Escrito por: Orlenys
Este es un documento de desmontaje de matrices, descriptivo y cronológico. El mismo, seguirá siendo actualizado, en la medida que vayan surgiendo nuevas informaciones..
Desde la noche de este lunes 20 de julio, la Residencia Estudiantil ubicada en Plaza Venezuela es nuevamente noticia. Esta vez, debido a la decisión de parte del gobierno nacional, de destinar dicho espacio como alojamiento para los pacientes asintomáticos con COVID-19.
En vista de la desinformación que rodea a dicho recinto los últimos días, es necesario hacer varias consideraciones y aclaratorias, por lo que expreso lo siguiente:
Lo primero que debe dejarse claro es que los estudiantes de la RELG no están siendo echados a la calle. Afirmar que sí, es la matriz que -por supuesto- utiliza el enjambre mediático golpista, al que le excita (y le lucra) cualquier noticia que pueda ser utilizada para atacar al gobierno, así como otros medios y periodistas, que se limitan a repetir sin investigar, para luego, encima, atreverse a dar opiniones desde el desconocimiento. Un asunto, cuando menos, irresponsable. El contexto real lo explico más adelante. También es oportuno precisar que los residentes siguen en el complejo residencial, no lo han desocupado, las gestiones y mediaciones están en proceso.
Otro punto central es que la batalla contra la pandemia es prioridad uno indiscutible, procurando en todo momento, eso sí, proceder idóneamente durante las gestiones necesarias, no solo por cuidado y respeto a los procesos y realidades de las partes, sino porque es una característica esencial del ser revolucionario y marcar la diferencia.
Por otra parte, rechazo el nauseabundo comunicado emitido por la Juventud del partido Acción Democrática Caracas, quienes, en un patético acto oportunista y descarado, no solo mienten, sino que osan atribuirse competencias de las que no son dignos ni serán.
“La historia de nuestras luchas siempre han estado enmarcadas en la reivindicación del pueblo”, dicen, cínicamente, cuando jamás movieron un solo dedo por la Residencia Estudiantil Livia Gouverneur, que es una conquista lograda gracias al movimiento estudiantil revolucionario, especialmente ucevista y ubevista, además de la conciencia y voluntad política de un gobierno que sí puede hablar de reivindicaciones, muy especialmente en materia educativa, el gobierno bolivariano.
Una Residencia Estudiantil, cuyo nombre le hace honor a aquella joven estudiante de psicología en la UCV, ícono de la lucha revolucionaria latinoamericana, asesinada por ellos mismos a traición, en 1.961, en una manifestación durante el gobierno de Rómulo Betancourt.
Ellos, que también fueron parte de los agravios que recibió la residencia el 18 de mayo del 2016. No se nos olvida, cuando grupos violentos de oposición lanzaron piedras, partieron vidrios, amenazaron con incendiar la entrada del edificio y agredieron estudiantes residentes, tributando a la matriz de que se trataba de delincuentes, paramilitares y colectivos armados, como lo hizo el mismo enjambre de medios derechistas, que hoy repiten titulares de falsa indignación. ¿Ahora sí son estudiantes?
Un poquito de historia:
En los años 60, la Universidad Central de Venezuela, contaba con residencias estudiantiles como parte del proyecto de “Ciudad Universitaria” diseñado por el reconocido arquitecto, Carlos Raúl Villanueva. Sin embargo, el 13 de diciembre de 1966, en un escenario de protestas pacíficas en pro de reivindicaciones estudiantiles, la universidad es allanada bajo la excusa de la subversión, violando la autonomía universitaria y los DDHH. El epicentro del accionar de los más de tres mil funcionarios que entraron armados a la UCV, fueron dichas residencias, principalmente la sede “Elías David La Rosa”, llamada por Betancourt (AD) como “Stalingrado”, pues a su juicio “era una guarida de extremistas y subversivos al servicio del comunismo internacional”. Durante la toma, alrededor de 700 estudiantes resultaron heridos.
