Creemos conveniente partir de la concepción que tiene Sandino del imperialismo y de la dominación imperialista en general y en Nicaragua en particular.
Sandino en el «Plan para la realización del supremo sueño de Bolivar», caracteriza al imperialismo en los siguientes términos:
«el capitalismo norteamericano ha llegado a la última etapa de su desarrollo, transformándose como consecuencia en imperialismo y ya no atiende de teorías de derecho y de justicia…»
Por otro lado, Sandino plantea:
«a nadie se oculta que los Estados Unidos de Norteamérica han llegado al máximo de su desarrollo, por lo que no respetan el derecho ajeno…»
En otra carta Sandino afirma:
«Estábamos igualmente compenetrados de que el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica no abandonaría jamás sus impulsos para, atropellando la soberanía centroamericana, poder realizar sus ambiciosos proyectos en esa porción de nuestra América, proyectos de los que en gran parte depende el mantenimiento futuro del poderío norteamericano, aunque para ello tenga que pasar destruyendo una civilización y sacrificando innumerables vidas humanas».
En estos planteamientos Sandino observa una comprensión de la esencia del imperialismo que va más allá del señalamiento de sus manifestaciones concretas, es decir, de las invasiones, saqueos, asesinatos que el imperialismo comete y que abarca su esencia económica y las consecuencias políticas agresivas y expansionistas de su existencia. Es decir que Sandino ve que el desarrollo económico que han alcanzado los Estados Unidos lo han convertido en imperialismo y han hecho de él una potencia que basa su poderío en la explotación y opresión de otros países y como consecuencia de esto no puede atender a teorías de derecho, ni de respeto a la soberanía e integridad de los pueblos, sino que por el contrario, buscará tener cada vez mayor número de países bajo su dominio.
Ahora bien, para implantarse este dominio imperialista, Sandino plantea que en el caso de Nicaragua, éste ha tenido el apoyo de la oligarquía libero-conservadora, quien se había convertido en intermediaria y defensora de los intereses yanquis en Nicaragua. El imperialismo como premio a dicha actitud velaba para que una u otra fracción se mantuviera en el poder según conveniencia. En este sentido Sandino plantea:
«Quienes ascienden a la Presidencia apoyados por los magnates del Wall Street, defienden los intereses de los banqueros Norteamérica».
«Nuestro movimiento de Unión Centroamericana quedaría desligado de los elementos burgueses, quienes en todos los tiempos nos han querido obligar a que aceptemos las humillaciones del yanqui, por resultarle más favorable a sus intereses de burgueses».
Todas estas consideraciones llevan a Sandino a la conclusión de que el imperialismo es nuestro enemigo principal y que por tanto la primera contradicción que hay que resolver es la del pueblo nicaragüense-imperialismo noteramericano, por tanto Sandino, expone que la gesta antimperialisa debe ser la primera etapa en la lucha por la liberación nacional, y que esto no es posible invertirlo como en un momento determinado el movimiento revolucionario latinoamericano pretendió.
En tal sentido es bien importante remarcar que en Sandino había una correcta comprensión de lo que era el desarrollo social de la sociedad nicaragüense, y, por lo tanto, de las etapas que debían cumplirse en la lucha. Lo primero era liberar al pueblo nicaragüense de la guerra imperialista y lo segundo organizar a los obreros y campesinos en grandes cooperativas. Tal comprensión revela una coherencia, una armonía en ese pensamiento antimperialista de Sandino, un carácter marcadamente definido de clase.
Referencia:
«Sandino enfrenta al Imperialismo». Instituto de Estudios del Sandinismo. Editado por el Departamento de Agitación y Propaganda del Sandinismo. Managua, Nicaragua, Julio 1984. «A 50 años… Sandino Vive». pp. 34 – 36.
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