Daniel ha sido uno de los líderes revolucionarios de América Latina más emblemáticos de los últimos 45 años. Su figura ha traspasado el tiempo; y con él, han desfilado una ola de presidentes y funcionarios de la Casa Blanca; ninguno de ellos ha podido con él.
Daniel es firmeza, en su mirada lleva las luchas y las esperanzas de su pueblo; Nicaragua, tantas veces agredida, tantas veces humillada.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional, la vanguardia revolucionaria que recoge los ideales del General Sandino, ha logrado movilizar las voluntades de las y los nicaragüenses, en un proyecto de nación que hoy ven con recelo desde Washington.
El alto crecimiento económico en Nicaragua, un modelo de diálogo y consensos que tuvo mucha efectividad antes de 2018, fue destruido por el egoísmo servil de organismos y partidos financiados por la USAID, quienes contrataron bandas delincuenciales para ensañarse en la humanidad del pueblo nicaragüense y afectar la economía.
El manual golpista, tendría los días contados. Nicaragua no es Europa, donde las revoluciones de colores tuvieron efectividad; Nicaragua tiene historia, genes y madera de combativa hidalguía.
Los cálculos de sacerdotes, la embajada y la oligarquía estaban errados; sus medios de comunicación en alta caja de resonancia, no podían creer la hermosa demostración de Dignidad que el 19 de Julio de 2018 realizó el pueblo Sandinista en cada municipio.
En Managua, Daniel y Rosario, en medio de plaza llena y canciones militantes, compartían con aquel pueblo que nunca dio un paso atrás.
Daniel ha sabido leer los tiempos, ser paciente, conocer a sus adversarios, interpretar en conexión natural con el Pueblo sus necesidades y anhelos.
A 15 años de Gobierno Sandinista, Nicaragua luce firme, valiente y dispuesta a seguir haciendo su camino. El horizonte se ve despejado, se ha sorteado todo tipo de agresiones; se ha fortalecido el trabajo en el barrio y la comunidad.
El sandinismo camina, porque el pueblo le reconoce su trabajo, su coraje y su entrega; en esta tarea destaca el liderazgo de Daniel y de Rosario.
“Nuestra meta es darle marcha a la continuidad que traíamos antes de abril del 2018. Eso es borrón y cuenta nueva. Vamos adelante, hermanos nicaragüenses, construyendo paz para combatir la pobreza, construyendo paz para que pueda haber carreteras y caminos. Construyendo paz para que las familias puedan sentirse seguras; sus hijos se sientan seguros de su trabajo; se sientan seguras de tener una vida digna. Ese es nuestro compromiso queridos hermanos nicaragüenses, en esto estamos todos y por eso decimos el pueblo presidente”; manifestó el Presidente Daniel Ortega, en el acto de toma de posesión de este 10 de Enero en Managua.
Un nuevo período que abre la oportunidad de profundizar los cambios sociales que quisieron arrebatarle al pueblo nicaragüense en abril del 2018.
América Latina es una región de cambios relevantes y diversos; el hastío con el modelo neoliberal ha despertado las protestas en Ecuador, Colombia y Chile, grandes ejemplos de Estados neoliberales, que han claudicado al desencanto de millones que luchan por salir de políticas públicas excluyentes que atentan contra los derechos humanos fundamentales.
Ante estos momentos históricos, de movimientos progresistas y de resistencia social; la defensa de las Revoluciones Bolivariana, Cubana y Sandinista, se vuelve un acto de compromiso individual y colectivo.
Joe Biden, como títere del establishment norteamericano, ha aumentado las políticas de agresión contra Cuba, Nicaragua y Venezuela, violando todos los organismos y normativas del derecho internacional.
Nicaragua y su victoria Sandinista con Daniel al Frente, nos reafirma que el camino es de Luchas, de Firmeza, de Temple y Carácter; que no hay que cederle al imperialismo “Ni tantito Así, Nada” (Como decía el Che).
El Sandinismo sigue escribiendo hermosa historia, propinando grandes derrotas a las tesis y estrategias de los tanques de pensamiento de Washington. La sabiduría popular y sandinista sigue dejando en ridículo al Tío Sam.
Por eso, las palabras del Presidente Daniel “Pedimos Justicia, No Limosna” en referencia al cumplimiento de la sentencia de la Haya contra Estados Unidos; se convierte en un grito regional, una exigencia de Nuestros Pueblos ante el imperialismo, por el Respeto, la Soberanía y la Dignidad.
Las garras imperiales seguirán atentando contra América Latina, en Nicaragua, Sandino alza su sombrero para saludar al Pueblo que ama y sigue defendiendo su Revolución.
Escrito por: Edwin Madrigal
Fuente: La pupila insomne