El triunfo de la Revolución Popular Sandinista (RPS), el 19 de julio de 1979, fue acogido con gran alegría y esperanza por todos los pueblos del planeta. La imagen de represión e impunidad dictatorial proyectada por la dictadura somocista por más de 40 años de dinastía había sido destruida.
En Nicaragua había vencido la cohesión popular alrededor de un proyecto político–social de bienestar, progreso y futuro de paz vanguardizado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). La lucha costo más de 40 mil vidas y décadas de pobreza, injusticia, subdesarrollo bajo una de las más crueles tiranías cimentadas en la represión y muerte a su propio pueblo con el respaldo imperial por parte de los Estados Unidos de Norteamérica.
Una similar situación vivían muchos pueblos alrededor del mundo y de ahí, que la segunda verdadera revolución popular continental en Nicaragua después de la revolución cubana vendría a reavivar los ánimos de lucha por la liberación y los sueños de victoria de naciones y pueblos enteros.
En los primeros meses de la Revolución Sandinista el comandante Daniel Ortega Saavedra declaró, el 28 de septiembre de 1979, desde el pódium de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que “fue inevitable la alegría de pueblos hermanos por el triunfo revolucionario. Y que este era un modesto aporte pero resonante triunfo también de los pueblos que luchan por una verdadera democracia y la paz”.
Si la Revolución Socialista de Octubre (1917) fue la chispa y la Revolución Cubana (1959) la llama continental; la Revolución Popular Sandinista se convirtió en el fuego y la hoguera que reencendería los corazones libertarios del planeta en su feroz lucha contra la dominación e injusticia capitalista y el imperialismo norteamericano.
Como estableció el Comandante Fidel Castro Ruz en su discurso el 26 de julio de 1979:
“¿De qué hablar, de que otra cosa se podía hablar, que acontecimiento más extraordinario en estos tiempos, que hecho de mayor relevancia histórica de mayor significado y connotación ha ocurrido en estos últimos tiempos que la victoria sandinista en Nicaragua?”
Prácticamente la correlación de fuerzas a favor de la lucha popular continental había sido fortalecida con una nueva revolución genuina y progresista de izquierda en el corazón de América Latina; una región que torpe y vulgarmente ha sido denominada siempre por los EE.UU como “su patio trasero”.
No le gustó al gobierno de Reagan las aspiraciones de justicia, democracia paz, libertad y desarrollo de la Revolución Sandinista. No le gustó la nueva realidad política en la el país y en la región. Con temor vieron las nuevas relaciones internacionales de Nicaragua con países como la URSS, Cuba, Vietnam, Palestina, los países del campo socialista y el Movimiento de los Países no Alineados (NOAL). Tampoco les gustó el discurso solidario e inspirador a todos los pueblos del mundo en su lucha por la libertad en Centroamérica, América del Sur, África y Asia.
La guerra encubierta de Washington de 1979-1990
La inminente respuesta agresiva, revanchista y reaccionaria desde la Casa Blanca se hizo inmediata por parte de la administración de Ronald Reagan y sus vasallos en Centroamérica. Entendieron que sus pueblos veían como faro de libertad a la nueva Nicaragua revolucionaria y que inevitablemente sacudiría también el sistema de injusticia social y represión político militar en países como Guatemala, El Salvador y Honduras.
Tan solo una semana y media después del triunfo de la revolución sandinista en Washington comenzaron los planes contra Nicaragua.
Nuevamente se abría una nueva etapa de la lucha anti-imperialista como la que exitosamente libró el General de Hombres Libres Augusto C. Sandino (1927 – 1934) y que colocó a Nicaragua en el centro de la atención internacional.
Se le encargó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) dirigir su guerra clandestina contra la Revolución Popular Sandinista. Desde 1980 junto con el gobierno argentino acordaron juntos atender el proyecto “Contra.” Este estaría compuesto por políticos y familiares ligados al somocismo y ex guardias somocistas (GN) derrotados que pululaban y delinquían en Centroamérica, lográndolos reclutar y reunirlos a todos en este plan macabro. Posteriormente iniciaron el entrenamiento militar en Argentina y Honduras.
