Nicaragua tiene una educación centrada en el ser humano. Desde esta visión la comunidad educativa está conformada por: familia, estudiantes, docentes y comunidad. Todos con igual importancia. En la práctica esto implica cambios como: un aprendizaje basado en procesos, investigar formas alternativas de evaluar y tomar en cuenta los contextos de estudiantes y docentes.
Cambiar la estructura de una educación neoliberal a una educación humanizante trae consigo retos titánicos. Una estrategia esencial para la transformación estructural de un modelo a otro son las consejerías de las comunidades educativas. En este diálogo Laura Ráudez, consejera de comunidades educativas del Instituto Nacional Francisco Luis Espinoza, del municipio de Estelí nos guía por el maravilloso y profundo mundo de las consejerías y algunas transformaciones que ella percibe en ese contexto.
Sitio web de las Consejerías de las Comunidades Educativas – https://www.mined.gob.ni/biblioteca/product-category/consejeria-de-las-comunidades-educativas
Las consejerías desde su práctica podrían ser definidas como: un seguimiento permanente e integral para prevenir situaciones de violencia; espacios de formación para la construcción de mejores relaciones tanto en la escuela como en la familia y la comunidad y un acompañamiento para transitar hacia didácticas más amables y respetuosas. La estrategia de las consejerías es que cada docente sea un consejero/a y además hay un consejero estudiante. Sin embargo, esto no deja toda la responsabilidad a la escuela. Hay una ruta de consejería que funciona con una coordinación interinstitucional entre Ministerio de Educación, Ministerio de la Familia, Policía Nacional, y en algunos casos, también Ministerio de Salud.
Una de las actividades que se realizan son charlas y capacitaciones sobre convivencia amorosa, diversidad y resolución de conflictos a través del diálogo. Por ejemplo: Antes de que se produzca una agresión se debe abordar el conflicto a través de las consejerías, se llama a las dos partes y se busca una solución. En casos más severos, se llama a la persona responsable del niño o niña para buscar el compromiso de que la situación no va a trascender a mayores.
Otra actividad es las tutorías. Esta se realiza una vez por semana para promover la práctica de valores y abordar situaciones de riesgo. Se hablan temas como la trata de personas, los ciberdelitos, entre otras cuestiones propuestas por las y los estudiantes. En este espacio existe una estrategia llamada “Baúl de inquietudes”. Esta es una caja que permanece en cada aula y los consejeros de aula la pasan por cada estudiante para que introduzcan en ella una pregunta anónima. Las respuestas o reflexiones a dichas preguntas se abordan en la siguiente tutoría. Ya que hay situaciones difíciles de abordar en público, esta actividad ha funcionado como un diagnóstico para identificar situaciones de riesgo y brindarles atención en el momento oportuno.
También hay encuentros mensuales con familias o responsables de la niñez. En este espacio se profundiza en una temática durante todo un año. El año pasado se abordó el tema de las situaciones de riesgo y este año se aborda el tema de la crianza con ternura.
Existe una estrategia llamada promoción y amor a la vida donde se trabaja la prevención ante el uso de las drogas. En este caso, hay una coordinación con la Policía y el Ministerio de Salud, específicamente el hospital, para controlar la venta de medicamentos sin receta.
Se realizan también encuentros de crecimiento personal con docentes donde se trabajan habilidades socioemocionales. Esto fue clave para gestionar el mantenimiento de escuelas abiertas durante el COVID.
Como se mencionó al inicio, la estrategia no solo comprende actividades extraordinarias al currículo escolar: También se integra la promoción de valores en clases como “creciendo en valores”, “derechos y dignidad de la mujer” y “aprender, emprender y prosperar” donde se realizan proyectos de vida contextualizados y realizables fuera de la escuela, como los emprendimientos.
Uno de los resultados de todas estas acciones fue la creación de un grupo que es acompañado en coordinación con la sección de asuntos juveniles de la Policía Nacional. Con ellos se realizan distintas actividades deportivas y también asisten a las escuelas de valores promovidas por el Ministerio de la Familia.
Entre los principales aprendizajes que Laura destaca está la flexibilidad que se requiere para garantizar el involucramiento de las familias. La mayoría de familias son obreros de la fábrica y no tienen la posibilidad de ausentarse del trabajo. Entonces, si no pueden llegar a la reunión se les cita de forma personal. Además, se les comunica constantemente sobre el comportamiento de sus hijos o hijas.
Cabe mencionar que esta es una experiencia en educación secundaria. En el caso de la educación primaria se realizan otras actividades que también han aportado a la redefinición de los roles de género como la limpieza compartida del aula y de los platos después de recibir la merienda escolar.
Escrito por Winnie Narváez Herrera
Fuente: Tortilla con Sal