Para hacer famosas estas guerras y persuadir a la opinión pública a que las acepte, Estados Unidos a menudo miente y exagera sobre las «amenazas militares» de otros países, y las utiliza como excusa para atacar a territorios soberanos. En esto se basa las denominadas operaciones de bandera falsa.
A continuación, revisaremos algunos casos que evidencian cómo, a lo largo de su historia, Estados Unidos inventó incidentes que se convirtieron en pretextos para las guerras.
El falso ataque que desencadenó la agresión de EEUU a Vietnam
Un ejemplo destacado de las mentiras globales y deliberadas de Washington fue el complot del comienzo de la Guerra de Vietnam, que finalmente se convirtió en una catástrofe nacional para EEUU. En agosto de 1964, el gobierno estadounidense afirmó que sus buques destructores habían sido atacados por torpederos de la República Democrática de Vietnam mientras realizaban una misión de «estudio hidrográfico» en el Golfo de Tonkín. Esto condujo a la plena participación militar de Estados Unidos en la guerra de Vietnam.
Muchas décadas después de haber perdido el conflicto, en 2005, la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos publicó un informe en el que admitía que había una alta probabilidad de que no hubiera buques de guerra de Vietnam en las proximidades de los buques de guerra estadounidenses.
El precio de la mentira estadounidense sobre los acontecimientos en el Golfo de Tonkín fue una colosal pérdida de vidas. Vietnam perdió alrededor de 1,4 millones de militares, y otras 2 millones de personas fueron víctimas civiles. Los estadounidenses perdieron 58 mil personas, mientras que unas 100 mil personas más de entre los ex militares se suicidaron posteriormente, dando el nombre al famoso «síndrome vietnamita».
El caso de Nayirah y la Guerra del Golfo
En octubre de 1990, una joven kuwaití, Nayirah, se quejó con lágrimas en los ojos ante el Congreso de Estados Unidos de haber visto cómo soldados iraquíes irrumpían en un hospital kuwaití a punta de pistola, sacaban a los bebés de sus incubadoras y los dejaban morir en el frío del suelo. Este testimonio reforzó la dimensión «humanitaria» de la Guerra del Golfo de Estados Unidos.
Se cree que fue este discurso de Nayirah el que rompió la opinión pública estadounidense y otorgó una frágil preponderancia a los partidarios de la guerra con Irak en el Senado en enero de 1991. Solo después de la guerra se reveló que toda esta historia sobre los bebés que morían en el suelo era una ficción orquestada por la empresa de marketing político Hill & Knowlton y que la joven “testigo”, hija del exembajador de Kuwait en Estados Unidos, nunca estuvo en tal hospital.
Las mentiras de Powell sobre Irak en la ONU
En septiembre de 2002, un informe de los periodistas Michael Gordon y Judith Miller afirmó que Irak estaba «tratando de adquirir armas nucleares» mediante la compra de «tubos de aluminio para centrifugadoras de enriquecimiento de uranio”. Este artículo fue citado por varios altos funcionarios de la administración Bush.
El ex vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, el exsecretario de Estado, Colin Powell y otros utilizaron el tubo de aluminio mencionado en el informe para exagerar la amenaza de las armas nucleares y transmitir al mundo exterior que «Estados Unidos debe tomar medidas inmediatas».
Medio año después, en marzo de 2003, Estados Unidos lanzó unilateralmente la Guerra de Irak con el argumento de que Irak poseía armas de destrucción masiva y otras razones.
El 5 de febrero de 2003, un mes antes de la invasión, Colin Powell habló en el Consejo de Seguridad de la ONU justificando la necesidad de iniciar una nueva guerra contra Irak. En su discurso, Powell sacó un tubo de ensayo de «sustancias desconocidas» como «evidencia», acusando a las «armas bioquímicas» de Irak de causar «enormes daños».
Hasta el final de la Guerra de Irak, Estados Unidos no encontró las llamadas «armas de destrucción masiva». En 2020, el entonces presidente Donald Trump expuso la gran mentira. Acusó a Powell en las redes sociales de ser «un hombre muy terco que arrastró a Estados Unidos a una desastrosa guerra en Oriente Medio (…) ¿No dijo Powell que Irak tiene ‘armas de destrucción masiva’? Resultó que Irak no las tenía, pero lanzamos la guerra».
