Compartimos con nuestros/as letores/as un artículo de Renan Guevara Serrano, Magíster en Relaciones Internacionales, titulado: «Nicaragua: La democracia ficticia de la coalición nacional«. A continuación se presenta el texto:
La Coalición Nacional se ha presentado como un movimiento que puede, a interpretaciones de ellos mismos y sus seguidores, vencer en las urnas electorales al Frente Sandinista. El enfoque de este artículo no es predecir el futuro, sino, conciliar una imagen de una realidad en la que la Coalición Nacional logra su objetivo de “democratizar Nicaragua”. El presente artículo de opinión tiene como argumento que con la Coalición Nacional en el poder, Nicaragua viviría una democracia ficticia.
La Coalición Nacional es un movimiento que su estrategia no va más allá del discurso tradicional de libertad y democracia importado de los Estados Unidos. No hay un proyecto, no hay un plan de desarrollo nacional; los temas urgentes como pobreza, desigualdad, acceso a educación y salud, desnutrición infantil, apoyo a las medianas y pequeñas empresas, el medio ambiente, entre otras variables de urgencia no han tenido un espacio en la agenda de prioridades de la Coalición Nacional. Dado el hecho que no cuentan con un proyecto de desarrollo, es necesario llevar la examinación hacia el origen de su respaldo financieros y de su protector, Estados Unidos.
En el contexto del panorama mundial de seguridad nacional, cada agencia del gobierno de los Estados Unidos persigue el objetivo máximo de garantizar la seguridad interna. Bajo sus marcos interpretativos, para lograrlo, es necesario asegurar la alineación de los países con la filosofía estadounidense. Las actividades que realizan los organismos especializados estadounidenses incluyen la generación de hábitos de cooperación y enfoque de estrategias comunes con el propósito de consolidar la hegemonía de Estados Unidos a largo plazo. Las agencias gubernamentales como USAID llevan a cabo proyectos con la portada de promover la democracia y la estabilidad de los países, pero el objetivo de crear es someter a países a que compartan la filosofía estadounidense.
La filosofía estadounidense no tiene un núcleo de características definidas, sin embargo, no sería la primera vez que un gobierno después de ganar elecciones se arrodille y se someta a las órdenes de Estados Unidos. En 1990, Estados Unidos gastó casi $ 50 millones para adaptar a la candidata presidencial Violeta Chamorro de la Unidad Nacional Opositora (UNO), específicamente para las elecciones y como alternativa al FSLN. En esas elecciones ganadas por Violeta Chamorro, Noam Chomsky comentó que el pueblo nicaragüense votaba «con un arma en la cabeza», ya que el ex presidente Bush informó al pueblo nicaragüense que, si se optaba por no votar por Violeta Chamorro como su presidente, la guerra y el embargo económico continuarán. Cuando el partido opositor UNO ganó las elecciones, el congreso de los Estados Unidos obligó al gobierno de Violeta Chamorro a implementar reformas económicas, caso contrario los Fondos de Apoyo Económico para 1990-1991 iban a ser retenidos. Esto fue el comienzo de lo que muchos han llamada la época neoliberal en Nicaragua (1990-2006).
Esta época se vio caracterizada por «la transición autoritaria» en el sentido de la dominación oligárquica que subyace en ella. Esta imposición de la democracia burguesa se llevó a cabo sobre la base de la exclusión, la miseria, la condicionalidad de las Organizaciones Financieras Internacionales y el autoritarismo interno de los sectores dominantes. Esto permitió el retorno de los intereses y el intervencionismo de los Estados Unidos en Nicaragua que.
Desde principios de la década de 1990, los neoliberales lanzaron una ofensiva contra el sector público en todas sus formas. Se las arreglaron para erosionar la educación, absorbieron los recursos públicos en salud, privatizaron los servicios financieros, también la industria del cemento, la telefonía, así como otros servicios y patrimonios públicos a través de la figura de las concesiones. Dieciséis años de políticas económicas basadas en la fe ciega en la privatización de los recursos estatales, la reducción del gasto público y la desregulación en general; crearon una sensación de olvido y omisión para las personas que viven en comunidades más necesitadas.
Cerca de nuestra realidad, las amenazas de Donald Trump desde el 2018 se asemejan a las del ex presidente Bush y el fin para justificar los medios tampoco ha variado en grandes magnitudes. El neoliberalismo a este punto del artículo se entiende como un pilar en la filosofía estadounidense, el cual no solo es una ideología, sino ya una cultura que pretende condicionar a países en vías de desarrollo a sus propios intereses y presentarse como explicación científica de desarrollo, lo cual no sostiene ningún análisis teórico, ni empírico. Dentro de las características del neoliberalismo se encuentra la exacerbación del egoísmo, la supremacía del capital sobre el ser humano, supremacía del mercado sobre la sociedad. Nadie puede negar en el siglo 21 la inexistencia e importancia del mercado, pero es inmoral que sociedades de mercado conviertan la vida de las personas en una mercancía más a favor de la acumulación de capital de las grandes transnacionales y el ciudadano empobrecido y necesitado explotado al margen de los beneficios.
