El che fue un hombre, guerrillero, antes que todo, esencialmente humano; de su vida y ejemplo se han escrito abundantes líneas, muchas aun por redactarse, las que presento a continuación hacen parte de la admiración y deber de todo joven, por mantener viva la llama de abnegación y convicción que encendiera hace tantos años el comandante Guevara.
Luchando desde la infancia
En Rosario y por accidente, el 14 de junio de 1928 nace Ernesto Guevara de la Cerna, hijo de Celia de la Cerna quien en su camino hacia Buenos Aires vio adelantada sus labores de parto, su padre, Ernesto Guevara Lynch; había nacido un guerrero, cuya vida nunca terminaría, no en realidad.
Su infancia marcaria su destino, combatiendo desde niño contra el asma, casi perdiendo la vida a causa de la neumonía, obligaría a sus padres a una vida de constante movimiento en búsqueda de un clima adecuado para el pequeño Ernesto, de Iguazú a Buenos Aires, luego a Altagracia en Córdoba; logrando ahí la mejoría deseada en su salud.
Acostumbrado a viajar y luchar contra su enfermedad, obligado a estudiar desde casa, encontró en la lectura su pasión de niño, escribiendo sus primeras líneas con tan solo cinco años, textualmente una carta a su tía:
“querida Beatris la sorpresa es en que lla se nadar justo el día de tu cumple años aprendi a nadar recibe besos de Ernestito.” [1]
Con ocho años descubre por primera vez la realidad de la guerra, escuchando a sus padres seguir las noticias sobre la lucha de los milicianos españoles contra las fuerzas fascistas, con sus amigos, como niños inocentes jugando a la guerra, gritaban en sus batallas imaginarias: ¡adelante, milicianos!, ¡viva la Republica Española!… mientras el patio de su casa se convertía en zona de trincheras.
Viaje y Descubrimiento
Tras presenciar y acompañar a su abuela durante su lecho de muerte en Buenos Aires, en 1947, Ernesto decide que estudiará medicina, quizá la impotencia de no poder salvarla despertaría en él, la necesidad de ayudar, de salvar a otros.
Ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, estudiando a fondo las materias esenciales, aprobando de forma rápida y sin tanto interés las materias menos importantes, fue esta etapa la que gestaría en su mente la necesidad de conocimiento, de descubrimiento, llevándolo incluso antes de terminar su carrera a iniciar sus viajes, con el deseo de comprender su patria, Latinoamérica.
Sus primeras aventuras en solitario lo hicieron recorrer 4,500 km, viajando por los valles de Calchaquíes, los Andes, Tucumán, Mendoza, Salta, Jujuy y la Rioja, todo a bordo de su bicimoto; y no pararía más. En diciembre de 1951 junto a su mejor amigo Alberto Granados inicia lo que seria su mayor viaje, cruzando América Latina en moto, a bordo de “La Poderosa”, luego a pie, al aventón, de polizontes en trenes y buses.
Argentina, Chile, Perú, Colombia y Venezuela los vieron cruzar, vendiendo lo que podían, tomando fotografías para vender, ganando pocos centavos para sobrevivir, descubriendo la cruda realidad del continente, las penurias y luchas de los mineros, las huelgas de los obreros, entendiendo con cada paso que un cambio radical era necesario.
Tras pasar un tiempo ayudando en el leprosario de Huambo y San Pablo, en plena selva amazónica y tras cruzar nadando el rio Amazonas, Ernesto y Alberto se separan, El Che viaja a Miami y de ahí a Argentina para culminar sus estudios de medicina, con el plan de retornar a Venezuela tras finalizar sus cursos para encontrarse con Granados, dejó esta última frase a sus padres: ¡Aquí va un soldado de América!
