.La primera Conferencia Tricontinental de los pueblos de África, Asia y América Latina, desarrollada en La Habana, capital de Cuba, entre el 3 y el 14 de enero de 1966, reunió a figuras de innegable talla política que se dieron cita para estrechar lazos entre las fuerzas revolucionarias del mundo.
Durante 12 días, 512 delegados de 82 países, entre los que destacaron el chileno Salvador Allende; el guatemalteco Luis Augusto Turcios Lima; el guyanés Cheddy Jagan; el venezolano Pedro Medina Silva; el uruguayo Rodney Arismendi y Amílcar Cabral, de Guinea Bissau y Cabo Verde, alzaron sus voces a favor de las causas justas.
Asimismo, jefes de Estado que no pudieron acudir al evento como el entonces presidente vietnamita Ho Chi Minh; el líder de la RPD de Corea, Kim Il Sung; el egipcio Gamal Abdel Nasser; el argelino Houari Boumedienne y el tanzano Julius Nyerere, entre otros, enviaron sus mensajes.
Entre los objetivos que motivaron la realización de la Conferencia Tricontinental estaban alcanzar la liberación, la independencia y la soberanía nacional de los pueblos, frente al imperialismo, contra el apartheid, el colonialismo, el neocolonialismo, flagelos que de los que aún el mundo no ha logrado desprenderse por completo.
Asimismo, el acontecimiento que el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, calificó como una “gran fiesta de solidaridad internacional”, tendió puentes entre las divisiones entre los movimientos y gobiernos anticoloniales de África y Asia y los de América Latina.
Igualmente, uniendo las experiencias del Movimiento de Países No Alienados y de las luchas de liberación nacional y socialista en el Sur global, abrió las puertas del continente latinoamericano al pueblo palestino, pues una representación considerable de representantes de diferentes facciones de la Organización para la Liberación de Palestina participó en la reunión.
Durante el evento también devinieron temas centrales el papel del imperialismo en la cultura, y las relaciones con las organizaciones de masas y se llevaron a cabo sesiones dedicadas a temas económicos, políticos y culturales cuyo impacto resonó más allá del evento.
Uno de los principales resultado del encuentro fue la creación de la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina (Ospaaal), a la que durante más de 50 años guiaron las metas de unir, coordinar e impulsar la lucha de los pueblos de los tres continentes contra el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo.
Sin embargo, la idea de fundar un organismo tricontinental no era un fin en sí mismo, sino un instrumento político para consolidar un frente ante la violencia de los Estados Unidos y sus aliados en Indochina, además de fortalecer a los movimientos de liberación nacional.
La Ospaaal, cuyas funciones recesaron en 2019, brindó un apoyo firme y solidario a los países recién liberados del colonialismo así como a los que serían posteriormente independizados y defendió el derecho de cada pueblo, una vez conquistada su soberanía, a decidir el gobierno, la ley y el sistema político, económico y social que lo regiría, sin interferencias foráneas.
Además, estimuló la cooperación efectiva y oportuna entre las naciones para asegurar sus aspiraciones a la paz, el desarrollo y la prosperidad social y promovió la defensa del patrimonio y la identidad cultural, el acceso a la información y a la educación.
Por otra parte, se trazó la reafirmación de una auténtica agenda de paz, desarme y coexistencia pacífica para todos, además del apoyo irrestricto a lograr y defender la liberación nacional, mediante una solidaridad transnacional activa, que superara limitaciones burocráticas.
Sus valores resultaron un fuerte contraste respecto a la propaganda desinformativa y la penetración ideológica y cultural colonialista e imperialista. Con el objetivo de difundir la visión del mundo de los países integrantes y desmentir las campañas que buscaban tergiversar la lucha de los pueblos, dividir movimientos y distorsionar las causas de las revoluciones, se fundaron el boletín y la revista Tricontinental.
En ese medio de prensa, el comandante Ernesto Guevara, el Che, escribió su Mensaje a los pueblos del mundo, en el que llamó a “crear dos, tres… Muchos Vietnam” y manifestó sus ideas de unidad para enfrentar toda forma de dominación y colonialismo, al asegurar que “es la hora de atemperar nuestras discrepancias y ponerlo todo al servicio de la lucha”.
De acuerdo con los intelectuales Rafael Hernández (Cuba) y Jennifer Ruth Hosek (Alemania), la magnitud real de este encuentro solo se aprecia como parte de un arduo proceso de construcción de alianzas políticas.
Ellos sentencian:
“Ocurrió realmente un ejercicio de concertación diplomática entre fuerzas antihegemónicas y progresistas provenientes de la mayoría de las regiones del mundo, estatales y no estatales, legales y armadas, ateas y creyentes, socialistas, comunistas e independentistas, en cuyo centro se debatía la cuestión de la liberación nacional, tema que desbordaba la insurgencia o la guerra de guerrillas”.
Fuente: https://www.telesurtv.net/
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