«Irán es una amenaza nuclear»
Estados Unidos trató de engañar al mundo entero con sus declaraciones sobre la amenaza nuclear de Irán. En 2018, el expresidente Trump anunció su retiro del acuerdo nuclear con Irán, más precisamente, del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) para resolver el problema del programa nuclear de Irán. También dijo que firmaría de inmediato un documento sobre «sanciones del más alto nivel» contra Irán y se refirió al país como el principal patrocinador del terrorismo internacional. «Tenemos pruebas… de que el abandono del programa de armas nucleares por parte del régimen iraní fue falso», dijo el presidente estadounidense.
Solo hay una potencia nuclear en Oriente Medio, y se trata de Israel, que no está sujeto a ningún control ya que no se adhiere al Tratado de No Proliferación, al que sí se suscribió Irán. En medio de secretismos, se estima que la entidad sionista tiene un arsenal de 75 a 400 ojivas nucleares, más plutonio suficiente para construir cientos más. Israel también produce tritio, un gas radiactivo con el que fabrica armas nucleares de nueva generación.
La decisión de Trump de retirarse del JCPOA fue ilegal, ilegítima y socavó el sistema de acuerdos internacionales. Eso y el posterior asesinato del general Soleimani ordenado por él mismo estuvieron a punto de abrir el camino a la guerra. El exsecretario de Estado, Mike Pompeo, y especialmente el ex asistente de seguridad nacional de Trump, John Bolton, fueron partidarios de enfoques radicales hacia Irán. Teherán respondió al asesinato de Soleimani no aceptando más los límites para el enriquecimiento de uranio previstos por el acuerdo firmado en 2015 los cinco miembros permanentes de la Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia, China) más Alemania.
Irán, aunque no tiene armas nucleares, tiene una capacidad de respuesta militar que otros países intervenidos por EEUU/OTAN no tenían al momento de ser atacados. De ahí que el gobierno estadounidense no haya podido evitar recibir un golpe adecuado a sus acciones, cuando Irán atacó exitosamente objetivos militares estadounidenses en respuesta a la muerte de Soleimani.
La realidad: Moscú es el último interesado en una guerra con Ucrania
En los últimos meses se han escuchado declaraciones en Kiev y en Occidente sobre la amenaza de un ataque ruso a Ucrania. Los medios occidentales colaboran distorsionando constantemente los hechos sobre el supuesto ataque inminente, hablando de acumulación de tropas rusas (sin especificar que son fuerzas rusas moviéndose en territorio ruso) y cultivando la rusofobia a nivel internacional. Entre las múltiples motivaciones para inventar ese escenario, está el de aumentar la tensión para interferir en el diálogo y la búsqueda de un terreno común entre Kiev y Moscú que tiene el objetivo de resolver el conflicto en Donbass.
Sin embargo, los intentos de presentar a Rusia de manera negativa debido a la situación en Ucrania se han vuelto demasiado obvios. El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en una sesión informativa para periodistas, dijo que los servicios especiales rusos planean filmar un video que simula un ataque militar ucraniano en territorio ruso. Esta sería la justificación de la invasión rusa de Ucrania. Cuando un periodista insistió para que mostrara pruebas de esa acusación, Price terminó respondiendo: “La fuente de esto es la inteligencia que desclasificamos”. Básicamente, invitó al periodista a confiar en el gobierno que mintió en todos los casos que revisamos anteriormente.
The New York Times ya había «informado» que Rusia tenía esos planes, citando a funcionarios estadounidenses y fuentes de inteligencia. Ninguna de las fuentes del medio proporcionó evidencias directas de que tal plan realmente exista ni explicaron exactamente cómo se enteraron de él.
Moscú ha rechazado repetidamente la idea de iniciar una guerra con Ucrania, tales declaraciones se utilizan como excusa para colocar tanto equipo militar de la OTAN como sea posible cerca de las fronteras de la Federación Rusa. Así lo demuestran las armas estadounidenses y de la OTAN y los innumerables asesores que han inundado Ucrania y algunos otros estados cercanos a las fronteras rusas. Washington también tiene presencia militar cerca de la costa rusa, lo que aumenta la tensión en la región del Mar Negro.
Estados Unidos ha inventado amenazas extranjeras y creado pánico durante décadas. Su fórmula de banderas falsas puede justificar temporalmente cualquier guerra a los ojos superficiales, pero, como lo demuestra la realidad, es imposible vivir de la mentira para siempre.
Fuente: Nueva Revolución
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