“A un plan obedece nuestro enemigo: el plan de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo (…) Plan contra plan. Sin plan de resistencia no se puede vencer un plan de ataque.” 1 José Martí
Por estos días, el término Guerra No Convencional (GNC) vuelve a resonar en el ámbito nacional e internacional. El 22 de febrero de 2014, en el discurso de clausura del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), el General de Ejército Raúl Castro Ruz expresó:
“[…] dondequiera que haya un gobierno que no convenga a los intereses de los círculos del poder en EE.UU. y algunos de sus aliados europeos, se convierte en blanco de las campañas subversivas. Ahora usan nuevos métodos de desgaste más sutiles y enmascarados, sin renunciar a la violencia, para quebrar la paz y el orden interno e impedir a los gobiernos concentrarse en la lucha por el desarrollo económico y social, si no logran derribarlos”. 2
Hizo en aquel entonces referencia a las analogías que podían encontrarse en los manuales de las Fuerzas Armadas de EE.UU. sobre la GNC, con los métodos aplicados “en varios países de nuestra región latinoamericana y caribeña, como hoy sucede en Venezuela” y, con matices similares, en otros continentes.
A la GNC como opción de uso de la fuerza por parte de EE.UU., se han dedicado en estas páginas extensas reflexiones, respaldadas por largas jornadas de estudio y análisis. A partir de aquella revelación inicial, se daba el primer paso para promover entre la población la comprensión de una actividad que dado su carácter encubierto e ilegítimo, resulta desconocida para los ciudadanos de las naciones agredidas, a la vez que se promovía la inserción en la cultura política de nuestro pueblo, de un término desconocido hasta el momento, bajo cuyos preceptos hemos sido agredidos permanentemente desde el triunfo mismo de la Revolución.3
Múltiples voces se han alzado dentro y fuera denunciando tales procedimientos, siendo cada vez mayor el grado de conciencia sobre sus características y consecuencias. Hemos aprendido a identificar las manos ocultas y los nexos de los planificadores imperialistas, con los disturbios, manifestaciones y sabotajes que a diario perturban la paz en naciones hermanas de Nuestra América y otras tierras del mundo.
Ya sabemos cómo definir lo que sucede en Siria, donde el intento de aplicar el modelo libio ha fracasado frente a la resistencia del pueblo y la solidaridad de un grupo de naciones que han identificado en este tipo de estrategias no convencionales, una amenaza principal a sus intereses y seguridad nacionales.
Pero nada de lo anterior implica que se ha recorrido todo el camino en el combate contra las actuales opciones de agresión del imperialismo.
En un trabajo anterior, mientras se reflexionaba sobre la compleja situación que vive hoy el pueblo sirio, nos preguntábamos si estábamos presenciando el fin de una época, o de la era de la GNC. Hoy estamos en condiciones de comenzar a responder esas interrogantes. El propio comportamiento político de EE.UU., ofrece evidencias recientes y contundentes de que la primacía de la GNC perdurará en el tiempo y que tales métodos se perfeccionan para derrocar gobiernos adversos a los intereses del imperialismo.
En el caso de Cuba, ha sido notorio como incluso luego del cambio en el escenario político bilateral ocurrido el 17 de diciembre de 2014, EE.UU. persiste en la aplicación de procedimientos no convencionales, entre los que sobresalen los esfuerzos de promoción de una oposición política en la Isla; la pretensión de separar al Estado del pueblo; las actividades de información, guerra psicológica y agresión cultural y el empleo con fines subversivos de las tecnologías de la comunicación y la información.
Preciso resulta la reiteración de la complejidad de los fenómenos, procesos y comportamientos que caracterizan este nuevo contexto político, ya no solo con ánimos de alertar, como ha sido la intención durante estos dos primeros años de esfuerzo, sino con el fin de enfrentarse a tales empeños, en cumplimiento de la máxima martiana de oponer un plan resistencia, a todo plan de ataque del enemigo.
Es preciso trabajar con constancia y esfuerzo, teniendo presente la alerta efectuada en los objetivos de trabajo del Partido Comunista de Cuba, asumidos en su Primera Conferencia Nacional, en los cuales se afirma que los imperialistas cifran sus esperanzas en la vulnerabilidad de las nuevas generaciones y de determinados grupos o sectores de la sociedad; intentan fomentar la división, la apatía, el desaliento, el desarraigo, y la falta de confianza en la Dirección de la Revolución y el Partido. Pretenden mostrar una sociedad sin futuro, para revertir los logros obtenidos en la construcción del Socialismo, despojarnos de la independencia y las conquistas revolucionarias. Estos propósitos dejan a las claras que el campo de las ideas sigue siendo un decisivo frente de lucha.4
Ante tal realidad, que en la propia doctrina de EE.UU. se confirma cuando señalan que “el apoyo estadounidense a la subversión llevada a cabo por actores propios del país, es el corazón de la Guerra no Convencional”,5 se impone la urgencia de trazar estrategias; revolucionar conceptos; modernizar enfoques y articular fuerzas en pos de la victoria.
Si se precisa una doctrina, además del vasto caudal teórico y práctico de nuestra resistencia, podemos encontrar siempre en nuestra historia las respuestas necesarias, especialmente en el genio de quienes nos pensaron y construyeron como nación.
Volvamos siempre, en búsqueda del Plan, a aquel que vio de lejos y alertó, como si recorriera hoy las calles de nuestras ciudades y pueblos, que “la política es el arte de inventar un recurso a cada nuevo recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación cueste el sacrificio o la merma del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes de que tenga sus ejércitos en fila, y su batalla preparada”.6
Referencias, citas y notas
1. José Martí: “Adelante, Juntos”, Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, T. 2; p 15.
2. Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en las conclusiones del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, 22 de febrero de 2014, “Año 56 de la Revolución” (Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado). Periódico Granma, 24 de febrero de 2014.
3. Ver: La Guerra no Convencional de EE.UU. contra Cuba (I) en http://www.cubadebate.cu/especiales/2015/05/07/la-guerra-no-convencional-de-ee-uu-contra-cuba-i/#.VtDYJVZ4rUw
4. Objetivos de trabajo del PCC asumidos en la Primera Conferencia Nacional. Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba (2012).
5. Publicación de Técnicas del Ejército 3-05.1 Guerra no Convencional (2013).
6. Martí, José (1881) “Gambetta electo”. Noticias de Francia. La Opinión Nacional. OC, t.14, p 60. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.
Escrito por: José R. Rodríguez (CubaDefensa, publicado 12 septiembre 2016).