El papel del apoyo argentino era encubrir el verdadero rol tras bastidores de la administración Reagan. Así los pueblos del mundo y de América Latina verían como un enfrentamiento entre los mismos latinoamericanos y no una guerra más de intervención norteamericana contra un país pequeño como la Nicaragua sandinista. Ocultaban que los EE.UU darían la plata.
El asesoramiento militar argentino estaba ligado a la Liga Mundial Anti-Comunista y el Batallón de Inteligencia 601, dos organizaciones muy conocidas por su participación en la tenebrosa “Operación Cóndor” en Sur América donde miles de sudamericanos fueron asesinados y desaparecidos por tener una visión política diferente. También terroristas cubano-gusanos reconocidos como Posada Carriles y otros que eran oficiales de la CIA, misma que habían participado en operaciones terroristas contra Cuba.
Crearon e instalaron un sinnúmero de bases militares en Honduras a lo largo de la frontera con Nicaragua, así como toda una red de casas de seguridad y domicilio para la jefatura de la “Contra”. El apoyo de los gobiernos de Honduras, El Salvador y Guatemala lo venderían internacionalmente como que también Centroamérica desaprobaba al gobierno en Nicaragua porque se sentían amenazados y de igual manera los EE.UU no tenían nada que ver.
Los “Contras” no esperaron mucho para repetir el horror que la GN hacía en tiempos del dictador Somoza. Desde abigeo, asaltos y robos pasaron a asesinar a los brigadistas de alfabetización y a los campesinos que apoyaban la revolución. Bajo el financiamiento oficializado por el gobierno USA, realizaron el reclutamiento de campesinos bajo la modalidad de la desinformación y el desprestigio a la revolución obteniendo un incremento rápido de la fuerza contrarrevolucionaria de 500 contrarrevolucionarios a más de 3,000 en los dos primeros años.
Otro eje de engaño era hacer ver que se trataba de una guerra del campesinado resentido por las medidas de reforma agraria del gobierno sandinista, pero en realidad por lo menos unos 450 guardias somocistas integraron el escalón de mando de la fuerza contrarrevolucionaria. Todo su odio, rencor y resentimientos fueron los motores y valores que trasladaron en su enseñanza a la “Contra campesina” y que a lo la largo de la guerra implementarían en su actuar contrarrevolucionario. Para adoctrinar a los campesinos la CIA inventó la historia del Cmte. “Dimas” Pedro Joaquín González y lo bautizó como el padre de la “Contra campesina”, cuando en realidad este había sido un traidor del FSLN y del Ejército Popular Sandinista (EPS).
Desde escaramuzas fronterizas en 1980 y voladura de puentes en 1981 hasta las incursiones militares a lo interno del país en 1982, llevando el dolor y la muerte como al matrimonio Barreda de Estelí que se encontraban cortando café y quienes fueron secuestrados y torturados cruelmente en sus bases en Honduras o la masacre de 23 jóvenes de la Juventud Sandinista 19 de Julio en la comarca de San José de las Mulas en el departamento de Matagalpa y tantas barbaridades más a lo largo de toda una década.
Ese iba a ser el rostro dantesco de la guerra de agresión norteamericana en toda la década de los 80. Cuando los “paladines de la Libertad” como los llamó Reagan a los mejor conocidos como “Contras” no podían cumplir las misiones, los comandos de la CIA las ejecutarían con sus propias manos. El minado de los puertos, la voladura de los tanques de gasolina en Corinto y la elaboración del manual de operaciones psicológicas donde todo tipo de acciones de tortura y asesinato se recomendaba con los sandinistas capturados y los planes de asesinato a la dirigencia sandinista entre estos el intento de asesinato al canciller nicaragüense, Padre Miguel D’Escoto Brockmann.
También incluyeron a los terroristas cubano-norteamericanos gusanos reconocidos como Posada Carriles y otros que eran oficiales de la CIA misma que habían participado en operaciones terroristas contra Cuba como la voladura de un avión repleto de deportistas cubanos o el asesinato del Che Guevara. Estos se harían cargo de las operaciones de abastecimiento aéreo y del tráfico de drogas y armas para buscar el financiamiento alterno a la “Contra” cuando el congreso de los EE.UU prohibió la asistencia económica vía las enmiendas Boland.