A este evento, le siguió uno de los sucesos más lamentables registrados en la UCV. El 31 de octubre de 1969, el gobierno de Rafael Caldera interviene la universidad con una acción denominada “Operación Canguro”, comandada por el General Homero Leal, donde representantes de las Fuerzas Armadas, la Policía Metropolitana (PM), la antigua Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) y la entonces Policía Técnica Judicial (PTJ), ingresaron a la casa de estudios.
El resultado de la toma violenta, fue 10 estudiantes muertos y cientos de jóvenes heridos, torturados y desaparecidos. Trayendo como consecuencia, el cierre de la universidad durante dos años y la clausura definitiva de las que habían sido hasta entonces, residencias estudiantiles. Acción que fue considerada por el Secretario General de Acción Democrática para la fecha, Gonzalo Barrios, como un “gran acierto”, pues “restaría estímulos y recursos a la insurrección”.
(Antecedentes Históricos de la propuesta de “Nuevo Reglamento Interno del Complejo Residencial Estudiantil Temporal Livia Gouverneur”, surgida de la discusión colectiva del Reglamento vigente y aprobada de manera unánime en Asamblea General de estudiantes residentes, en marzo de 2016. Investigación y redacción: Orlenys Ortiz).
¿Les suena? Entiendo si no.
Lo mismo va para ciertas organizaciones de la UCV, que también pretenden hacerse de una vocería que no les corresponde, señalando supuestas dictaduras, mientras son incapaces de defender la democratización de su rectorado, avalando el secuestro de su propia casa de estudio.
A esos, la UCV no les pertenece. Históricamente, dicha universidad ha sido sede de las verdaderas luchas estudiantiles y revolucionarias, y por mucho que intenten usurpar esa lucha con sus truculentas acciones, los hitos de esa historia que pretenden robarse, jamás podrán ni borrarlos ni hacerlos suyos.
A propósito del Estado de Emergencia, ninguno de estos oportunistas se ha puesto a disposición del pueblo para contribuir en la gestión de la pandemia. En términos políticos, ha sido el gobierno bolivariano, en unión cívico-militar, acompañado del pueblo organizado en el territorio, más decenas de miles de jóvenes revolucionarios (buena parte organizados a través de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela y el Movimiento Somos Venezuela), quienes han ejecutado una valiosa labor para hacer frente a la pandemia en medio de las críticas condiciones económicas que enfrenta nuestro país, bajo asedio permanente.
Señores oportunistas de oposición, frente a la insolvencia moral para hablar de reivindicaciones estudiantiles y del pueblo, es mejor abstenerse.
Dicho esto, pasemos a los hechos recientes de forma ordenada y cronológica:
¿Se está echando a la calle a los estudiantes de la Residencia Estudiantil?
NO. Según han informado los vocerías oficiales y autoridades universitarias, los estudiantes serían trasladados a los estados desde donde provienen, con el protocolo sanitario necesario, incluyendo la realización de la prueba para COVID-19, salvoconductos, apoyo alimentario (CLAP) al llegar a sus estados y traslado de las pertenencias de los residentes a un sitio común de resguardo. Respecto a eso último, recordemos que se trata de las pertenencias de más de 300 personas, incluyendo no solo indumentaria y utensilios personales, sino también electrodomésticos y demás objetos de valor. Eran 92, los que estaban pernoctando en la residencia hasta antes del anuncio de desocupación, lo que quiere decir que las pertenencias (muchas bajo llave) de alrededor de 200 personas, serían movilizadas en su ausencia.
¿Se les consultó previamente a los residentes sobre la decisión de desocupación temporal?
No.
¿Se les debió consultar?
Sí. Por consideración, respeto y en pro de garantizar un procedimiento ordenado y sin contrariedades.
La Residencia Estudiantil tiene una dinámica de organización interna, digna de mención por su carácter democrático. El recinto consta de 9 pisos, en cada piso, las y los residentes eligen un vocero que los representa en una instancia conjunta de decisión llamada “Consejo Consultivo”, donde participan los 9 voceros más un representante del Instituto Municipal para la Juventud de Caracas (adscrito a la Alcaldía de Caracas), coordinador de la RELG, y algún otro representante de la alcaldía, según corresponda, porque es la Alcaldía del Municipio Bolivariano Libertador, quien asume la gestión de la RELG. Dicha organización representa un canal que debe ser considerado para la toma de cualquier decisión sobre la residencia.
