Compartimos un artículo escrito por , publicado en Diario Granma, titulado «Calixto García, con su historia en la frente herida». A continuación se presenta el texto:
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Calixto García Íñiguez, mayor general en las tres guerras de independencia de Cuba, uno de los principales estrategas del ejército mambí y que se opuso con dignidad a la intervención de Estados Unidos en la guerra contra España, cumple este 4 de agosto el 182 aniversario de su nacimiento.
«El hombre de la estrella en la frente» lo nombró José Martí, y precisaba: «Calixto García no necesita encomio: Lleva su historia en su frente herida. El que sabe desdeñar la vida, sabrá siempre honrarla». Se refería así Martí a la cicatriz que llevó el ilustre mambí como trofeo de guerra cuando «el cubano famoso, el héroe, prefirió el suicidio al cautiverio», aunque ese disparo que le entró por el mentón y salió por la frente no le mató y siguió combatiendo.
Participó en numerosos combates en la Guerra de los Diez Años, la Guerra Chiquita y la Guerra Necesaria, y es considerado uno de los principales estrategas de nuestras guerras de independencia. Sobresalió por su sólida formación militar, adquirida de forma autodidacta. Prestó especial atención a la preparación de las tropas y al trabajo cohesionado del Estado Mayor, así como a la planificación detallada de las campañas y acciones combativas con el empleo de mapas y croquis, y su dirección desde los puestos de mando. Fue el jefe que más empleó la artillería, para la cual exigía dominar los conceptos técnicos y balísticos. Desarrolló el arte de sitiar y tomar ciudades y poblaciones, además de atacar a grandes columnas enemigas.
Nació el 4 de agosto de 1839 en la calle San Diego, esquina a la del Rosario, en Holguín, y tuvo que dejar la escuela a los 14 años para dedicarse a trabajar como comerciante, en el pequeño negocio de un tío en Bayamo. Siendo muy joven se traslada a la capital habanera para continuar en la práctica del comercio, con la intención de llegar a estudiar en la universidad. Pero, sus intenciones se frustran y ni siquiera puede cursar el bachillerato.
Regresa a Oriente, en Arroyo Hondo, próximo a Jiguaní, donde se encarga de un tejar de su madre, y se casa con Isabel Vélez de cuya unión nacen seis hijos. Se alzó en armas junto a Donato Mármol en la finca Santa Teresa, de Jiguaní el 13 de octubre de 1868, cuando tenía 29 años, a pocos días de iniciada la guerra en octubre de 1868, Ese día atacaron a Santa Rita y a Jiguaní, donde quedó como jefe militar mambí de la plaza. Participó en la toma de Bayamo y en su posterior defensa. En noviembre de ese año, estando subordinado al teniente general, Luis Marcano, fue ascendido a coronel.
Después de participar en el ataque de El Cobre se puso bajo las órdenes del mayor general Modesto Díaz. El 15 de febrero de 1869 dirigió su primer combate en Loma de Piedra, donde cortó el paso a una tropa española que acudía a reforzar la defensa de Guisa, la cual era atacada por Díaz. En ese mes pasó a ser segundo jefe de la Brigada de Jiguaní, bajo el mando del mayor general Máximo Gómez. Ya con grado de general de brigada era jefe del estado mayor de Gómez cuando este era jefe de la División de Holguín.
En enero de 1870 regresó, con Gómez, a la región de Jiguaní. En junio de ese año resultó herido en un brazo, en las cercanías de Charco Redondo. Un mes después sustituyó a Gómez en la jefatura del distrito de Jiguaní. En febrero de 1872 recibió el mando de la División de Holguín. El 5 de abril de 1872 se enfrentó a una columna española en Alcalá y el 1 de mayo de 1872 fue ascendido a mayor general.
Los días 6 y 23 de mayo libró las acciones de Los Berros y Sabana de Punta Gorda respectivamente. El 20 del siguiente mes sustituyó a Gómez en la jefatura de la División Cuba, que abarcaba los distritos de Baracoa, Guantánamo, Santiago de Cuba y El Cobre, manteniendo el mando de la División de Holguín. El 6 de julio de 1872 asaltó al poblado de Samá, el 17 de octubre de 1872 atacó nuevamente a Guisa y, entre los días 19 y 20 de diciembre de 1872 atacó y tomó a Holguín y ganó numerosos combates.