Parte, esta vez junto a Calica Ferrer, con quien viaja a Bolivia y Perú, entrando en contacto en Lima con exiliados latinoamericanos quienes le hablan de Jacobo Árbenz, decide entonces viajar a Guatemala, invitado y ansiando descubrir la revolución que está gestando Árbenz; Calica por su parte viaja a Ecuador para ser jugador de futbol; sus viajes, penurias y observaciones habían formado en él una consciencia distinta, iniciaba la transformación de Ernesto, para convertirse en El Che.
Revolución e imperialismo, descubriendo la crueldad de la CIA
En Guatemala los aires eran de esperanza, la naciente reforma agraria que entregaría tierras a los campesinos sería el detonante para que las élites yankees, en defensa de los intereses de las compañías bananeras iniciaran un golpe de estado; sin pensarlo Ernesto se veía involucrado directamente en la defensa popular, aviones norteamericanos bombardearon las ciudades, escuadras de mercenarios armados entraban al país, la guerra sería, a partir de este momento, parte de la vida de Ernesto.
En enero de 1954 en la casa de Myrna Torres, hija de un exiliado nicaragüense conoció a Ñico López, exiliado cubano que había participado en el ataque al cuartel de Bayamo, rápidamente este le hablaría sobre la lucha contra Batista, de Fidel y de Raúl; tras el inicio de la invasión orquestada por la CIA Ernesto diría:
“No, nunca ocupé cargos en ese gobierno. Pero cuando se produjo la invasión norteamericana traté de formar un grupo de hombres jóvenes como yo, para hacer frente a los aventureros fruteros de la United Fruit. En Guatemala era necesario pelear y casi nadie peleó. Era necesario resistir y casi nadie quiso hacerlo.” [2]
Entre fuego y caos Ernesto Guevara apoyó al pueblo de Guatemala transportando armas, escondiendo jóvenes, ayudando a exiliarlos en Argentina, fungiendo como doctor y en cualquier tarea necesaria; en el proceso de defensa llegó a conocer el cuartel de la Brigada Augusto C. Sandino, formada por revolucionarios de diferentes países del continente, ahí conoció al nicaragüense Rodolfo Romero, jefe de la brigada, con quien se puso a disposición, este le entregaría una carabina y la responsabilidad de hacer guardia, el che sin saber usar un arma preguntó, ¿Cómo se usa esto?.
Rodolfo le muestra como armarla y desarmarla llevándolo luego a su primera posta. Posteriormente se une a la brigada para la defensa de Guatemala; tras la derrota ante las fuerzas invasoras el futuro comandante expresaría:
“Entonces, me di cuenta de una cosa fundamental: para ser medico revolucionario o para ser revolucionario, lo primero que hay que tener es revolución. De nada sirve el esfuerzo aislado, el esfuerzo individual, la pureza de ideales, el afán de sacrificar toda una vida al más noble de los ideales, si ese esfuerzo se hace solo, solitario en algún rincón de América, luchando contra los gobiernos adversos y las condiciones sociales que no permiten avanzar.” [3]
De ahí, Ernesto tendría que huir a México, donde encontraría su destino y terminaría de forjar su conciencia y aprendizaje marxista junto a los exiliados cubanos.
Héroe de la Patria grande
México fue el punto de encuentro de centenares de exiliados revolucionarios de la época, como si la historia quisiera que se encontraran, Fidel, Raúl, Camilo, Ernesto, todos se encontraban en la capital azteca, Ñico López lo llevo a conocer a conocer a Fidel y en 1955 iniciaría una gran travesía; tras sufrir hambre y miseria en las calles, el che logró conseguir un trabajo como medico en el ala de alergias del hospital general de la ciudad de México.
