El Ché Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monge
mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers)
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza
desapareciera con el viento
En vista de lo cual no le ha quedado al Ché otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.
Roque Dalton sobre el Che
Combatiendo por la libertad de la América Latina ha muerto nuestro comandante Ernesto Guevara.
Ha sido la noticia que más nos ha golpeado el corazón en los últimos años, que más ha herido nuestros pensamientos; para nosotros, el comandante Guevara era la encarnación de lo más puro y lo más hermoso que existe en el seno de esa actividad grandiosa que nos impone nuestra época: la lucha por la liberación de la humanidad; la profunda lección moral y política de su vida y de su muerte forma desde ahora parte inapreciable del patrimonio revolucionario de todos los pueblos del mundo. Y así su desaparición física es un hecho irreparable para el cual no debemos escatimar lágrimas de hombres y revolucionarios; la actitud fundamental a que nos obliga su actual inmortalidad histórica es la de hacernos verdaderamente dignos de su ejemplar sacrificio.
Ser dignos de la vida y de la muerte del gran combatiente revolucionario, comandante Ernesto Guevara. Ésta es la consigna que debe unir a los revolucionarios
Análisis del poema, por Susana Marín
Estamos ante una oración hacia la figura del Che Guevara. El poeta dignifica la figura del Che y la compara con la de Cristo. Se nos dice como fue apresado, asesinado, un enfrentamiento con los militares bolivianos. Para el poeta, estos fueron los traidores judíos que entregaron a Cristo, al Che, a los romanos.
El Che fue traicionado y no se le dio la oportunidad de defenderse. Lo asesinaron y todos se lavaron las manos. Para el poeta fue un acto premeditado de los americanos para terminar con su vida. Como a Cristo, se le mostró al pueblo, muerto, inerte y como mensaje, aviso, para otros países y grupos que quisieran rebelarse.
En la penúltima estrofa se nos habla del Che como referente político, pero también como un ser humano, enfermo de asma. El hecho de asesinarlo, hacerlo desaparecer, humillarlo a través de la exhibición de su cadáver, consiguió el efecto contrario: lo convirtieron en mártir y, como Cristo, resucitó, fue un referente de la revolución que, poco a poco fue llegando para quedarse.
Este poema es un homenaje a la figura política del Che, es una oración por su persona y también una declaración de intenciones. El poeta nos habla de su muerte, de su humillación a través de su cadáver y de cómo lo que se quiso conseguir con esto no sirvió para nada, no sirvió para los fines que pretendía Estados Unidos.
La muerte del Che Guevara, la forma en que lo mataron, fue lo que sirvió para que la revolución cubana lograra su éxito, para que el movimiento se expandiera a otros países y, al mismo tiempo, la figura de este personaje fuera un referente tan importante en la lucha de clases, para la lucha del pueblo, como lo fue, según el poeta, Jesucristo.
Este tipo de poesía en la que se ensalzan cierto tipo de valores y se les identifica con referentes religiosos, como forma de dar notoriedad a su persona como hay miento, es algo que aparece en muchos escritores, tanto de poesía como la narrativa. Si bien puede parecer exagerado, es algo que se utiliza habitualmente como referencia para aquellos que buscan una vinculación afectiva, en este caso con movimientos políticos.
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