Compartimos un artículo de Rosalía Bohorquez, titulado «El orgullo de ser Pueblo es llenarse de Pueblo». A continuación se presenta el texto original:
La lucha de poderes es una dinámica que, por siglos, nos ha llevado a conocer lo más ruin del ser humano, en tiempos contemporáneos la lucha misma nos ha generado diferentes aristas, no todo es blanco y negro, sin embargo, en estos tiempos de lucha de clases, como lo fue en su momento la rebelión de los esclavos a la dominación de la conquista europea, la resistencia de nuestros indígenas ante la corona, ha sido una lucha de los oprimidos versus los opresores.
¿Pero qué pasa cuando los oprimidos llegan a convertirse en opresores y terminan siendo una réplica de lo que odiaron?
Al final lo que deseaban siempre el statu quo al que no podían acceder, al final terminan siendo producto de un sistema que les obliga desde su condición a rebasar al que se le ponga por delante de sus objetivos individuales.
Cuando realmente se vive una transformación, surge del colectivo, del espíritu propio de que hacer las cosas para todos, de construir desde el sentido de pertenencia, entonces bien decir que hay que “llenarse de pueblo”, termina siendo una alegoría que te aparte del colectivo, y te ubica desde afuera y no desde adentro, incluirse en el somos pueblo, debe ser el primer imperativo para concebir la construcción de las igualdades desde las diferencias de cada individuo que integra el todo.
Más que llenarse de pueblo es ser pueblo y padecer sus derrotas, y celebrar sus victorias, es reconocerse desde el entorno y su objetivo es vivir la realidad que acongoja a las mayorías, disfrutarse de las alegrías que lleva la simpleza de la vida misma.
El orgullo de ser pueblo se sienta en el sentimiento puro de verte en las caras de los niños que llegan con sus mochilas a las escuelas, con la tranquilidad de no ser expulsados, por no haber pagado la cuota de 20 córdobas, también es verse en la angustia del niño que por situaciones ajenas aún está en un semáforo, ser pueblo es caminar las calles y saberte negro, mestizo, blanco, mizkitu.
En un sentido amplio de identidad ancestral, marcada por la historia de todo lo que somos, sacudirse de la burocracia propia de la burguesía que te estratifica y te ubica aprovechándose muchas veces desde tu egoísmo, desde tu ambición, desde tu individualismo y es que ese contexto propio de la interacción de poderes y subordinados es aprovechado por quienes no se sienten compaginados con la mayoría humilde y sencilla, y más que un discurso la acción de ser y pertenecer es viviendo con la mente en el cielo, pero los pies en la tierra porque no hay que llenarse de pueblo, hay que ser pueblo.
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