Compartimos un artículo de Marcio Vargas Arana, titulado: «El Cine Militante y un poco de mi historia». A continuación se presenta el texto original:
Me molesto cuando algunas personas preguntan, cuando hablan de Películas ¿Es cine o es Documental?, cuando es lo mismo, sólo que el Cine de Ficción utiliza actores y el Documental personajes reales, pero los dos géneros cuentan una historia al igual que la literatura o el teatro.
El Documental es un género Cinematográfico, ciertas veces veo en la televisión nacional muchos reportajes que les dicen Documentales, cierto que algunos trabajos periodísticos se acercan a la delgada línea de clasificarlo como arte, pasa muy poco, desgraciadamente. El Documental es una Película y aunque utiliza elementos periodísticos como la «entrevista» se diferencia por ser atemporal y tener lirísmo con elementos artísticos, pero al igual que la ficción cuenta una historia, tiene Plan de Producción, Personajes, Drama, Comedia, trabajo de fotografía, guión técnico etc.
Cuando estudiaba, a principios del siglo en Cuba, para ser Director de Cine, mi sueño era ser realizador de obras de ficción como la mayoría de mis compañeros de clase deseaban. Para mí esto pronto iba a cambiar.
La primera vez que cursé la materia «Historia del Documental» me enamoré de este género a primera vista. Me maravillé al ver el primero de la historia del séptimo arte: Nanuk, el esquimal de 1922 que narra la vida de un esquimal de Alaska, para la mayor parte del mundo estos singulares personajes eran desconocidos hasta que se estrenó el fime.
Como examen final de la clase de documental era hacer uno y yo pedí un permiso a mi escuela para hacerlo en mi país sobre el Sistema Sandinista de Televisión, era mi primero y lo titulé «Aquellos años», fue hecho con los mínimos recursos, por este trabajo de clases me di cuenta que traía el documental en la sangre, fue selección oficial del festival «Voces contra el silencio» de México y transmitido muchas veces en un nuevo canal en esa época llamado Telesur.
No puedo describir lo que se siente cuando ves por primera vez a un espectador llorar con tu trabajo, pasó en mi primer Documental. La mayoría de mis trabajos se hacen sin presupuesto, sin ganar nada, pero con el orgullo de cumplir a mi militancia con mi arte.
Mucha gente me difama, algunos me insultan en las redes sociales o en la calle con epítetos como «Cineasta de los Ortega Murillo», honor que me hacen, cada amenaza, cada insulto me da más entusiasmo para seguir batallando tanto en las redes, como en mi programa de tele, como en mis documentales. Después de estrenar y llevar Guerra Contra El Pueblo a toda Nicaragua y fuera, entendí la importancia del audiovisual para relatar la verdad de lo acontecido en el intento fallido de Golpe de Estado. Es un privilegio histórico que se me haya permitido hacer ese trabajo, que quede como un documento histórico del esos tres meses de sangre, dolor, destrucción y gloria. Porque No Pudieron Ni Podrán con el sandinismo jamás.
La mayoría de mis trabajos como «6%», realizado en los tiempos en que a muchos les daba pena decir que eran sandinistas, lo trabajamos -con mi hermano Carlos- por varios años con una cámara junto a las piedras , convencidos de que en algo contribuíamos con una lucha justa. Asimismo, realicé trabajos en Cuba defendiendo esa hermosa Revolución , cuando yo era un alumno que pagaba mis estudios, es decir nunca fui becado, con orgullo aporté a la Patria de Martí y aprendí lo más que pude de ella, lo hacía por defensa al país más justo que he conocido.
Regreso a mis tiempos de estudiante en mi adorada Cuba, mi profesora de Documental había sido alumna de Santiago Álvarez, el cubano considerado el «Padre del documental Latinoaméricano» que hizo filmes clásicos como «Now», un clásico de seis minutos donde se describe de una forma estética única, la represión hacia los negros en Estados Unidos.
Álvarez fue un hombre que filmó en Vietnam bajo los bombardeos del imperialismo a ese valiente pueblo y le dio al género Documental el discurso de nuestros pueblos, lo convirtió en una nueva forma de lucha revolucionaria.
Años después vendrían otros compañeros que seguían este novedoso estilo de Cine, como los argentinos Octavio Getino y Fernando Solanas quienes hicieron en 1968 un filme de 268 minutos llamado «La hora de los hornos», una obra de arte dividida en tres partes: «Neocolonialismo y violencia»; «Acto para la liberación», dividido a su vez en dos grandes momentos «Crónica del peronismo (1945-1955)» y «Crónica de la resistencia (1955-1966)»; «Violencia y liberación». Muchos de ellos fueron mis profesores y tuve la gran fortuna de conocerlos.
