Duerme, descansa en paz –dice la mansa costumbre de las flores, la que olvida que un muerto nunca descansa cuando es un muerto lleno de vida. Ahí viene, avanza el río de su barba serena. Suena su voz, su permanente voz resuena, arde en la patria pura un gran fulgor de estío. Se oye ¡Partir!, que ordena y partimos. ¡Avanzar!, y avanzamos. Todos lo mientan, dicen: –Puño de piedra, resplandor de paloma, el aletear del corazón te damos; oh joven padre, toma nuestra violenta sangre en peso: ¡Vamos!
(Fragmento del poema Camilo, de Nicolás Guillén)
Fuente: Cubadebate