Compartimos un artículo de Carlos Fonseca Terán, titulado «Nicaragua victoriosa frente al Covid-19». A continuación se presenta el texto orignal:
El Gobierno de Nicaragua, desde mucho antes de que entrara el coronavirus a nuestro país, está tomando una gran cantidad de medidas para enfrentar la pandemia, y el resultado hasta hoy es: 9 casos confirmados (3 activos, 5 recuperados y 1 fallecido), y ninguno de ellos por contagio local, sino importados.
Entre las medidas tomadas por Nicaragua no está la cuarentena, y por eso se nos acusa de no tomar medida alguna. Si así fuera, o si hubiéramos tomado medidas inadecuadas, los resultados serían distintos. Las medidas de precaución orientadas a través de medios de comunicación y brigadas de salud están siendo asumidas de forma organizada, a nivel individual, familiar y comunitario. Las autoridades del Ministerio de Salud brindan un informe diario; la vocera de nuestro Gobierno, Vicepresidenta Rosario Murillo, se mantiene en comunicación permanente con la ciudadanía a través de los medios de comunicación del Poder Ciudadano y por otras vías; y nuestras autoridades actúan bajo la conducción certera de nuestro experimentado Presidente, Comandante Daniel Ortega Saavedra.
¿Qué se nos pide entonces?
Cuarentena con un nivel incipiente de contagio, que no sólo es innecesaria, sino también altamente perjudicial para nuestra economía popular, que está integrada por la micro y pequeña empresa familiar, cooperativa, comunitaria y asociativa, y el trabajo por cuenta propia; economía popular que en Nicaragua aporta más del 50% del Producto Interno Bruto y constituye la base de nuestro modelo económico protagónico, gracias al cual hemos reducido la pobreza y la desigualdad social como casi ningún otro país del continente desde 2007.
Pero si de la cuarentena dependiera enfrentar con éxito la pandemia, tendríamos que instaurarla, como lo han hecho con justificada razón otros países con un mayor nivel de contagio y condiciones distintas a las nuestras; sin embargo en nuestro caso no es viable y esperamos que no llegue a ser necesaria.
Y así como hay países donde la cuarentena se justifica, hay otros como El Salvador, donde al igual que en nuestro caso, no es adecuada, pues ahí se aplicó desde antes del primer contagio y actualmente hay 149 casos (118 activos, 25 recuperados y 6 fallecidos), el país está endeudado, la economía destruida y la hambruna toca tenebrosamente a sus puertas. ¿Eso quisieran que nos pasara a nosotros? Lo sentimos mucho señores, pero no nos da la gana. Algunos nos tratan de amedrentar hasta con el apocalipsis. No funciona eso con nosotros; apocalíptico sería que hiciéramos lo que ellos quieren.
Los grandes medios de comunicación del mundo, en lugar de descalificarnos, deberían preguntarse por qué este pequeño país olvidado, víctima del saqueo imperialista, desastres naturales, epidemias y guerras, con medidas sanitarias distintas a otros países, ha logrado frenar la actual pandemia que asola al planeta. Pues resulta que Nicaragua es uno de los pocos países del mundo en que la salud no está privatizada (lo estuvo, pero dejó de estarlo desde que regresó el sandinismo al gobierno en 2007). Resulta también que en Nicaragua hay un proceso revolucionario desde 1979, interrumpido en 1990 por diecisiete años de neoliberalismo, y que tiene ya trece años de estar nuevamente en marcha. Y gracias a ese proceso revolucionario, somos un pueblo organizado y consciente, protagonista de la gestión pública y gubernamental, que cuenta con una vanguardia política revolucionaria integrada por él mismo y que está presente en cada metro cuadrado del territorio nacional. Es por eso que nos damos el lujo de organizar brigadas de activistas voluntarios que tomando las precauciones de rigor, visitan casa por casa a todos los habitantes del país para orientar medidas, controlar e informar de posibles casos de contagio, lo cual hace además de manera sistemática y permanente el pueblo a través de sus estructuras organizadas como expresión de nuestro modelo de Poder Ciudadano ejercido políticamente desde las familias y comunidades, así como por las expresiones sociales organizadas del pueblo, surgidas de la Revolución, y ejercido económicamente desde su condición de clase trabajadora al frente de las clases populares y en alianza con todos los sectores interesados en hacer avanzar el país a través del protagonismo popular, la participación social y el consenso nacional.
A Nicaragua le va bien porque no sigue el guión. Acúsennos de lo que quieran. Nuestros resultados hablan por sí solos. Y seguiremos haciendo las cosas en correspondencia con NUESTRA REALIDAD y con NUESTROS MÉTODOS, tomando también en cuenta la experiencia de otros (positivas y negativas). Nuestras medidas a tomar estarán siempre en correspondencia con lo que demande la realidad, sin responder al antojo de quienes siempre han oprimido y explotado a nuestro pueblo, ni al de quienes han saqueado a nuestro país por siglos. Así que hágannos un favor, señores, ocúpense de sus propios países desbordados por el virus, varios de ellos países super desarrollados como Estados Unidos y los países europeos, pero con sistemas de salud que son un desastre por obra y gracia del neoliberalismo.
En eso deberían pensar.
Esta pandemia que tiene a sus países de rodillas debería haberlos hecho un poco más humildes y en vez de estar echándonos lodo a los que estamos haciendo las cosas bien, deberían buscar en qué podrían seguir nuestro ejemplo para que les vaya mejor. En todo caso, estamos a sus órdenes para ayudar.
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