Nunca ningún país del continente había, ni ha enfrentado una guerra de ese nivel en su lucha contra el imperialismo norteamericano. Después de la guerra de la CIA contra la URSS en Afganistán, la guerra en Nicaragua era el segundo mayor proyecto de la Central de Inteligencia a finales de la Guerra Fría. Nicaragua llegó a ser tan importante, que el jefe de toda la División que atendía al continente entero en la CIA Duane Clarridge se ocupó personalmente de Nicaragua y Centroamérica y creó toda una fuerza de tarea con 500 oficiales de inteligencia en su cuartel general en Langley, Virginia para que atendieran a Nicaragua. El resto de países de todo el continente lo atendería el vice jefe de la División.
La estación de la CIA más grande en todo el continente por alojar el mayor número de oficiales de la CIA estaba en Tegucigalpa y muchos más asesorando en las bases militares contrarrevolucionarias. Desde Guatemala, EL Salvador y Costa Rica la cantidad de oficiales CIA en función de Nicaragua en las embajadas USA también era numeroso. Al final lograron armar a más de 30 mil contrarrevolucionarios y financiar a más de un centenar de organizaciones públicas y privadas en toda la región, que enfilarían su ataque contra Nicaragua.
La Defensa Popular de la Revolución
El mundo volvería a comprobar la firme decisión de lucha y libertad del pueblo nicaragüense heredada del General Benjamín Zeledón, quien luchó contra los marines yaquis hasta morir, de las tropas del General Sandino que victoriosamente expulsaron a la intervención militar USA de nuestro territorio soberano, de los guerrilleros del comandante Carlos Fonseca Amador, que derrocaron a la dictadura somocista instalada por los EE.UU y de los miles de jóvenes cachorros de Sandino que desde 1979 hasta 1990 se levantaron en pie de lucha en defensa de la RPS y la búsqueda de la paz.
Desde su inicio la victoria del pueblo organizado en la defensa del proyecto revolucionario dio sus primeros resultados y la primera víctima de misma política yanqui fue el primer jefe de la CIA en Honduras, encargado de construir el “Proyecto contra” y quien secretamente preparaba la instalación de las futuras bases contrarrevolucionarias en Puerto Lempira. Este fue descubierto y develado en los medios internacionales, obligando a sus jefes en la CIA a ordenarle a no regresar nunca a ese país.
Cabe destacar el papel de Los órganos del pueblo de la Seguridad del Estado dentro del Ministerio del Interior (MINT) bajo la dirección del Cmte. Tomas Borge Martínez, (DGSE) Coronel Lenin Cerna Juárez, Dirección Quinta (DV) Cmte. Luis Guzmán A, Contra Inteligencia Militar (CIM) Omar Halleslevens, Glauko Robelo y la Inteligencia Militar (IM) Julio Ramos, entre otros jefes y oficiales, que jugaron un papel decisivo en cortar los planes de la CIA y las fuerzas y contrarrevolucionarias y hacerles pagar por sus acciones criminales contra nuestro pueblo.
En ocasión del 30 aniversario de los Órganos de Seguridad Sandinista el padre Miguel D´ Escoto Brockman, canciller de la dignidad declaró “Sin los Órganos de Seguridad del Estado, la Revolución no hubiera podido sobrevivir”. Jamás pudieron organizar un frente interno, que junto con la guerra “Contra” y la amenaza de una invasión militar pudieran destruir a la revolución. Cabe subrayar el apoyo internacionalista de servicios amigos extranjeros de Cuba (G-2/DGI), la URSS (PGU del KGB, GRU) y la RDA (Stassi/HVA) entre otros.
Se cortaron los planes de la CIA en abrir un segundo frente militar peligroso desde Costa Rica con la organización contrarrevolucionaria ARDE y que el Cmte. Edén Pastora figurara como el jefe máximo de todo el proyecto “Contra” incluyendo al FDN que habían creado en Honduras. Esta última táctica tenía por objetivo limpiarle la imagen de guardia somocista que tenía la “Contra” para engañar a la comunidad internacional y al movimiento revolucionario internacional sobre la supuesta desviación de los comandantes en la Dirigencia del FSLN de los verdaderos objetivos de la revolución y que los EE.UU como siempre solo apoyaban una nueva causa libertaria genuina para Nicaragua.