La gran pregunta: ¿Porqué la Residencial Estudiantil?
Actualmente, la RELG tiene capacidad para 400 personas. Es aparentemente lógico pensar que, si es un espacio propiedad del Estado, cuya población residente en su mayoría no está pernoctando allí, salvo 92 estudiantes, y que ahora las clases son a distancia vía Internet, entonces puede ser tomado como centro de aislamiento. Pero es necesario conocer y analizar dos importantes elementos al respecto, antes de tomar decisiones:
1. ¿Cuál es la situación de los residentes, su postura como colectivo y sus propuestas?
Son varias las razones expuestas por los residentes para insistir en su permanencia en la RELG, a pesar de la cuarentena y la suspensión de clases presenciales:
- La mayoría de los estudiantes también se encuentran en Caracas trabajando y representan un aporte económico vital para sus familias en el interior del país.
- La mayoría de los estudiantes provienen de sectores rurales, donde las condiciones de los servicios básicos son críticas, y el servicio de Internet es muy precario o inexistente, por lo que trasladarse a sus estados de origen, se convierte en un problema que no solo complica la situación de sus familiares, sino que impide la continuidad de los estudios a distancia. Condiciones con las que, aún con importantes deficiencias, sí cuentan en la RELG.
- Algunos ni siquiera tienen dónde ir, de momento.
Y en especial, la preocupación unánime de conservar no solo su adjudicación en la Residencia Estudiantil, sino fundamentalmente, la existencia de la Residencia Estudiantil Livia Gouverneur como proyecto.
Preocupación fundada por los lamentables antecedentes de reiterados compromisos incumplidos de parte de las instituciones. Entre tantos, especialmente uno: la utilización en calidad de préstamo, de los espacios de la residencia destinados a proyectos socio-productivos (ubicados en la planta baja del edificio), para la venta de juguetes en navidad. La comunidad estudiantil cedió el espacio a los entes a cargo de las jugueterías navideñas, y meses después no solo no recibieron devuelta los espacios, sino que fueron cedidos al capital privado, que instaló locales de cafetería, paletería, entre otros, en tiempo récord. Particularmente la paletería, por cierto, se ha mantenido abierta sin importar si la cuarentena es flexible o radical.
He allí el temor de fondo de los estudiantes residentes, ex residentes y poder popular.
Sin embargo, los estudiantes no tienen una postura intransigente sobre la desocupación temporal del edificio. Al contrario, han mostrado estar dispuestos a acatar la medida. Pero rechazan, con toda razón, la forma sorpresiva, atropellada y apresurada, con la que fueron abordados.
Por dicho temor, si se concreta la medida, solicitan se les garantice por escrito, la posibilidad de regresar en calidad de residentes, y, obviamente, la continuidad del proyecto.
Inclusive ofrecieron en un principio, colaborar con el préstamo de los más de 200 colchones disponibles en la RELG, debido a la ausencia del resto de los residentes, quienes se encuentran cumpliendo la cuarentena con sus familias porque sí contaban con las condiciones para hacerlo.
Y aún más importante, manifestaron su disposición a colaborar como voluntarios en los centros de aislamiento para pacientes asintomáticos. Un ofrecimiento que merece reconocimiento y denota conciencia solidaria.
Es ineludible la necesidad de cuestionar por qué se opta tan pronto por un espacio habitado, aun quedando muchas opciones inhabitadas en la ciudad. En lo particular, considero clave el factor tiempo. Es decir, si bien la Residencia Estudiantil fue contemplada dentro del centenar de espacios destinados en Caracas como centros de aislamiento de pacientes asintomáticos, tal vez podía ser este, de los últimos lugares a tomar, debido a la desocupación que ameritaba, cuestión que otorgaba el tiempo suficiente de articulación para proceder sin inconvenientes.
2. ¿La RELG está en condiciones de recibir 400 pacientes de COVID-19 o de cualquier otra enfermedad?