Un aspecto indispensable que se debe sumar en el análisis son los medios de comunicación como poder fáctico. Los medios internacionales y los medios de la oposición que comen en la misma mesa con los promotores de la ideología estadounidense, han satanizado a todos los presidentes que han querido cambiar la realidad de una América Latina, no pobre sino empobrecida, a través de campañas mediáticas y desinformativas. En Nicaragua los medios opositores se quejan que en Nicaragua no hay libertad de prensa, sin embargo, los insultos hacia el gobierno y las manipulaciones de noticias son herramientas de uso diario.
Los medios de comunicación que apoyan a la Coalición Nacional se colocan a sí mismo por arriba del bien y el mal. El diario La Prensa y Confidencial (ambos fundado por fondos que provienen del congreso de los Estados Unidos), por ejemplo, de los mayores opositores al gobierno mantienen un gigantesco doble estándar. Su misión no es publicar la opinión pública, sino imponer un estado de opinión, atentando a la fe pública e incitar a la violencia e incertidumbre en la población, pero contentando a sus amistades. Como ha dicho el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa “se creen propietarios de la opinión pública… No, ustedes son propietarios de la opinión publicada”. ¿Será una sociedad libre y democrática cuando el derecho fundamental a la información está en mano de negocios privados con fines de lucros o dependen de intereses extranjeros?
Un hecho muy importante que habla muy por sí solo de la Coalición Nacional que se necesita mencionar son sus intenciones de crear un marco donde su supuesta intención es la democratización, sin embargo, lo que no lograron en las urnas, lo intentaron por la fuerza. La Coalición Nacional con muy mala fe y malas intenciones intentaron a través de la violencia, detener el crecimiento, el desarrollo, violar el sistema de seguridad y crear caos que asustó al turismo, la inversión extranjera, provocaron la fuga de capitales y la pérdida de empleos, con el único objetivo de cambiar al presidente Ortega. Como dijo Michael Healy, “es un costo que los nicaragüenses vamos a tener que pagar”. Es decir, no importaba matar al caballo con tal de derribar al jinete, a menos que la democracia signifique llegar a poder por medio de la violencia este hecho es ¡claramente una involución a la democracia!
Absolutamente a la Coalición Nacional no le importa la democracia, tampoco es terrible que los niños sufran de desnutrición, tampoco que no todos los nicaragüenses tengamos igualdad de oportunidades o que los campesinos no puedan tener accesos a créditos por mencionar algunos ejemplos. Lo único terrible es que haya un presidente que gobierne para las mayorías como Daniel Ortega y no uno que gobierne en funciones de las élites. Lo único aterrador es el desarrollo de proyectos de gobierno como el Plan de Desarrollo Humano que priorice la necesidad del ser humano y no del capital financiero, donde manda el pueblo y no el mercado ni las fuerzas que lo regulan, donde el humano no es un instrumento para satisfacer la codicia de los grandes capitales.
Habiendo explorado que Estados Unidos en materia de su seguridad nacional apoya con las intenciones de alinear países a su filosofía, habiendo ya tenido una experiencia con las mismas variables, sabiendo los favorecimientos del neoliberalismo y también del uso del poder mediático, el resultado es:
una victoria de La Coalición Nacional resultaría no solo en un deterioro de la infraestructura física sino sobre todo en un agravamiento de la distribución del ingreso nacional y la capacidad de las familias para acceder a bienes y servicios básicos. Los gastos del Estado de una forma u otra serán utilizados para favorecer a las élites a acumular más capital, lo que disminuirá en gran medida la cantidad de educación, salud, electrificación, agua potable, carreteras y créditos a los nicaragüenses. Un escenario de injusticia, miseria, desigualdad y pobreza,
Si la Coalición Nacional gana las elecciones será una democracia ficticia; se vivirá una concentración del poder en una élite divorciada de la ciudadanía; los medios de comunicación monopolizaran la información no pública, sino la publicada; dominación de intereses extranjeros sobre nuestra soberanía y ausencia de cualquier proyecto cultural.
José Martí decía:
“Los que pelean por la ambición, por hacer esclavos a otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otros pueblos sus tierras, no son héroes, sino criminales”
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