Señor Presidente:
Señores delegados:
El impacto de la pandemia de covid-19 ha puesto al descubierto, como nunca antes, la verdadera esencia del injusto e insostenible orden internacional prevaleciente.
Jamás la humanidad tuvo este formidable potencial científico-técnico, ni esta extraordinaria capacidad de generación de riqueza y bienestar y, sin embargo, nunca antes el mundo fue tan desigual y la inequidad tan profunda.
828 millones personas, el 10 por ciento de la población mundial, padecen de hambre y cerca de 50 millones de niños y niñas sufren de emaciación, la forma de malnutrición más mortífera.
El desempleo afectará a 207 millones de personas en 2022, 21 millones más que en 2019. En plena cuarta revolución industrial, 773 millones de seres humanos no saben leer ni escribir.
Cerca de 6.5 millones de personas han muerto debido a la pandemia de la covid-19. Las vacunas para enfrentarla son inaccesibles para mil millones de personas en países de bajos ingresos. En 2021, las trasnacionales farmacéuticas ganaron 84.588 millones de dólares.
La deuda externa ha sido varias veces pagada pero se multiplica. Paradójicamente, el gasto militar mundial crece de manera vertiginosa y supera por primera vez los 2 millones de millones de dólares.
Nada justifica que la humanidad siga estando amenazada por la existencia de casi 13 mil armas nucleares. Abogamos por la universalidad del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.
¿Cuánto más podríamos hacer si esos recursos se destinaran a promover la salud y el desarrollo? ¿Cuántas muertes por covid-19 y otras causas habrían podido evitarse? ¿Cuántos niños y niñas se salvarían del hambre y las enfermedades prevenibles o curables?
Señor Presidente:
Los gases de efecto invernadero registraron concentraciones récord en 2021 y será igual en 2022. El nivel medio del mar ha alcanzado un nuevo máximo. Los últimos siete años son los más cálidos registrados jamás.
No podemos continuar desoyendo las alarmas que alertan sobre la inminente catástrofe climática. Tenemos una sola Tierra, único hogar de todos. Hay que actuar sin más demora.
La “filosofía de la guerra y el despojo”, y los irracionales patrones de producción y consumo del capitalismo, llevarán a la hecatombe.
Las relaciones internacionales transitan por un camino muy peligroso. La ofensiva estadounidense dirigida a subyugar Estados por vía de la amenaza y la coerción económica, militar y político-diplomática, para someterlos a un orden basado en sus caprichosas reglas, unido a la expansión de la OTAN y el desarrollo de una doctrina agresiva y de la guerra no convencional de quinta generación, conducen inevitablemente a un clima de tensión y conflicto, cuyas consecuencias son impredecibles.
Señor Presidente:
Cuba, pequeño Estado insular en desarrollo, ha pagado un alto precio por defender su legítimo derecho a existir como nación soberana e independiente.
Durante más de seis décadas, hemos resistido un despiadado y unilateral bloqueo económico, comercial y financiero recrudecido en extremo a niveles sin precedentes desde el 2019 y durante la pandemia.
A treinta años de la primera resolución de esta Asamblea contra el bloqueo, el gobierno de los Estados Unidos continúa ignorando la demanda casi unánime de la comunidad internacional para que cese su política ilegal y cruel contra Cuba.
Persiste el empeño de generar carencias materiales, escasez, sufrimiento, sembrar el desaliento, la insatisfacción y provocar daños al pueblo cubano.
El Gobierno de los Estados Unidos refuerza las presiones a gobiernos, instituciones bancarias y compañías de todo el mundo interesados en relacionarse con Cuba y persigue obsesivamente todas las fuentes de ingreso y de entrada de divisas al país, para provocar el colapso económico.
Como resultado, la economía cubana ha experimentado presiones extraordinarias, que se manifiestan en la industria, las prestaciones de servicios, la escasez de los alimentos y medicinas y el deterioro del nivel de consumo y bienestar general de la población.
El daño humano que genera esta política a todas las familias cubanas, imposible de cuantificar, es enorme, cruel e inmoral.