Como está ahora mismo, no es recomendable. Si se concreta la desocupación temporal como medida, tratándose de un tema de salud pública, es indispensable atender las principales necesidades infraestructurales que presenta el edificio, antes de ocuparlo para esto.
Durante años, la Residencia Estudiantil ha presentado graves problemas con el sistema de bombeo de agua, a tal punto, que se ha requerido establecer un horario de encendido de la bomba (solo funciona una y son dos) por un tiempo finito (una hora en la mañana, otra al mediodía y otra en la noche) para poder garantizar su funcionamiento, ya que no se cuenta con un mantenimiento fijo que preserve su buen estado, si permanece encendida ininterrumpidamente. Cuando no está encendida la bomba, los residentes se dirigen al tanque de la Planta Baja para cargar el agua que necesiten.
Además de eso, la residencia presenta múltiples dificultades de filtración, grifería de baños y cocinas, y, aún más preocupante, una potente proliferación de vectores (mosquitos), que implican una problemática mayor al ser un factor de riesgo para contraer Dengue. Esto último, derivado de un sótano con pésimas condiciones, que se inunda con frecuencia, razón por la que una jornada de fumigación no sería suficiente.
Si se logra resolver dicha situación, sería doble ganancia, porque se contaría con un espacio en óptimas condiciones no solo para la atención de pacientes con COVID-19 en esta coyuntura, sino para la vida digna de los estudiantes en la residencia, una vez superada la emergencia sanitaria.
Cronología de los acontecimientos a partir del anuncio:
Día 1. ¿Cómo fueron informados los residentes?
Fue el día lunes 20 de julio, que las y los residentes, a través de sus voceros, fueron informados sobre la sorpresiva decisión de desocupar temporalmente la residencia para habilitarla como centro de aislamiento de los pacientes asintomáticos con COVID-19, en vista de la creciente cifra de contagios registrada en el Distrito Capital, la última semana (casi 800 casos en seis días, sumando casi 2.200 hasta la fecha, solo en Caracas). Ese día, comunicaron a los residentes que pernoctan en la RELG durante la cuarentena, que debían abandonar el recinto en un plazo de 3 días, garantizándoles el traslado a sus respectivos estados. Situación que generó una lógica reacción de impacto en los residentes. Rápidamente se convocó una Asamblea General (máxima instancia de toma de decisiones de la RELG), que contó con la presencia de voceros oficiales y autoridades universitarias, a cargo de la medida.
Aunque se dijo desde el principio que se trataba de una “decisión tomada” por orden presidencial, dichos representantes de la parte encargada de la desocupación del espacio, según informan los residentes, no presentaron ningún documento escrito que reflejara la decisión ni el plan para ejecutar la medida con todo lo que ello implica. Todo se dio verbalmente.
En dicha asamblea, se mencionó la toma de más de 100 espacios en Caracas, para habilitarlos también como centros de aislamiento, incluyendo el estacionamiento del Poliedro de Caracas (aunque no se especificó cuáles eran los demás en su totalidad), ya que los hoteles dispuestos para tal fin, están a tope.
Es importante dejar claro que no todos los hoteles de Caracas están dispuestos para la gestión de la pandemia. En marzo, cuando comenzaba la emergencia, la Comisión Presidencial para el Control y Prevención del COVID-19, informó contar con 4.000 camas disponibles en hoteles a nivel nacional. Actualmente, esos hoteles están copados, pero quedan cientos de hoteles privados, que no están sumados a la batalla contra la pandemia.
Tengamos claro que el punto de aislar a los pacientes asintomáticos fuera de los centros de salud destinados para la gestión de la pandemia (CDI, red hospitalaria y red privada de salud), es despejar estos espacios para recibir pacientes que sí presenten síntomas u otras complicaciones, y así prevenir la saturación del sistema sanitario frente al incremento de casos positivos.