El 6 de septiembre de 1874, hallándose acompañado solamente por unos 20 efectivos, el enemigo logró cercarlo en San Antonio de Baja, cerca de Veguitas, en Bayamo. Ante tal situación prefirió morir antes de caer en manos de los españoles y se disparó debajo de la barbilla la última bala que le quedaba. La bala salió por la frente, que quedó marcada para siempre por la salida del proyectil. Esa herida le ocasionó graves lesiones bucofaciales, pero aprendió a subsistir con ella, hasta en los momentos más difíciles de la campaña.
Gravemente herido, fue hecho prisionero y enviado a las cárceles de Pamplona y Alicante (en España), donde permaneció cuatro años. Como resultado del Pacto del Zanjón (10 de febrero de 1878), fue puesto en libertad el 29 de mayo de 1878 y marchó a Nueva York con el firme propósito de preparar una nueva guerra. Allí presidió desde septiembre de ese año, el Comité Revolucionario Cubano dándose a la tarea de organizar lo que se conoció como la Guerra Chiquita. Organizó dos expediciones a Cuba que fracasaron al ser descubiertas por cañoneras españolas y en la tercera fue capturado en tierras cubanas tras combatir, enfermo y aislado. Calixto García una vez más resultó deportado a España, país en el que permaneció por más de 15 años.
En 1895 retornó a Cuba con el mismo objetivo de brindar su contribución directa a la Guerra Necesaria preparada por José Martí. Llegó el 24 de marzo de 1895 en el vapor Bermuda, al frente de 78 expedicionarios, desembarcó al noroeste de Baracoa e inmediatamente se incorporó a la contienda
Tras la caída del mayor general Antonio Maceo el 7 de diciembre de 1896, fue nombrado lugarteniente general del Ejército Libertador, manteniendo el cargo de jefe del Departamento Oriental. En 1897, después de combatir en Cambute, atacó Jiguaní el 17 de marzo de 1897 y tomó Las Tunas del 28 al 30 de agosto de 1897 y Guisa el 28 y 29 de noviembre de 1897. Las fuerzas bajo su mando liberaron a Bayamo el 28 de abril de 1898.
Al intervenir los norteamericanos en la Guerra Hispano-Cubana, les presentó un plan para derrotar a los españoles en poco tiempo. Este, a pesar de ser aprobado, no fue aplicado en todas sus partes por las fuerzas invasoras norteamericanas, lo cual provocó que inicialmente sufrieran importantes bajas, por lo que se vieron obligadas a recurrir a Calixto, quien con sus indicaciones logró encauzarlas por los caminos de la victoria. Dirigió, por la parte cubana, la Campaña de Santiago de Cuba, aislándola e impidiendo que las tropas españolas pudieran acudir al sitio a esa ciudad.
Indignado por la decisión de los norteamericanos de impedir la entrada de los cubanos a Santiago de Cuba una vez consumada la victoria, renunció al cargo de jefe del Departamento Oriental y marchó con sus tropas hacia Jiguaní. EL 17 de julio retiró en una carta su apoyo inicial al jefe de las fuerzas norteamericanas, General William Rufus Shafter, denunciando con crudeza las verdaderas intenciones de la ocupación del país por Estados Unidos.
Entre el 16 y el 17 de agosto de 1898 llevó a cabo el combate de Auras, último de la guerra. El 13 de septiembre de 1898, el Consejo de Gobierno lo destituyó del cargo de lugarteniente general del Ejército Libertador por considerar que había dejado de merecer su confianza. Nueve días después hizo su entrada en Santiago de Cuba donde fue objeto de un gran recibimiento popular.
Fue elegido delegado a la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana de Santa Cruz del Sur, donde se le designó para presidir una comisión que viajó a Washington con la misión de procurar el reconocimiento de ese órgano, así como los recursos financieros necesarios para el licenciamiento de los miembros del Ejército Libertador.
Encontrándose en esa gestión, contrajo una fuerte neumonía a consecuencia de la cual falleció el 11 de diciembre de 1898. Sus restos fueron trasladados a Cuba, donde el pueblo le rinde merecido homenaje y recuerda su memoria.
Fuente: Granma
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