Prueba de la eficaz labor de los órganos arriba mencionados, en la segunda mitad de la guerra contrarrevolucionaria el mismo jefe de la División de Operaciones de toda la CIA Claire George y el jefe para Latinoamérica Duane Clarridge junto a varios altos funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional como Oliver North, su jefe John M. Poindexter y funcionarios del Departamento de Estado como el nefasto Elliott Abrams, que continua agrediendo a Venezuela hoy día, terminaron enjuiciados producto del escándalo Irán –Contra con multas arriba de los 100 mil dólares y casa por cárcel. NI ellos mismos se pudieron explicar nunca las verdaderas causas de su debacle.
Bajo el eufemismo del Conflicto de Baja Intensidad, toda una década de guerra de agresión sangrienta imperial de las administraciones Reagan y Bush padre fue dirigida contra el pueblo nicaragüense. Más de 11 mil combates se registraron durante esa década. Una guerra de la cual parecía nunca acabaría para Nicaragua. El costo de la guerra financiada por Washington le costó al pueblo nicaragüense más de 50 mil vidas y un atraso económico total que nos trasladó a la nación más empobrecida del continente solo después de Haití.
Además del frente oculto y el militar, la batalla diplomática de la política exterior del gobierno sandinista desde 1979 fue uno de los frentes más importantes contra la agresión norteamericana. La primer estrategia de la revolución para lograr la paz tuvo como resultado el imposibilitar las intenciones de aislar a la RPS de la comunidad internacional. El bloqueo comercial, financiero, el aislamiento político, el minado de nuestros puestos por comandos de la CIA, las enormes campañas de desinformación y desprestigio contra la revolución no pudieron prevalecer.
La diplomacia sandinista abrió la posibilidad permanente, que diferentes expresiones continentales diplomáticas participaran en la búsqueda de la solución del conflicto en la región como el Grupo de Contadora obligando así a las administraciones yanquis a mantenerse en la negociación, los encuentros en Esquipulas y sus tratados, atándole así los deseos de lanzar la invasión final militar. La razón histórica de la lucha del pueblo nicaragüense y sandinista derrotó estos y otras muchas formas de agresión. El ejemplo más claro fue la sentencia de la Corte Internacional de Justicia en la Haya, que declaró culpable a los EE. UU de implementar una guerra abierta y de desgaste económico contra Nicaragua.
Bajo el liderazgo del FSLN el pueblo pudo enfrentar con sudor, sacrificio, hambre, desvelo, fuego y sangre el ataque de la Casa Blanca. Con la conducción del FSLN pudo desarmar en el campo internacional las intenciones norteamericanas. La comunidad internacional se vistió de rojo y negro sandinista y se prestó a brindar todo su apoyo solidario multiforme en función de la sobrevivencia del proyecto revolucionario y la derrota de la guerra yanqui. Hasta el último día del gobierno sandinista y aun después la comunidad internacional estuvo al lado del pueblo nicaragüense.
La estrategia política de conquistar la paz del gobierno sandinista en función de lograr la paz definitiva basada en la apertura de las pláticas con la “Contra” y su desarme definitivo a través de un proceso electoral transparente derrotó de nuevo la política yanqui y su estrategia militar y paramilitar fue llevada a su más mínima expresión. Lamentablemente la situación coyuntural global de cambio del balance de fuerzas con el proceso del derrumbe del campo socialista y el desgaste de 10 años de cruenta guerra condujo a la derrota electoral en 1990 pero de igual manera se logró la paz.
La guerra descubierta oficializada 1990-2007
Desde 1990 hasta el 2007 la política neoliberal USA se vio reflejada en los tipos de gobiernos que en esos 17 años imperaron en Nicaragua. El desempleo. El hambre y la pobreza se apoderaron del país entero. El Frente Sandinista mantuvo su bandera de lucha a favor de los más empobrecidos y marginados y se convirtió de nuevo en la esperanza del pueblo marginado. Por eso los planes de la política norteamericana para Nicaragua en ese periodo fueron encargados de conducirlos al Departamento de Estado y a la CIA desde su embajada en Managua.
