Compartimos con nuestros lectores la Carta escrita por el General Augusto C. Sandino a José Hilario Chavarría el 12 de mayo de 1931, titulada «Nuestra guerra, es guerra de libertadores». A continuación se presenta el texto:
Cuartel General del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, mayo 12 de 1931.
Sr. José Hilario Chavarría
Los Llanos de Jinotega.
Estimado Señor:
Fue en nuestro poder su muy atenta nota del 27 de abril próximo pasado, con la que se sirve remitirme un traje de montar. Gracias señor Chavarría.
Antes de dar contestación a su nota, tuve que preguntar a los hombres que me rodean, de que si le conocían a Ud.
Me hablaron de que es Ud. una persona inofensiva, pero que de filiación Conservadora.
Este título de conservador en personas humildes y del pueblo, me produce tristeza; porque estoy seguro de que en realidad no existen Conservadores de derecho en Nicaragua, y a este respecto tendré el especial gusto de darle a Ud. una lección en esta nota.
Nuestros pueblos, por la ignorancia, han sido tan evileciados que ni Liberales ni Conservadores saben lo que discuten, al extremo que hay muchos Liberales de nombre que son más Conservadores de hecho, que los que dicen que son Conservadores.
De cualquier manera, a Nicaragua, cuando la conquista, nunca vino ningún noble perteneciente a las familias privilegiadas de la Europa, por lo que siempre hemos pertenecido a la clase común, y en ese caso, antes que solamente Liberales, somos más bien Comunistas.
Todas estas explicaciones son lo bastante para comprender que entre nosotros nunca ha existido Conservadores y que lo único que existe en nuestro pueblo es mucha ignorancia. Nuestra ignorancia ha sido siempre explotada por los pícaros, quienes han vivido de la sangre del pueblo.
Nuestra guerra, es guerra de Libertadores, para matar la guerra de los opresores.
La guerra fue creada por los mismos sacerdotes, quienes quisieron entonces, como ahora, proteger intereses dados por el pueblo mismo.
Por eso mismo Ud. verá que en estos momentos el Clero está aliado con los Banqueros yanquis, y que por eso han venido muchos canónigos y otras clases de porquerías a las Segovias, predicando mansedumbre en los humildes segovianos para que acepten la humillación de los Banqueros yanquis.
Tenga Ud. presente que dentro de los mismos soldados yanquis vienen multitudes de ignorantes empujados como a máquinas de los dirigentes de la tal Casa Blanca. Pero que en realidad no es Casa Blanca, que por fuera están blancos y bonitos, pero por dentro están podridos y fétidos.
También tenga Ud. presente la sencilla frase aquélla de Dios hablará por los Segovianos.
Esa misma palabra, aunque se dijo con sarcasmo, sin embargo hubieron muchos seres humanos sencillos que lo creyeron así, y por esto en realidad nuestro ejército ha sido inspirado por la misma Justicia Divina.
No importa de que yo sea nacido en el interior de este País, pero eso fue para que yo mismo pudiera tener el conocimiento de todas partes, y de que no me hicieran el desfavor de considerarme Localista.
Ahora bien, señor Chavarría: creo que es bastante las explicaciones que en esta nota le he dado, para que nos ayude en ese sentido con algotros equivocados como ha estado Ud.
En lo que se refiere a Ud., a la cuestión de contribuciones impuestas por el Gral. Altamirano, creo que es bueno de que si Ud. puede proporcionarla la proporcione, pero que a más no poder, dígale Ud. al general Altamirano que ya la envió Ud. a este Cuartel General y que solamente está esperando el recibo firmado por esta Jefatura Suprema de nuestro Ejército.
A vuelta de correo Ud. me dirá de que si necesita el recibo por la cantidad que se le ha impuesto, aun cuando no remita Ud. a este Cuartel General ni un solo centavo.
No tengo otra manera de poderle salvar a la puntería que, con razón, le han puesto nuestra gente, pues le consideran a Ud. un Conservador de los que afligieron en otras veces a nuestro pueblo nicaragüense.
Sinceramente,
Patria y Libertad
A. C. Sandino
(firma y sello)
Fuente: Augusto C. Sandino. «El Pensamiento vivo Augusto C. Sandino. Tomo 2». Editorial nueva nicaragua, colección pensamiento vivo. pp. 174 – 176.
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