El bloqueo es un acto de guerra económica en tiempo de paz.
El actual gobierno de los Estados Unidos mantiene vigentes las medidas de presión más agresivas contra nuestro país adoptadas por el gobierno del presidente Donald Trump.
Continúa la injustificada inclusión de Cuba en la lista arbitraria y unilateral que emite el Departamento de Estado de países que supuestamente patrocinan el terrorismo.
Esa calumniosa calificación impone un estigma sobre nuestras entidades e instituciones, y dificulta en extremo las transacciones financieras y comerciales, y las posibilidades de pagos y créditos.
Cuba, que ha sido víctima del terrorismo de Estado, no promueve ni promoverá jamás el terrorismo. Por el contrario, lo condenamos en todas sus formas y manifestaciones.
El gobierno de los Estados Unidos manipula con oportunismo temas de alta sensibilidad como el terrorismo, la religión, la democracia, la justicia, la corrupción y los derechos humanos.
El doble rasero, la incoherencia, la selectividad, la manipulación política, dañan la causa de los derechos humanos.
El discurso precedente del canciller checo, que no se atreve a mencionar el crimen del bloqueo a Cuba, es un triste ejemplo.
Hemos alertado claramente al gobierno de los Estados Unidos de que deben solucionarse los factores que alientan la migración irregular y provocan pérdidas de vidas, como el incumplimiento, por su parte, desde el 2017, de su obligación, según los acuerdos bilaterales vigentes, de otorgar no menos de 20 000 visas anuales para migrantes; la existencia de la Ley de Ajuste Cubano, el trato privilegiado con motivación política, las presiones restrictivas sobre países de tránsito regular, y el bloqueo económico reforzado.
El anuncio de hoy de que el procesamiento de visas de migrantes retornará a la embajada de los Estados Unidos en La Habana es un paso positivo.
Cuba reitera la disposición de avanzar hacia un mejor entendimiento con el gobierno de los Estados Unidos y desarrollar relaciones civilizadas e incluso de cooperación entre ambos países, sobre la base del respeto mutuo, la igualdad soberana y sin menoscabo de nuestra independencia y soberanía, a pesar de profundas diferencias.
Resaltamos el valioso compromiso y las recientes manifestaciones de cubanos y descendientes de cubanos en todas las latitudes y en este país, de respeto a los derechos soberanos de Cuba y el rechazo a la agresión despiadada de los Estados Unidos, en particular el bloqueo económico.
Agradezco también profundamente las declaraciones de jefes de Estado y de Gobierno en este debate general, el respaldo histórico de esta Asamblea y las muestras de solidaridad hacia Cuba por parte de gobiernos, personalidades, organizaciones políticas y movimientos de solidaridad, sociales y populares del mundo entero.
Hoy, esa solidaridad y apoyo siguen siendo imprescindibles.
Señor Presidente:
A pesar de los enormes desafíos, el pueblo y gobierno cubanos no han cejado en su empeño de avanzar en la construcción de una sociedad socialista más justa, democrática, próspera y sostenible.
Vencimos la covid-19 con recursos, vacunas propias, y la solidez de nuestro sistema de salud pública y de ciencia. Pudimos colaborar modestamente con el envío de 58 brigadas médicas en el peor momento de la pandemia a 42 países y territorios.
Trabajamos por recuperar la vida económica y social del país; apoyar la transformación de nuestras comunidades, y sostener y ampliar los programas sociales.
Seguimos perfeccionando nuestro ordenamiento jurídico, de nuestro Estado Socialista de derecho y justicia social, para asegurar el pleno disfrute de todos los derechos humanos por todas las cubanas y cubanos, y enriquecer el sistema de justicia social que han disfrutado varias generaciones.
El próximo 25 de septiembre, luego de un amplio proceso de participación y consulta popular, tendrá lugar el referendo legislativo sobre un novedoso e inclusivo Código de las Familias. Será un ejercicio de genuina democracia directa y poder efectivo del pueblo cubano.