Durante este tiempo fueron largas las conversaciones con Fidel, conociendo a fondo los ideales del líder cubano, comprendiendo a fondo la necesidad de la lucha armada como método para conseguir la libertad, conociendo los planes de los revolucionarios cubanos y expresando en su momento:
“Lo conocí en una de esas frías noches de México, y recuerdo que nuestra primera discusión versó sobre política internacional. A pocas horas de la misma noche -en la madrugada- era yo uno de los futuros expedicionarios.” [4]
Entrenamientos y más estudios, escondiendo su asma por temor a ser excluido; planificación con una certera convicción de la victoria envolvieron al che durante los meses en México, capturado junto a Fidel por la policía mexicana, en ningún momento dudo del triunfo, al contrario, tras salir de su encierro, los planes estaban cada vez mas cerca de iniciar, en su mente y corazón un objetivo; la libertad de Cuba.
“… mi futuro está ligado a la revolución cubana. O triunfo con esta o muero allá…” [5]
Travesía de fuego
El 25 de noviembre de 1956 partirían desde el puerto de Tuxpan, el Granma, como apodaron su pequeño yate, heroico también al soportar la travesía con los guerrilleros amontonados, casi sin espacio, uniformes, rifles, dos fusiles antitanques casi sin balas y la vista puesta sobre el horizonte; con el vaivén de las olas y el mal tiempo, las nauseas y el hambre, un viaje que se extendió más de la cuenta, pero que nunca naufragó.
Como Fidel predijo, si zarpaban llegarían, si llegaban lucharían, si luchaban triunfarían; fueron poco mas de 3 años de combates, desde el bautismo de fuego en Alegría de Pio, su casi muerte por herida de bala en el cuello, la reagrupación y formación de campamentos.
El Che ascendería rápidamente por su valentía y abnegación, de soldado a jefe de columna, a comandante; junto a Camilo Cienfuegos dieron a Fidel y la patria cubana lo mejor que tenían, liberando campos, ocupando cuarteles, avanzando la columna suicida de oriente a occidente, gesta tras gesta, herida tras herida hasta llegar a las Lomas del Escambray.
En tan solo dos años Ernesto Guevara pasó de ser un joven medico aventurero, a un formado guerrillero revolucionario, forjado entre acero y selva, con la confianza de un ejercito a sus espaldas, amado por el pueblo con tan solo conocer su voz en radio rebelde, llevaría su columna a conseguir el triunfo decisivo que expulsaría a tirano.
Bajó del Escambray a Villa Clara, ultimo reducto militar de importancia batistiana; asestaría el golpe de gracia liberando Santa Clara, descarrilando el tren blindado que transportaba el arsenal más grande de la dictadura, un sueño que se cumplía y con el apoyo del pueblo, el ejército rebelde se haría de la victoria total, dejando al tirano con una sola opción.
Batista huía y el che ya era un héroe, leyenda cubana, su ejército avanzaba hacia a La Habana y como Maceo o Martí su nombre se escribía en la historia de Cuba, e hizo entonces, que toda la sangre derramada en los calabozos de la dictadura, en la selva y en las ciudades recibiera justicia; la victoria era del pueblo, de Fidel, de Camilo, Raúl y por supuesto del Che.
Guerrillero del mundo
“Ya habíamos identificado al guerrillero como un hombre que hace suya el ansia de liberación del pueblo y, agotados los medios pacíficos de lograrla, inicia la lucha, se convierte en la vanguardia armada de la población combatiente.” [6]
Nunca le gustó la comodidad de una oficina o un hogar, y tras fungir como ministro de Industria y presidente del Banco Central de Cuba, tras la victoria de Girón y aportar al fortalecimiento de la revolución, era momento de partir.
Al Congo primero, en África, donde lamentablemente, ante la indisciplina y falta de entrega de las tropas africanas, no pudo lograr su objetivo; a pesar del dolor y decepción decidió no reaparecer públicamente en Cuba, pues su mirada estaba puesta en algo mucho más grande, la liberación de Latinoamérica.
Con el apoyo de Fidel, el comandante Guevara formaría el foco guerrillero en Bolivia, buscando con esto expandir la revolución a todo el continente, la historia la conocemos, la derrota y su asesinato representan hasta el día de hoy el dolor de un pueblo que ha visto a sus mejores humanos perecer en la lucha por la libertad, fueron las condiciones, la falta de educación, la propaganda negativa y las traiciones de elementos no formados dentro del campesinado boliviano que lo llevaron a la derrota.
