En julio de 1987 el gobierno revolucionario le otorgó la Orden Carlos Fonseca. En aquel tiempo, la Revista Envío, la entrevistó y ella habló extensamente, con emoción, de su historia familiar, su formación en la niñez y la juventud, su incorporación al FSLN, los combates en el Frente Sur. Las tareas después del triunfo, hasta la última que fue representar a Nicaragua en las Naciones Unidas.
De esta entrevista publicada en abril de 1988, que ella ya no pudo leer, compartimos estos extractos que muestran las ideas, pensamiento y práctica de Norita:
- No es cuestión de sentir la conciencia tranquila, no das mucho cuando lo que das no es capaz de cambiar la sociedad
- Una de las primeras cosas que aprendí en el Frente fue que los trabajos son diferentes, pero que todos son igualmente importantes
- A penas conocí a Carlos Fonseca. Sólo lo vi una vez. Pero en el Frente siempre estaban presentes su ejemplo, sus valores. No lo veíamos, pero tenía una presencia enorme. Entre nosotros las líneas de vida, los ejemplos, las enseñanzas políticas eran de Carlos. Había algunos escritos de él pero más que por los escritos, lo de él nos llegaba por tradición oral. Tenía un liderazgo unánime.
- Para mí todo esto era una cuestión de vida, de decencia. La vida no puede ser la comodidad, el dinero. No nacimos para tener bienes materiales
- Para entonces yo estaba separada de lo que era la Iglesia. Hasta hoy he entendido que mi ruptura no fue por la fe en Dios, porque eso es algo muy personal, de tu vivencia, de tu historia, de tu vida… Mi ruptura fue por la actitud de la mayoría de sacerdotes que yo conocía en aquel tiempo. No entendía entonces que el que representa a la Iglesia no es necesariamente la Iglesia. Desgraciadamente tiene una influencia que puede apartarte de todo lo que vos creés y terminás pensando que la fe es una mera fórmula, que no es genuina, que son ritos mágicos, que en el fondo no hay nada. Eso fue lo que me pasó a mí. Fue hasta mucho tiempo después que aprendí a separar a la Iglesia de su representante. Y eso se lo debo sobre todo a Miguel d’Escoto, porque él me volvió a replantar todo. Él y una serie de sacerdotes, que los mirás comprometidos. Y en eso estoy todavía: habiéndome preguntas sobre mi fe en Dios.
- Nuestro pueblo no es rencoroso. Los nicaragüenses no somos gente que anda guardando resentimientos. Más que todo aquí hay amor y generosidad. Eso no quiere decir que a la hora de las piedra pómez no seamos duros y firmes, pero no abundan entre nosotros los sentimientos negativos.
- Se habla mucho de la ideología sandinista. Para mí, lo principal del sandinismo es que es nacionalista, antiimperialista. Por otro lado, creo que nosotros tenemos un altísimo grado de pragmatismo. No buscamos cómo copiar de nadie, tratamos de tener un conocimiento de nuestra realidad y encontrar respuestas y soluciones de acuerdo a lo que somos. No buscamos hacer lo que es ajeno a nuestras raíces históricas.
- Nuestro anti-imperialismo no es un anti-Estados Unidos. Es la reacción de un país pequeño que no cree en el concepto de «soberanía limitada» y aspira a ejercer su soberanía plena sin tener que sufrir la dominación sólo porque otro país tuvo la suerte de ser grande, rico y poderoso.
- Tenemos obligación de recordar todo lo que hemos pasado y todo lo que ha significado esta revolución. Si se te olvida que ésta es una historia de lucha colectiva, donde tantos han muerto ya, no puedes seguir adelante, ni enfrentar las dificultades. Algunos nos critican y dicen que los sandinistas tenemos un culto a los muertos. Pero es que los muertos son parte de nosotros, son nuestra fuerza vital, los que nos acompañan y ayudan. ¿No están siempre con nosotros Carlos Fonseca y Germán Pomares y tantos otros? Creo que los cristianos pueden entender muy bien esto.
- El pueblo de Nicaragua es mi fuente constante de inspiración. Cuando me siento cansada o me siento impaciente, entonces me pongo a pensar en los cachorros de Sandino que están en las montañas, en las mamás que están con sus hijos movilizados, en tantos compañeros que han muerto, en todo lo que hace cada uno aquí, en esa fuerza vital que tiene esta revolución para ir adelante, para resistir, y termino diciéndome: no tengo derecho a cansarme
Fuente: Barricada
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Nuestro legado cultural, histórico y político ideológico, fue abonado por la sangre de nuestros héroes y martires, continuaremos cumpliendoles en cada sonrisa del pueblo, en la alegría de los niños, en los parques, salud, educación y en la restitución de derechosdebtsntis programas desarrollados por nuestro gobierno, conjuntamente con el fsln
Mi humilde opinión a lo que plantea la compañera Norita con relación a la Fe, en su percepción y que al final manifiesta que en el fondo no hay nada, de acuerdo porque, con base a términos bíblicos, la Fe es la certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve. Gracias y bendiciones.