Hace tres días celebramos el Triunfo de la Revolución Popular Sandinista, hace tres días nos gozamos de la alegría de ese glorioso momento histórico del pueblo nicaragüense.
Pero más que portar una camisa, tomarse una toña, es deber de cada militante recordar cuanta sangre bendita de nuestros hermanos, recorrió nuestras tierras, hace 43 años Nicaragua perdió a más de cincuenta mil hijos, hace 43 años desaparecieron físicamente a compañeros sin rastros de ellos, muchas familias aun lloran y con una mezcla de emociones en estas fechas les recuerdan.
Esta reflexión viene a mi después de una pequeña charla con mi padre, quien a través de fotos recuerda a mis tíos, me llamo mucho la atención sus palabras – “43 años que fueron asesinados por los hijueputas Guardias de Somoza. No eran Guardias Nacionales. Eran Hijos de putas asesinos al servicio del Genocida de Somoza”.
Mis tíos murieron a solo un mes del triunfo, uno fue encontrado en las Lomas de San Judas, el otro está en cada palmo de Nicaragua (nunca encontraron su cuerpo).
Me di cuenta que el dolor vive y perdurara hasta que deje esta tierra, sin embargo, de lo más profundo de la añoranza, está la esperanza, la fe de seguir construyendo un país de todos y todas, es lo menos que le debemos esta generación a nuestros héroes y mártires.
Por eso Ni perdón, ni olvido a quienes infundieron el odio en Nicaragua, en el siglo pasado y en el 2018, nuestro pueblo se ha ganado a pulso ser dueño de su historia, de su destino, nuestro pueblo merece vivir en una Nicaragua bendita y siempre libre.
Honor y Gloria a nuestros Mártires y Héroes.
Cra. Lola.