valores de luchar, por su solidaridad y hermandad.
«Como dicen los nicas: ‘A esta alegría el enemigo le teme’…” (Alí Gómez García).
Fuentes:
https://carlosagaton.blogspot.com/2014/10/ali-gomez-garcia-nicanor.html?m=1
Capitán Alí Gómez García, “Nicanor” (mayo de 1985)
https://nicaraguainternacionalista2016.wordpress.com/2015/10/12/capitan-ali-gomez-garcia-nicanor-mayo-de-1985/
Referencia: Barricada