La estrategia era evitar el retorno del FSLN por la vía electoral a cualquier costo. Para esto financiaban a los partidos políticos tradicionales, a los medios de comunicación masiva radial, escrita y televisiva. A través de las agencias norteamericanas para el desarrollo y la democracia como la USAID, NED, NRI, NDI, Freedom House, y otras crearon toda una red de organizaciones no gubernamentales (ONGs) como una red alternativa a disputar el poder político y acceder al poder gubernamental con la pantalla de la llamada “Sociedad Civil”. Basta con leer los cables o la correspondencia diplomática entre la embajada norteamericana y su sede central en el Departamento de Estado develados por Julian Asagne en WikiLeaks para darse cuenta de toda la labor política en contra del FSLN y su retorno y los planes de organización y confabulación con la oposición nicaragüense.
Esas organizaciones recibían un financiamiento oficial anual con el objetivo socavar y arrebatar el poder a toda costa en cualquier momento y de cualquier partido para redirigir de nuevo al país al campo de influencia político-económica de los EE.UU. Esto significa obediencia política internacional y endeudamiento total ante los centros financieros neoliberales. De tal manera, que el único recurso al que el país deba de acudir es a la voluntad de Washington.
De nuevo sus planes fueron destruidos por y los comandos electorales sandinistas integrados por ex oficiales de los órganos del MINT, el Ejército Popular Sandinista (EPS) y los miles de cachorros y jóvenes de la Juventud Sandinista 19 de Julio de la década de los 80. Bajo el firme liderazgo del Comandante Daniel Ortega Saavedra el FSLN regresó triunfante al poder en el 2007 e instaló un Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN) tras haber ganado en una elección en alianza con otros partidos. Pero la respuesta de Washington fue la misma que en 1979 con el triunfo de la Revolución Sandinista.
Los nuevos esquemas encubierta de guerra 2007-2020.
Desde el 2007 hasta el 2018 el tono del accionar agresivo de esta red desestabilizadora de ONGs y Partidos Políticos (PP) de oposición estuvo en función de crear las bases informativas de desprestigio alrededor de las políticas gubernamentales, que incentivaran e incrementaran la oposición popular contra el (GRUN). Han intentado en revivir el “proyecto Contra” en el campesinado; Planearon y organizaron en abril del 2018 el derrocamiento violento del gobierno por medio de un “GOLPE SUAVE” según los manuales de desestabilización a regímenes que se oponen a la voluntad de Washington y que ejecutaron en las mal llamadas “Revoluciones de Color” y “Primavera”.
De igual manera este macabro estratagema fue derrotado por el FSLN. Por su ambición de poder desmedido y el grado de horror y violencia con que pretendieron usurpar el poder del pueblo, fueron de nuevo derrotados por cuatro generaciones de sandinistas que a 41 años de revolución se han fundido en el traspaso generacional de los valores y los ideales revolucionarios una patria digna, soberana y una patria libre.
Hoy como plan inmediato continúan con las intenciones de repetir con mayor crudeza el golpe como plan “A” y como plan “B” a mediano plazo es ganarle al sandinismo en las elecciones del 2021. El Plan “C” de la CIA es en 5 años destruir al partido sandinista y en 10 al sandinismo como corriente de pensamiento imperante en la sociedad nicaragüense. Actualmente todas las ONGs y partidos golpistas continúan recibiendo un fuerte financiamiento abierto y clandestino, creando organizaciones dentro y fuera del país, agrupando a una oposición dividida en retazos y seleccionando al candidato que más le beneficie a la Casa Blanca tal y como lo hicieron para las elecciones de 1990.
41 años de guerra encubierta contra la Nicaragua sandinista es el vivo reflejo de una política de agresión permanente contra los pueblos en nuestro continente. Pero también las victorias del FSLN contra la guerra encubierta USA es prueba de que la Revolución Popular Sandinista es irreversible. La causa de miles y los sueños de millones de nicaragüenses que ofrendaron su vida por la Patria y la revolución no pueden ser borradas por mandato de Washington. Tampoco los millones de sandinistas vivos lo permitirán.
En Nicaragua esa posibilidad se terminó el 19 de julio de 1979. Al conmemorar el heroísmo del General Sandino el 18 de Mayo del 2020, la Cra. Rosario Murillo vicepresidente de la Republica afirmó, en el 125 aniversario de su natalicio que “Glorioso el pueblo nicaragüense, que no sabe vender la patria, que ama a su patria y que vive desde amor con valentía el sentido de libertad y de humanidad de nuestra Nicaragua”….”Somos libres y jamás volveremos a ser esclavos”!
Escrito por: Manuel S. Espinoza J.
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