En horas de la noche, la vocera del Consejo Comunal “La Mano de Dios”, ubicado en la parroquia El Recreo (siempre vinculado a la Residencia Estudiantil, en función de la política de Punto y Círculo), hizo acto de presencia en la RELG y firmó junto a los residentes, un acta donde se manifiesta el rechazo conjunto a la desocupación temporal de forma sorpresiva, impositiva y apresurada. Así mismo, informó la existencia de múltiples espacios que pueden ser tomados para la gestión de la pandemia y que están plenamente identificados por el Consejo Comunal. Propuesta de la que se apropiaron los estudiantes para presentarla en la mediación con la vocería oficial y las autoridades universitarias.
Día 2. ¿Cómo continuó la situación en la RELG el martes 21 de julio?
Acompañando la falsa matriz de “desalojo de los estudiantes a la calle”, se publicó un vídeo en redes sociales, donde se muestra una importante agitación en la entrada del edificio, hecho suscitado alrededor de las 2pm, que fue tergiversado y utilizado para alimentar la falsa matriz.
¿A qué se debió la agitación?
Según los residentes presentes en el momento, se trató de un “forcejeo” entre varios residentes y dos funcionarios (una asistente y un escolta) que acompañaban la vocería oficial. Dichos funcionarios estaban procediendo a instalar un nuevo candado en la entrada de la RELG, sin consentimiento de los estudiantes. Por esto el impasse entre las partes. Rato después, una vez lograda la disposición al diálogo, se convocó una reunión que duró varias horas, en la que estuve presente, que tuvo lugar en el piso 9 de la residencia.
El candado colocado por los funcionarios en cuestión, fue retirado por ellos mismos, una vez avanzada la reunión, y el control de la entrada y salida del edificio, continuó sin problema en manos de los residentes.
Durante la reunión, una de las afirmaciones centrales en las que insistía la vocería oficial presente, era la de anteponer el Derecho a la Vida por encima del Derecho a la Educación. Hay ciertos debates sobre la anteposición de un derecho sobre otro e incluso fórmulas matemáticas para medir este tipo de conflictos, pero en Venezuela, el derecho a la vida es prioridad, constitucionalmente.
En la situación actual, se le está dando privilegio al derecho a la vida, lo cual es perfectamente comprensible. El derecho a la educación, debe ser garantizado, en su calidad de prestacional, pero el derecho a la vida es una obligación y está primero. El tema de la salud, que es un derecho en sí mismo, ante una enfermedad letal, toca el derecho a la vida, que es casi absoluto.
Eso está claro para todas y todos.
En otro sentido, se hizo referencia al mensaje plasmado en la pancarta gigante de 20 metros, desplegada en la fachada sur de la residencia, como medida de pronunciamiento, tomada por los estudiantes residentes, que rechazaban la desocupación sin consulta y apresurada.
Dicho mensaje decía:
“#NoAlDesalojoEstudiantil. Seguimos luchando. Ayúdennos a seguir. No renunciaremos a nuestras luchas. Respetemos el legado de Chávez”.
El manejo mediático que se le dio inicialmente a la situación de parte de los residentes, puede considerarse errático o incorrecto, pero debemos decir, que tiene su origen en cómo fue abordada la situación de parte de quienes anunciaron la medida de desocupación.
Una decisión tomada sin previa consulta con los residentes, informada de manera repentina y atropellada, es una imposición a todas luces. Una decisión comprensible, el tema de la desocupación temporal, sí, dado el contexto de Emergencia Nacional y la condición de solidaridad que caracteriza a la juventud venezolana, pero impuesta.
Durante la reunión, los estudiantes expusieron sus realidades, sus argumentos, su postura y sus propuestas. En ese sentido, destaco nuevamente, la disposición de los estudiantes a colaborar con la atención a los pacientes en otros centros de aislamiento para asintomáticos.
¿Por qué se manejó la situación bajo los términos de “desalojo”?
Pues básicamente porque ese fue el término utilizado por la vocería oficial y las autoridades universitarias, cuando hicieron acto de presencia en la residencia en el primer momento.
Así mismo, tuvo lugar un hecho violatorio del Reglamento Interno de la RELG: haber permitido el ingreso de escoltas armados, en actitud intimidante. Una cuestión que no debe repetirse, y que, según entiendo, la vocería oficial aceptó y corrigió los días siguientes.
