Se llenó de luto y tristeza la vieja Managua, cuando el 15 de Julio de 1969 la Dictadura Somocista escribió un pasaje más de sangre y violencia; asesinado el padre de la resistencia urbana Julio Buitrago Urroz, con tan solo 25 años, una vida por delante, truncada por un sueño más grande.
Dolor y gloria
«Hermanos nicaragüenses: una vez más las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, se llenan de dolor y de gloria»… Escribía el comandante Carlos Fonseca días después del asesinato de Julio Buitrago en 1969, en su proclama «Con la Sangre de nuestros mártires construiremos un futuro feliz».
Una historia dantesca, escena comparativa a las batallas de las Termopilas, marcada por la desigualdad de fuerzas, pero también de consciencias; un pequeño grupo de jóvenes revolucionarios, sin gran experiencia militar, o armamento, enfrentado a una escuadra completa de la Guarda Nacional, tanques y aviones.
«La tarde del 15 de Julio, en la ciudad de Managua, durante varias horas, un puñado de patriotas se enfrentó con sencillas armas guerrilleras, contra centenares de esbirros de la Guardia Nacional, GN, apoyados éstos además por tanques y aviones» – Carlos Fonseca [1]
Leyenda combativa
Rodeados y sin capacidad de fuego cercana al enemigo, los jóvenes valientes lograron causar severas bajas a los esbirros, llenos de coraje y patriotismo cumplieron la proclama que dicta, Patria Libre o Morir; junto a Julio ofrendaron su vida ese mismo día los compañeros Marco Antonio Rivera, Alesio Blandón Juárez, Aníbal Castrillo Palma y Ramón Enrique Rizo Espinoza.
«Es el funeral que pretendieron con Augusto César Sandino y Ernesto Che Guevara. ¡Vano empeño del cobarde enemigo! Porque el pueblo todo de Nicaragua -obreros, campesinos, estudiantes y demás personas honestas- se propone ofrecer a los héroes caídos el más digno homenaje, como es cobrar implacable venganza a los verdugos y llevar a la victoria el ideal de liberación nacional y emancipación social». [2]
Más de 400 guardias, un tanque y una avioneta, pudieron contra su ametralladora M-3 pero no con sus ideales, el himno que resonó bruscamente desde su garganta, las municiones escasas y la sangre que brotaba, era el final, era un nuevo comienzo, valiente hasta la última gota, mientras los huecos causados por la metralla llenaban de polvo sus ardientes pulmones; contado no es percibida la totalidad de su gesta, pero esta en la historia marcada, como la gran resistencia del héroe sandinista.
«La última expresión del rostro que vi de Julio, fue que frunció el rostro, porque yo le lancé el revólver, porque yo no podía desprenderme del guardia y le pedí que me diera un balazo, porque era un acuerdo que teníamos. Pero él frunció el rostro y me dijo que no, y siguió subiendo. De ahí, fue que lo escuché cantar el himno, cuando yo lo oí cantar el himno fue que ya supe que estaba herido de muerte o ya no tenía municiones para defenderse” – Cmdte. Doris Tijerino [3]
Un cuadro imprescindible
Julio Buitrago formó parte en su adolescencia de Juventud Patriótica Nicaragüense, desde los tiempos en que estudiaba en el colegio Ramírez Goyena, llegando a formar parte posteriormente de la dirección Nacional del FSLN, encargado de construir y organizar la resistencia urbana en Managua.
«El empleo por parte de la Guardia Nacional, GN, de una mostruosa superioridad material, solo demuestra que es terrible el pánico de los enemigos del pueblo de Nicaragua. Nuestros camaradas ya habían expirado y todavía el enemigo temblaba de pánico». [4]
Con 25 años y sin armamento, Julio demostró a la Guardia Nacional que aquel mito de que un guardia le daba miedo a cualquier Nicaragüense era falso, no solo falso, sino que un solo sandinista, podía causar temor a una escuadra completa, la tortilla en Nicaragua se volteaba, y gracias a héroes como Julio fue posible obtener la libertad para construir la nueva nación.
Joven semilla de la libertad que germinó en victorias revolucionarias, el comandante Julio Buitrago Urroz, con su ejemplo significó el cambio, señaló el camino, aquel que demanda entrega, de la vida de ser necesario, más nunca entregar las armas, ni los ideales, mucho menos rendirse, sin importar cuán grande es el enemigo.
En julio, nació Julio, en la mente y corazón es de una nación, demostró a Somoza y el mundo, que más bravo es el gallo rojo, que por amor a un pueblo, se desprende de lo más valioso de ser necesario. Hoy conmemoramos 53 años de su partida física y su consagración final, porque te querían ver muerto, pero no te mataron.
«Con el derecho que nos asiste como avanzada revolucionaria del pueblo nicaragüense, hacemos un llamado a los obreros, campesinos y estudiantes revolucionarios a integrarse al combate popular y vengar a todos los que han ofrecido generosamente la vida por una Nicaragua libre, digna y revolucionaria» – Cmdte. Carlos Fonseca [5]
Hoy como hace 53 años, decimos, ¡Comandante Julio Buitrago, Presente!… Porque Julio vive y la lucha sigue, que la sangre de todos los héroes mantenga viva la llama de combate por la paz, la justicia y la revolución.
Escrito por Alonso
Referencias:
[1] Fonseca, C. Obras Tomo 1, Bajo la bandera del Sandinismo. Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1982. PP. 257
[2] Fonseca, C. Obras Tomo 1, Bajo la bandera del Sandinismo. Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1982. PP. 263
[3] https://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:92118-comandante-julio-buitrago-padre-de-la-resistencia-urbana-presente-presente-presente
[4] Fonseca, C. Obras Tomo 1, Bajo la bandera del Sandinismo. Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1982. PP. 263
[5] Fonseca, C. Obras Tomo 1, Bajo la bandera del Sandinismo. Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1982. PP. 258