No se puede dejar de mencionar a Patricio Guzmán que realizó «La batalla de Chile» una cinta que explica paso a paso el golpe de estado que derrocó al Presidente Salvador Allende en 1973 en Chile. Guzmán tuvo que sacar de su país clandestinamente los rollos de 35 milímetros que narraban uno de los acontecimientos más terribles de la historia de la Patria Grande. En esos tiempos se decía que «tu cámara era tu arma» y en toda la región nacieron muchos realizadores que pasaron a la historia como Humberto Ríos,Julio García Espinoza, Alfredo Guevara,Tomás Gutierrez Alea, Miguel Littin, el mismo que hizo la película «Alsino y el Cóndor» en Nicaragua que fue nominada al Oscar, grandes como Fernando Birri, cuyo trabajo es visto como el génesis del «Nuevo Cine Latinoaméricano» que generaría -a los años- el prestigioso Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoaméricano de la Habana, donde por cierto en su primera edición muchos de los ganadores fueron Documentales nicas del recién nacido INCINE.
El sueño de esa generación de Cineastas se concreta en la fundanción en 1988 de la Escuela Internacional de Cine Y Televisión de Cuba en un pequeño pueblo llamado San Antonio de los Baños. Concebida para ser la primera Escuela de Cine del mundo donde podrían estudiar personas de escasos recursos del continente, recordemos que este arte es en su mayoría aprendida por élites de económicas. Esta gran Academia fue inaugrada por el Comandante Fidel Castro y el escritor Gabriel García Márquez. Es considerada hasta la fecha de las mejores Escuelas de Cine del planeta. Se constituye en una «experiencia del espíritu» para cualquier cineasta conocer la EICTV, donde te encontrás con un escrito de Francis Ford Copola de su puño y letra que dice en español «El arte nunca duerme». Varias veces el Director de «El Padrino» ha visitado la escuela, al igual que Steven Spielberg, Robert Redford, George Lucas, Steven Soderberg Mat Dillon, Benicio del Toro, entre otros artistas de los más famosos del mundo.
Tenía que relatar un poco de esta historia para llegar a Nicaragua, donde en 1979 nace INCINE (Instituto Nicaragüense de Cine) que durante un poco más de una década produjo Ficciones, Documentales, Noticieros de cine y muchas obras que obtuvieron reconocimientos en todo el mundo.
Un hecho curioso, pero que tiene explicación, es que con todos los recursos para hacer Cine en Nicaragua se destacó el Documental sobre todos los otros géneros. Era el principio de la Revolución Sandinista, Nicaragua estaba en los ojos del mundo y creo que por esa historia de gloria, sangre y libertad, por ser el sueño cumplido de la izquierda mundial, el Documental se desarrolló en un escenario único. Cineastas nuestros como Frank Pineda, Ramiro Lacayo, María José Álvarez, Fernando Somarriba, Mariano Marín, Rafael Vargarruiz, Rossana Lacayo, entre otros, realizaron documentales como los famosos Noticieros Incine, que eran sin duda influenciados por el Noticiero ICAIC de Cuba, hasta alguna de las bandas sonoras son del gran músico cubano Leo Brouwer.
Muchos de estos trabajos se pueden ver como cine de «Propaganda», lógico en los ochenta donde una Revolución triunfante fue atacada por los yanquis, en un estado de guerra era necesario la batalla por todos los frentes, incluyendo el Cine. Alguna gente piensa que en INCINE se respondía a órdenes, pero según conversaciones que tuve con alguno de los fundadores del Cine nacional e investigaciones posteriores, el Instituto de Cine tenía mucha independencia a pesar de vivir una guerra cruel, financiada por el imperialismo Yanqui.
En la primera etapa de la Revolución se privilegió la producción nacional cinematográica. Se hicieron malas películas y obras maestras, los artistas tuvieron la suerte de trabajar junto a grandes cineastas del mundo y la formación en esta materia se hizo de forma gratuita. Yo envidio, en buena forma, a esa afortunada generación, ya que en mi caso, mis padres tuvieron que pagar con mucho sacrificio mi educación en el cine como la mayoría de locos que estamos en este negocio lleno de sorpresas e incertidumbre. El que nos mata cada día, sin embargo como decía un gran genio del séptimo arte «Cuando uno hace Cine sufre mucho desde antes, durante y después del rodaje. Cuando tu peli se proyecta en la pantalla, todo lo malo se olvida».
Quisiera referirme a los Noticieros Incine como una muestra de este tiempo, puedo nombrar dos ejemplos: el Noticiero 2, dirigido por Frank Pineda y Ramiro Lacayo que es un lindo documental donde se hace un recorrido por los últimos días de la guerra de liberación contra la dictadura Somocista y los primeros meses de la Revolución. En esta cinta se demuestra que la «Propaganda» también puede ser una obra de arte, Pineda y Lacayo son en mi opinión los mejores realizadores de los tiempos de INCINE, espero no molestar a muchos maestros, es lo que pienso.
