22 de Agosto de 1978, última sesión de diputados en el Palacio Nacional de Nicaragua; tras varios años acumulando fuerzas en la clandestinidad, el FSLN tiene ahora la necesidad de aumentar los fondos para financiar la revolución; también entre sus objetivos estaba liberar un grupo de presos políticos, cuadros formados esenciales para la lucha como Tomás Borge, Doris Tijerino y René Núñez.
Misión de Patria Libre o Morir
El comando Rigoberto López Pérez, con el comandante Edén Pastora a la cabeza, nombre de la operación: «Muerte al Somocismo, Carlos Fonseca Amador»; un plan que se había ideado años atrás tomaba forma, las preparaciones en máximo secreto no revelaron a los combatientes el verdadero destino y detalles sino hasta el mismo día de la acción.
Días de desvelo en la planificación, preparativos que incluyen el aprendizaje de códigos para referirse entre los guerrilleros, el exigido corte de cabello y barbas a modo de lucir como guardias, confección de uniformes similares a las fuerzas de la dictadura y la pintura en los vehículos que aparentarian ser un comando Somocista.
Durante días los guerrilleros se mantuvieron en dos diferentes casas de seguridad, para estos la intención era cumplir la sagrada misión de Patria Libre o Morir.
¡Viene el jefe!
Las horas pasaron y el momento llegó, el comando salió de sus casas de seguridad en horas de la mañana, en sus cabezas ahora con conocimiento de su objetivo, tomarse el Palacio Nacional con sus diputados dentro.
Mientras rondaba en sus mentes la posibilidad real de la muerte, un retén de la guardia nacional parecía el primer obstáculo; a pesar de esto, bastó con un saludo militar y caras serías para poder pasar sin problemas.
El momento de la verdad, el cando bajó de sus autos y con mucha seguridad se dirigió a las puertas laterales; con firmeza el comandante cero responde a la pregunta de uno de los guardas que le dice: ¿Que pasa?… ¡Viene el jefe, usted no puede estar armado entregue el arma!
Esta táctica funcionó debido a la vieja costumbre cobarde del dictador quien exigía a los miembros de no confianza de la guardia nacional a estar desarmados cuando el se presentaba en algún lugar, así el comando se abrió paso, sin antes que uno de los esbirros con un poco más de cerebro se percatara del asunto, iniciando un combate que se alargaría por unos 20 minutos.
Este es el ejército del pueblo, el FSLN
Adentro los minutos pasaban y al entrar a la sala donde sesionaban los cerdos, el comandante, con voz de guerrillero dijo: «¡Este es el ejército del pueblo, el Frente Sandinista de Liberación Nacional!
El murmullo se convertía en gritos, llantos y el temor de quiénes sabían que su función durante décadas no había sido otra sino la de mantener en el poder una de las peores dictaduras de la historia de América.
Las horas transcurrían y el dictador no aflojaba, las exigencias eran tres, la liberación de los presos políticos, la publicación de un comunicado escrito por el FSLN en los medios de la dictadura y una fuerte suma de dinero, claro, como extra un avión para viajar a un país aliado.
Durante horas el aire se cortaba con tijeras, la tensión crecía y los guerrilleros se agotaban, las provisiones, la energía, la fortaleza mental, como queriendo jugar el dictador intentaba ganar tiempo; pero fue el momento de la verdad, cero, con su temple característico agotó paciencia y envío un mensaje claro al dictador; o se cumplían las exigencias o el comando iniciaría a ajusticiar diputados.
Cede el dictador
El mensaje llego claro y de manos del cardenal Miguel Obando y Bravo, ante esto, y con la presión de tener familiares secuestrados en el Palacio, el dictador debe aceptar y decide cumplir las exigencias de los guerrilleros.
«Te salvaste» le dicen al primero en fila para recibir un poco de justicia popular, seguido de la alegría del comando y la cautela de saber que aún no están del todo libres; horas después, y con la garantía de monseñor Bravo en el vehículo, los guerrilleros junto a los diputados empiezan a salir y abordar un bus que tendría, el primer gran desfile de victoria por las calles de Managua.
Centenares de personas vitoriando a los guerreros en su camino hasta el aeropuerto donde les esperaba un avión con destino a Panamá. La misión era un éxito, los presos políticos estaban libres, el FSLN se reforzaba como vanguardia popular y la dictadura iniciaba a sangrar sin control.
Con las manos al aire en señal de victoria, con el peso de una nación y un continente observando una de las acciones más heroicas de la historia, el comando Rigoberto López Pérez partía de Nicaragua, solo para volver más adelante, a liberar el resto de la patria junto al pueblo de Nicaragua.
Hoy en conmemoración del 44 aniversario de tal gesta, les decimos a nuestros héroes y mártires, que por ellos, por su esfuerzo y sangre derramada, no hay marcha atrás, la revolución seguirá avanzando y por nuestros muertos, juramos defender la victoria.
¡Patria Libre o Morir!
Escrito por Alonso.
Lógico es un resumen porque esta acción dispuso de mayores elementos para ejercer presión a la dictadura y al mismos Somoza para que se cumplieran los objetivos de la acción.