Compartimos con nuestros lectores un artículo de Jeremy Cerna, publicado en Tortilla con Sal, titulado «Rubén Darío – Anticolonialista y Antiimperialista». A continuación se muestra el contenido del escrito:
El modernismo es, en sí mismo, una renovación estética del lenguaje, con su rebeldía cosmopolita y con su fuerte corriente anticolonialista y antiimperialista.
La literatura Dariana es en esencia política, su texto y contexto son armas emancipatorias para denunciar las arbitrariedades de las clases dominantes.
En 1892 Rubén Darío visita España para conmemorar los cuatrocientos años de la conquista de América. Darío no pasa desapercibido puesto que causa sensación al leer su poema “A Colón”, a continuación un fragmento de dicho poema:
¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,
tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
la perla de tus sueños, es una histérica
de convulsivos nervios y frente pálida.
Un desastroso espíritu posee tu tierra:
donde la tribu unida blandió sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.
Al ídolo de piedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora
en los campos fraternos sangre y ceniza.
El lenguaje directo elegido por Darío en conjunto con las metáforas esculpen el retrato de la avaricia, la ignominia y la maldad con que se forjó la conquista. Este poema es una obra magistral de realidad inequívoca, una denuncia anticolonialista en todo su esplendor.
El antiimperialismo de Darío es expuesto, por ejemplo, en la “Oda a Roosevelt” y en el ensayo “El triunfo de Calibán”. El compañero Ramón Campos de Cuaderno Sandinista hace una descripción acertada del origen del ensayo y presenta un extracto de este, mencionando que Darío lo escribe en 1898 “motivado por la intervención imperialista en Cuba, que impidió el triunfo de los patriotas cubanos (mambises) y humilló militar y políticamente al decadente imperio Español”.
No, no puedo, no quiero estar de parte de esos búfalos de dientes de plata. Son enemigos míos, son aborrecedores de la sangre latina, son los Bárbaros. Así se estremece hoy todo noble corazón, así protesta hoy todo noble corazón, así protesta hoy todo digno hombre que algo conserve de la leche de la loba.
[…]
Pero hay quienes digan: “¿no ven ustedes que son los más fuertes? ¿No sabe usted que por ley fatal hemos de perecer tragados o aplastados por el coloso? Si, ¿cómo no voy a ver el monte que forma el lomo del mamut? Pero antes Darwin y Spencer no voy a poner la cabeza sobre la piedra para que me aplaste el cráneo la gran Bestia.
[…]
Behemot es gigantesco; pero no he de sacrificarme por mi propia voluntad bajo sus patas, y si mi logra atrapar, al menos mi lengua ha de concluir de dar su maldición última, con el último aliento de vida…
[…]
Si bien es cierto la genialidad de Rubén Darío le permitió ser reconocido como el padre del modernismo, pero también es conocida su humildad y reconocimiento ante otros autores de igual envergadura literaria y pragmatismo existencial como el caso del revolucionario cubano José Martí, a quien Darío calificaría de tener grandes valores patrióticos y revolucionarios, así como el alto valor moral y estético.
Darío es el reflejo de nuestro sentir ancestral y de nuestro mestizaje forzoso. Darío está reflejado en cada acto heroico de nuestro General Sandino, venciendo al invasor imperialista, de Rigoberto López Pérez, ajusticiando al tirano. Darío está presente en la literatura insurreccional de Leonel Rugama, Arlen Siu, etc. Rubén Darío es presencia vitalicia en la Revolución Popular Sandinista, en la revolución latinoamericana y caribeña, es poesía en acción. La vigencia de Darío es el arte de luchar y vivir en paz y libertad.
Fuente: http://www.tortillaconsal.com
Foto de Portada: César Pérez (Consejo de Comunicación)
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