Finalmente, al concluir la muy extensa reunión, los residentes solicitaron ser visitados por algún representante de la Comisión Presidencial para el Control y Prevención del COVID-19, para tratar el caso, en vista, según afirmaron, del mal manejo interlocutor que tuvieron los principales actores que asumieron la gestión de la medida.
Punto destacado: Esa misma noche, después de la reunión, fue ejecutada una jornada de despistaje donde se realizaron 92 pruebas rápidas para la detección de COVID-19, 88 de ellas a estudiantes residentes y 4 al equipo del Instituto Municipal para la Juventud de Caracas (IMJC), en la que su presidente, Edward Varela (a cargo de la jornada de despistaje), junto a otros 6 residentes, resultaron positivos, repito, en la prueba rápida. Información notificada por el propio Varela vía Twitter, así como en la cuenta Twitter del IMJC. Afortunadamente, contaron con la realización casi inmediata de la prueba PCR, de la que aún se esperan los resultados definitivos.
Recordemos, las pruebas rápidas que resultan positivas, pueden ser descartadas con la PCR, que es la prueba molecular y definitiva. Esperemos sea el caso de las compañeras y compañeros en cuestión.
Los 7 casos se encuentran aislados de forma preventiva fuera de la RELG, desde esa misma noche, cumpliendo con el protocolo sanitario correspondiente.
El resto de los residentes (4) que no se realizó la prueba esa noche, ya se había retirado del recinto voluntariamente y por sus propios medios, en vista de la inminente desocupación temporal.
Día 3. 22 de julio.
Fue un día más tranquilo, en el que siguieron las mediaciones, pero también se publicaron algunas informaciones erradas.
Por un lado, se dijo en redes sociales, que los residentes no habían permitido el ingreso de personal para ejecutar una jornada de desinfección, lo cual es completamente falso. Los estudiantes residentes, que tenían el control de la entrada al edificio, recibieron al equipo de desinfección de Protección Civil, quienes llegaron en compañía del Coordinador de la RELG (representante del IMJC), pero solo se le permitió la entrada al recinto al equipo de desinfección, quienes ejecutaron la jornada en las áreas comunes, como solicitaron.
Los residentes tienen instalado un protocolo de desinfección en la entrada del edificio, gestionado por ellos mismos, el cual permitió atender ordenadamente, a un grupo de residentes que no estaban en el grupo de 92, pero que se encontraban adyacentes a la capital y decidieron ir a la RELG a retirar sus pertenencias en vista de las circunstancias.
Otra información falsa, que considero importante desmentir, es la que publicaron diciendo que el presidente del IMJC, Edward Varela, “había violado su cuarentena preventiva para intentar ingresar a la residencia, poniendo en riesgo a los estudiantes”. Hago un llamado a la comunidad estudiantil de la RELG a cuidar no hacerse eco de desinformaciones.
Varela se encuentra en aislamiento preventivo y de eso pueden dar fe también, los otros 6 residentes que están en las mismas condiciones.
Punto destacado: en horas de la tarde (4:05pm), los residentes emitieron un comunicado donde exhortan a las autoridades a mantener la RELG en cuarentena, mientras se obtienen los resultados definitivos sobre los casos de los compañeros cuya prueba rápida dio positivo la noche anterior y que luego de ese proceso, les sea repetida la prueba al resto de los residentes que resultaron negativos para COVID-19.
Así mismo, expresaron su apoyo y reconocimiento a las medidas tomadas por el gobierno nacional frente a la pandemia, y solicitan al presidente Nicolás Maduro, o en su defecto, a la Comisión Presidencial para el Control y Prevención del COVID-19, pronunciarse sobre el caso de la Residencia Estudiantil, así como una reunión con alguna representación de dicha comisión para el tratamiento del tema.
Al cierre del día, ocurrió otro hecho a destacar: la gestión coordinada entre varios residentes y el viceministro de Educación Universitaria presente, para la disposición de un camión Encava y así movilizar las pertenencias de un grupo de 10 residentes que solicitaron apoyo para ejecutar la mudanza, con el objetivo de asegurar sus pertenencias en caso de concretarse la desocupación temporal del edificio.
