Compartimos con nuestros lectores una Carta que escribió Gaspar García Laviana, dirigida a sus hermanos los Obispos, Sacerdotes y Religiosos. Esta carta fue escrita el 29 de diciembre de 1977.
Hermanos:
La mejor contribución que puedo hacer al pueblo de Nicaragua y a la Iglesia Católica, es la declaración explícita de mi compromiso inalienable con la revolución de Nicaragua, visible y activa en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Quiero que seáis vosotros, mis hermanos, los primeros que conozcáis los motivos que me llevaron a este crucial compromiso. Porque hemos sido consagrados en la misma vocación y buscamos con sinceridad y empeño el mejor camino para servir al pueblo de Dios.
El estado de ignorancia, vejación y miseria que sufren la mayoría de los nicaragüenses, ha comprometido nuestra vocación en un trabajo continuo y agotador para redimir a las personas de nuestro pueblo no solo del pecado individual, pero también del pecado social con que el régimen dictatorial de Anastasio Somoza humilla a los nicaragüenses. Nuestro compromiso de librarles de la ignorancia y opresión Somocista, nos convirtió en enemigos de los explotadores y nos hizo víctimas también del aparato represivo.
Hermanos:
No es Cristo mismo torturado? No es la Iglesia misma la que está siendo asesinada en cada uno de sus hijos?
No podemos quedarnos como mudos espectadores de la tragedia del pueblo mientras la dictadura Somocista enloquecida por el oro y el poder, sigue torturando y matando a los nicaragüenses como si fuesen bestias sin derechos.
Hermanos:
Yo no puedo callar ante esta situación, porque estaría contribuyendo a sostener el gobierno brutal de Somoza y desorientando a los cristianos más honestos que nunca podrían entender la cobardía de mi silencio.
ca me obliga a tomar parte activa en el proceso revolucionario con el FSLN, porque la liberación de un pueblo oprimido es parte integrante de la redención total de Cristo. Mi contribución activa en este proceso, es un signo de solidaridad cristiana con los oprimidos y con aquellos que luchan por liberarlos; es un nexo entre la justa revolución y la Iglesia y con ello adquiero un derecho como creyente y sacerdote a tomar parte en la edificación de las nuevas estructuras de la revolución victoriosa.
Como individuos y como Iglesia estamos en una encrucijada definitiva. Ahora es el momento de decidirse. Si esperamos será demasiado tarde.
Por dicha, la unidad poderosa y profunda de la Iglesia, aún puede obligar al gobierno Somocista a retirarse vencido y nosotros pondremos un hito en la historia siendo el primer grupo en la Iglesia que lucha en una revolución cristiana para derrocar un régimen asesino y construir una sociedad nueva en donde se vivan los ideales cristianos de justicia, de amor y de paz.
Padre GASPAR GARCÍA LAVIANA
Misionero del Sagrado Corazón
Combatiente del Frente Sandinista de Liberación Nacional
29 Diciembre de 1977.
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