Señor Presidente:
La “unidad en la diversidad” propuesta por el entonces presidente Raúl Castro es posible en los países del Sur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que se fortalece cada vez más y va creando las condiciones para que nuestra región avance hacia formas superiores de integración y cooperación, sobre la base de los postulados de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Agradecemos la digna postura asumida por varios países de nuestra región ante las arbitrarias exclusiones en foros hemisféricos.
Renovamos nuestro apoyo y solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela, su presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros, y la unidad cívico militar de su pueblo, ante los intentos por desestabilizar y subvertir el orden interno de ese hermano país. Rechazamos la aplicación de medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela.
Denunciamos los intentos imperialistas de desestabilizar al Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de Nicaragua. Reiteramos nuestro firme respaldo al hermano pueblo nicaragüense y a su presidente, Daniel Ortega.
Nos solidarizamos con las hermanas naciones del Caribe y apoyamos su legítimo reclamo de reparación por los dañinos efectos del colonialismo y la esclavitud. Ellos necesitan y merecen recibir un trato justo, especial y diferenciado.
Ratificamos nuestro compromiso histórico con la libre determinación y la independencia del pueblo de Puerto Rico.
Haití necesita una contribución especial de la comunidad internacional para su reconstrucción y desarrollo. La Humanidad tiene una deuda con esa República fundacional.
Apoyamos el legítimo reclamo del presidente Alberto Fernández y del pueblo de soberanía de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias del Sur, y los espacios marítimos circundantes.
Expresamos toda nuestra solidaridad a la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quien víctima de un injusto e infundado acoso judicial y mediático, sufrió recientemente un vil intento de asesinato.
Reiteramos el firme compromiso con la paz en Colombia. La manifiesta disposición a la paz del actual presidente Gustavo Petro y de las partes concernidas, merecen contar con el apoyo de la región y la comunidad internacional.
Deben aportarse los recursos necesarios para apoyar la Agenda 2063 de la Unión Africana, que fija la hoja de ruta para el desarrollo de ese continente hermano.
Abogamos por la búsqueda de una solución pacífica y negociada a la situación impuesta a Siria, y demandamos el cese de la injerencia externa y el pleno respeto a su soberanía e integridad territorial.
Apoyamos una solución justa, amplia, y duradera al conflicto del Medio Oriente, que garantice el ejercicio real del derecho inalienable del pueblo palestino a construir su propio Estado dentro de las fronteras anteriores a 1967, con su capital en Jerusalén Oriental, y el fin de la ocupación israelí de los territorios palestinos ocupados.
Reafirmamos nuestra invariable solidaridad con el pueblo saharaui.
Rechazamos las medidas coercitivas unilaterales impuestas a la República Islámica de Irán.
Condenamos la imposición de injustas medidas económicas unilaterales contra la República Popular Democrática de Corea y la injerencia externa en sus asuntos.
Nos oponemos a la injerencia en los asuntos internos de la República de Belarús.
Reafirmamos nuestro rechazo a la imposición de sanciones unilaterales contra la Federación de Rusia.
Condenamos las campañas infundadas de descrédito contra la República Popular China y los intentos de lesionar su integridad territorial y soberanía. Reiteramos el inquebrantable respaldo al principio de Una Sola China.
Abogamos por una solución diplomática seria, constructiva y realista de la actual guerra en Ucrania, por medios pacíficos y en apego a las normas del Derecho Internacional, que garantice la seguridad y soberanía de todos.
Señor Presidente:
Cuba continuará alzando su voz para rechazar la dominación y el hegemonismo, las medidas coercitivas unilaterales, los bloqueos genocidas y la pretensión de imponer una cultura y un modelo únicos al mundo.
No renunciaremos jamás a la defensa de la independencia, soberanía y libre determinación de los pueblos, sin injerencia ni intervención extranjeras.
Por nuestro pasado glorioso, por el presente y futuro de las nuevas generaciones de cubanos, con el liderazgo del presidente Miguel Díaz-Canel, resistiremos creativamente y lucharemos sin descanso hasta alcanzar nuestros sueños de paz y desarrollo con equidad y justicia social para Cuba y para el mundo.
Muchas gracias.