Día 4. 23 de julio.
Continúan las mediaciones entre los residentes, la vocería oficial y las autoridades universitarias.
Se sigue a la espera de los resultados de las pruebas PCR.
Consideraciones finales:
Si bien la Residencia Estudiantil no es una adjudicación de la Gran Misión Vivienda Venezuela y funciona como una vivienda temporal (durante al menos 5 años para el desarrollo de una carrera universitaria), su definición no se reduce al simple hecho de ofrecer un lugar de pernocta.
La RELG representa un hogar, si se quiere, transferible. Implica la adaptación a un hábitat, un proceso muy enriquecedor de convivencia y crecimiento, un lugar donde se cultiva el sentido de pertenencia no como una forma de propiedad, sino para apreciarlo y defenderlo. Un espacio donde cada residente presenta condiciones diversas, que no se limitan al simple hecho de estudiar, sino también de trabajar para sostenerse, porque, aunque la Residencia Estudiantil es gratuita, ser residente no implica una beca y tampoco disponer de un comedor.
Partiendo de esta lógica, y, fundamentalmente, de los principios revolucionarios y nuestra conciencia de clase, es nuestro deber insistir en la defensa del proyecto, así como también velar por el bienestar socioeconómico y psicoemocional de los estudiantes que hacen vida en el recinto.
En ese sentido, el desequilibrio y la despolitización, deben ser elementos que debemos abordar y combatir, porque si no, ya sabemos quiénes lo aprovechan con mentiras, manipulaciones y dosis de fascismo.
¿Por qué digo esto?
Primero porque siempre debemos repetirlo, y segundo porque esto, evidentemente, no fue considerado al momento de abordar el tema de la desocupación temporal de la Residencia.
No se trata de reproches, sino de identificar cómo estamos accionando y hacerlo con honestidad. Es preciso reflexionar en pro de un aprendizaje transformador para procurar no reincidir en los errores cometidos.
Si el propio presidente Nicolás Maduro ha tenido la entereza y la templanza de reconocer un error y rectificar decisiones, públicamente, en plena pandemia, ¿Qué le impide a la militancia hacerlo también? No solo es válido el reconocimiento del error y la rectificación, sino honorable. El detalle es que, para corregir un error, es necesario admitirlo, y, muchas veces, cuatro paredes no bastan para eso.
Las potencialidades del caso en cuestión son extraordinarias.
Por ejemplo, ¿Qué tal si pasamos la GMVV a otro nivel? Podríamos vincular la RELG e incluso nuevos proyectos de residencias estudiantiles a dicha Misión, y que entonces, una vez graduados los estudiantes, su estadía en la residencia les facilite optar por una vivienda digna. Sería otra reivindicación sin precedentes, muy a tono con el desafío que representa para la Revolución y el gobierno bolivariano, fortalecer el espectro de oportunidades para la juventud venezolana, aún en medio del asedio y las dificultades económicas.
No debe temerse al cuestionamiento con fundamento, respeto y reconocimiento del otro, sino a la posibilidad de perder de vista por momentos, cuál es la lucha de fondo que estamos dando.
Un elemento clave en todo esto, es el talante político que se debe tener para no permitir que, en nuestro país, con un gobierno revolucionario al frente, se dé lugar a la utilización de la pandemia, que ha enlutado a más de 100 familias venezolanas, para resolver diatribas políticas de formas antiéticas.
No solamente se trata del COVID-19, donde todo esfuerzo para garantizar el derecho a la vida, es vital. Se trata de sostener esta batalla con una mano y con la otra también preservar nuestros principios revolucionarios, que es algo inclaudicable. ¿Difícil? Sí, pero eso nos enseñó Chávez.
Asumo la responsabilidad de cada palabra dicha en este escrito.
¡Adelante, pueblo heroico! ¡Adelante, amigo presidente!
Seguimos en batalla.
Orlenys OV.
Comunicadora
Ex residente del Complejo Residencial Estudiantil Livia Gouverneur.
Fuente: https://telegra.ph/
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