Hace 41 años, un grupo de jóvenes pasaban por Batahola, donde fueron emboscados y cruelmente asesinados por una de las dictaduras más grandes que ha tenido Latinoamérica.
El 15 de junio de 1979, se decidió realizar el repliegue táctico hacia San Judas. En este punto se reunirían los combatientes populares y población de: Monseñor Lezcano, Santa Ana, Acahualinca, Linda Vista, Altagracia y Las Brisas.
De las trincheras de Monseñor Lezcano salieron dos columnas de pobladores y guerrilleros urbanos insurreccionados. Cerca de mil revolucionarios combatientes se desplazaron hacia su destino, San Judas. La primera columna logró llegar con éxito hasta el punto de encuentro. La segunda columna quedó rezagada y recibió ráfagas de dos direcciones, justamente en el cruce de Batahola.
La guardia nacional (GN) ya tenía conocimiento de la estrategia del FSLN. La GN se ubicó en los Talleres de la Policía Nacional con dos metralletas, una de 30 y una de 50, dando lugar a la masacre de 180 nicaragüenses. La segunda dirección de ráfagas provino de la Embajada Yanqui. Esta balacera duró unos quince minutos.
“Los héroes sandinistas fueron acribillados por el aparato represor somocista y por el imperio intervencionista del norte. Los héroes sandinistas fueron acribillados por la EEBI (Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería), fuerza militar que obedecía órdenes de Anastacio Somoza Portocarrero (alias el Chigüín)”.
Conmemoramos este día recordando la masacre realizada por los esbirros de la guardia somocista que de manera infame atacó y masacró a nuestros jóvenes cuando nos preparábamos para el repliegue hacia San Judas. La gesta de nuestros jóvenes es reflejada hoy e irradia en todos nuestros derechos, el derecho a la salud, a la educación, el derecho a la vivienda digna, el derecho de nuestros adultos mayores a tener una asistencia y atención integral, el derecho a nuestra niñez y nuestros jóvenes a sonreír cuando reciben su merienda escolar, ahí se irradia el espíritu de nuestros jóvenes héroes y heroínas de Batahola.
Nosotros que estamos vivos tenemos la obligación de no defraudar a los/as compañeros/as que ofrendaron sus vidas por un futuro mejor en nuestro país. Estamos obligados a defender cada victoria, cada espacio construido por la revolución. Estamos obligados a seguir transformando el país en un país donde los niños y niñas puedan jugar con tranquilidad, con seguridad.
Esa sangre no cayó en vano. Esa sangre hizo un parto en la tierra y generó una semilla. Esa semilla se convirtió en más escuelas para niños, en más salud gratuita, en más educación, en más parques infantiles, en más calles para el pueblo.
¡Honor y Gloria a los Héroes y Mártires de Batahola!
Recopilado por Germán Van de Velde