Su ideal de uno, dos y tres Vietnam inspiró a muchos movimientos revolucionarios, entre ellos el naciente Frente Sandinista de liberación Nacional, su legado combativo será admirado e imitado por siempre, sus enseñanzas tan avanzadas a su época siguen resonando en nuestros pueblos, su amor por los humildes, por la justicia, su lucha de reivindicación que no solo incluía hombres, también mujeres, sus ideales puros enseñaron a una generación que la igualdad era parte de la lucha.
“El papel que puede desempeñar la mujer en todo el desarrollo de un proceso revolucionario es de extraordinaria importancia. Es bueno recalcarlo, pues en todos nuestros países, de mentalidad colonial, hay cierta subestimación hacia ella que llega a convertirse en una verdadera discriminación en su contra… La mujer es capaz de realizar los trabajos más difíciles, de combatir al lado de los hombres…” [7]
Escritos y diarios, guías de lo que el hombre nuevo debe ser, Ernesto Guevara nos dejó un inmenso ejemplo de entrega, de luchar hasta la muerte, sin quererlo se convirtió en ídolo de masas, un ser casi divino ante los que lo conocieron, pero que nos recordó aun en su ultimo momento, que, era solo un hombre; si, un ser humano, pero no como cualquiera, uno de los indispensables, de los mas grandes, de los capaces de vencer la muerte física y existir eternamente en sus ideales.
Che, comandante, amigo
Capturado en 1967 en la quebrada del Yuro, asesinado en La Higuera un 8 de octubre, viviendo eternamente en la obra revolucionaria de los pueblos de América; Che amigo, che comandante, porque nos enseñaste que, si no somos hermanos, pero podemos temblar de indignación cuando se cometa una injusticia en cualquier parte del mundo, somos compañeros, que es más importante.
La victoria es tuya, la responsabilidad es nuestra, de sembrar en cada nueva generación, la semilla del hombre nuevo, de la esperanza y de la lucha, manteniendo viva esta marcha de gigantes que no se detendrá jamás, hasta obtener su objetivo.
Somos el producto de tus batallas, los seguidores de tu ejemplo, y celebramos hoy 94 años de tu nacimiento, gracias a tu madre que te dio a luz, a tus amigos que siempre te acompañaron, a tus aventuras que te mostraron el camino y a Fidel que te reclutó.
“El sacrificio de Ernesto Che Guevara, identificado con los ideales marxistas, ha venido a enseñar que la época de los conformistas que se disfrazaban de marxistas pertenece al pasado. El marxismo ya es la ideología de los más ardientes defensores del hombre Latinoamericano.” – Carlos Fonseca Amador [8]
Che, comandante, amigo… ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
Escrito por Alonso.
Referencias:
[1] Galdós Pérez, V. Un Hombre que actúa como piensa. Editora Política, La Habana, 1987. PP. 4
[2] Galdós Pérez, V. Un Hombre que actúa como piensa. Editora Política, La Habana, 1987. PP. 17
[3] Galdós Pérez, V. Un Hombre que actúa como piensa. Editora Política, La Habana, 1987. PP. 18
[4] Galdós Pérez, V. Un Hombre que actúa como piensa. Editora Política, La Habana, 1987. PP. 21
[5] Galdós Pérez, V. Un Hombre que actúa como piensa. Editora Política, La Habana, 1987. PP. 24
[6] Soto, J. Ernesto Che Guevara, Escritos y Discursos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977. PP. 71
[7] Soto, J. Ernesto Che Guevara, Escritos y Discursos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977. PP. 131
[8] Fonseca, C. Obras Tomo 1, Bajo la bandera del Sandinismo. Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1982. PP. 67