El segundo ejemplo es el Noticiero de la Alfabetización dirigido por María José Alvarez y Ramiro Lacayo, una joya del cine nacional que narra con una estética casi perfecta la gesta que muchos dicen es la más bella en la historia de Nicaragua. Me maravilla cómo este filme -dividido en dos partes- logra tocar los sentimientos del espectador, una fotografía en blanco y negro muy bien hecha y una narrativa preciosa.
No puedo dejar de mencionar al fundador de la Cinemateca de Nicaragua el Cineasta y escritor Rafael Vargarruiz que a mi parecer sus películas ya sean Documentales o ficción tienen un estética cinematográfica de las mejores de esos años.
Pero regresemos al «Cine comprometido» que nació junto al boom literario de los sesentas y continuó entre dictaduras, guerras, Revoluciones por décadas, en los noventa, en la crisis de las ideologías, en el climax del neoliberalismo no bajó la producción de documentales que los defino como «Militantes» en el continente, pero en Nicaragua al cerrar INCINE, la mayoría de los Realizadores hicieron Productoras de «Documentales Institucionales», anuncios, videoclips, muchas aún existen y los propietarios de algunas son Cineastas nicas de trayectoria. Se acabó de filmar en 35mm y entró la era del video, cientos de trabajadores de la que se perfilaba como la única industria cinematográfica de Centroamérica pasaron al desempleo, muchos, a buscarse la vida en diversos oficios, otros se pasaron al marketing y una parte de ellos les daba miedo realizar algo que medio oliera a Sandinismo.
Un escritor Estadounidense expresó sobre los últimos días de INCINE -en los 90- , entre casos lamentables, cómo se usaban documentos históricos como papel higiénico o decenas de cámaras nuevas que desaparecieron misteriosamente.
¿Que pasó con los Cineastas Revolucionarios en Nicaragua?
Simplemente no era rentable o algunos cambiaron de ideología. Otros, antes del nuevo triunfo electoral del sandinismo en el 2006 atacaban al Frente y a su dirigencia que les dio la oportunidad de ser Cineastas en el segundo país más pobre de América, viajar, estudiar becados, aprender de los grandes del cine; pero bueno no tiene caso ya analizar el oportunismo ni la miseria humana.
En Venezuela se están haciendo muchos documentales militantes de calidad como «Puente llaguno, claves de una masacre» del joven Director Ángel Palacios, un trabajo sobre el breve golpe de Estado en Venezuela y la participación de la dictadura mediática. Es un filme de calidad de la nueva generación de documentalistas que siguen la obra de Santiago Álvarez, pero en un nuevo contexto. Así mismo en Argentina, tenemos a Tristán Bauer, un gran documentalista y hoy flamante Ministro de Cultura del nuevo gobierno de Alberto Fernández.
En Nicaragua el cine comprometido regresó en el Intento de Golpe, no sólo con Guerra Contra El Pueblo, esa serie documental de Juventud Presidente llamada «180 grados» constituye en hito en las nuevas producciones del Cine Militante en nuestro país. Lo mejor es que lo realizaron jóvenes que están dando la pauta para esta generación para que siga, para que la cámara se convierta nuevamente en arma para aniquilar las noticias falsas, las matrices de opinión de los grandes medios manejados por el imperialismo y sobretodo documentar para la historia.
Por otro lado la Cinemateca de Nicaragua se ha convertido en una institución completa, profesional y comprometida con el cine nacional e internacional. En su cuarenta aniversario se perfila como lo mejor que le ha pasado al Cine Nacional en las últimas tres décadas. Bastó con escuchar las palabras de la compañera Idania Castillo y Aaron Peralta (Co-Directores) el mes pasado, cuando el ahora ente autónomo se llena de proyectos, de convenios, de nuevos realizadores, de un Centro de Enseñanza Cinematográfica, de Festivales, de llevar el cine a todos los rincones del país, de hacer cine en un país pobre. Todo esto hubiera sido imposible sin el apoyo incondicional del Comandante Daniel y la Compañera Rosario. Nos tenemos que llenar de orgullo de cada uno de los hermanos que trabajan día por el Cine en nuestra Cinemateca Nacional.
Regreso en el tiempo a recordar momentos agradables , hoy quiero compartir algo muy especial con ustedes:
Me acuerdo cuando defendí mi tésis en el 2005 en La Habana: el Documental «El Cine Soy Yo», jamás voy a olvidar a mi tutor Eduardo de la Torre, un maestro muy querido quien fue casi toda su vida Documentalista de Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y filmó en 7 guerras. Un Cubano que también fue alumno del gran Santiago Álvarez, publico algo de sus palabras que escribió en un papel que después me regaló y que guardo con mucho cariño: «Marcio ha demostrado ser un Documentalista que defiende las ideas Revolucionarias del Che, de Fidel, de Sandino con un compromiso real con el Documental para librar grandes batallas en favor un mundo más justo»
Ese día lloré de felicidad y me prometí ser consecuente con ese discurso. Lo intento siempre, se los juro.
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