Compartimos con todas y todos un artículo de Jeremy Cerna, titulado «Trazos del corazón de un pueblo. Hemos vuelto a ser libres». A continuación se presenta el texto original:
En los años 80 las representaciones murales siguieron el camino del pueblo de Nicaragua, plasmando al nicaragüense combativo, orgulloso de sus costumbres y del triunfo de su revolución. Para la creación artística nunca existió ninguna restricción en cuanto al contenido y la forma. El arte en todo su esplendor era revolucionario y pueblerino, un reencuentro entre el campo y la ciudad, el hombre y mujer originarios y contemporáneos, era una constelación de la geografía del espacio nicaragüense.
Uno de los murales más emblemáticos es “El Encuentro – Detalle Celebración” del maestro Leonel Cerrato. Este y otros murales fueron recopilados por David Kunzle en su libro “Los murales de la Nicaragua revolucionaria 1979 – 1992”. Es importante mencionar que entre 1990 – 2006 los gobiernos proimperialistas en Nicaragua destruyeron muchos de estos tesoros (murales) de nuestra narrativa histórica-cultural, de ahí la necesidad de leer en voz alta el significado que se desprende de ellos y que ha sido recuperado en fotografías.
Para ustedes identificados con el ideario y el mensaje de hombres como Sandino y Carlos Fonseca, esta asimilación y esta osmosis entre revolución y la cultura es un hecho más evidente; pero las cosas cambian cuando no se conocen suficientemente las claves históricas, intelectuales y morales del proceso libertador […]. (Julio Cortázar, 1985, “Nicaragua, tan violentamente dulce”, pp. 40 – 41).
Estas palabras de Julio Cortázar, al entregársele la orden Rubén Darío en Nicaragua en 1983, denotan el significado de la literatura en todos sus frentes de batalla – tanto en la escritura como en la oralidad y la imagen como ya lo habían hecho los pueblos ancestrales Chorotegas, Nahuas, Xuntiavas, Monimbos, etc. – en la Nicaragua insurreccional y victoriosa con la Revolución Popular Sandinista el 19 de Julio de 1979.
Después del triunfo de la revolución había que mantener la memoria histórica, política, económica, literaria y cultural del pueblo a través de su geografía del espacio, espacio que agrupa al tiempo y al contexto en una espiral ascendente de conocimiento que transciende lo rutinario del arte para convertirse en pueblo. Es así que obras como el mural de Leonel Cerrato, “El Encuentro – Detalle Celebración”, proponen una narrativa desde la perspectiva de los protagonistas, una representación triunfal del pueblo sobre la tiranía. Pueblo que se reencuentra a sí mismo, con sus combatientes, con sus ideales, con su sentir poético, histórico, literario y cultural.
En la imagen anterior, céntrica del mural, se observa la simbiosis del campo (sombrero de paja) y la ciudad (camiseta y jeans) convergiendo en el barrio con sus tejados y sus pintas insurreccionales en las paredes. Hay un mural dentro del mural donde el tiempo y las ideas flotan en el aire con las imágenes de Sandino y Carlos Fonseca como epicentro del júbilo.
En esta segunda imagen, vista extendida, se puede apreciar que el mural está densamente poblado y el pueblo concentra sus miradas hacia la izquierda esperando la entrada triunfal de los guerrilleros. No es difícil entender las emociones que se desprenden después de años de lucha insurreccional y el reciente triunfo, la libertad ha vuelto al pueblo con rostro de revolución, encarnada en las ideas políticas del hombre nuevo.
Este mural presenta una maestría técnica que presume de sencillez y espontaneidad, pero a través del proceso reflexivo se identifica una meticulosa composición y distribución cuidadosa de los volúmenes y las masas. Imágenes, cuya distribución espacial se encuentra basada en la equidistancia de los pies dando el volumen necesario, representativo de las masas, para poblar el mural. La prolongación de la imagen se proyecta en el plano horizontal formando un rectángulo, en el cual algunas de las figuras, al girar su visión hacia la derecha, señalan que más personas se suman a la celebración del reencuentro del pueblo con su pueblo.
En complementariedad a la prolongación horizontal, la verticalidad de las figuras concede dinamismo y movimiento a las imágenes. En definitiva, es un mural proveniente de la realidad que imprime sentimientos humanos, con colores y tonalidades evocando sencillez y esperanza. El mural en su conjunto representa los trazos que delinean el corazón de un pueblo que ha vuelto a ser libre, que es capaz de mirarse a los ojos y que ha sido capaz de reencontrase a sí mismo.
Si la independencia fue sellada el 15 de septiembre de 1821, nuestra liberación absoluta del yugo imperialista la logramos el 19 julio del 1979 y hasta el día de hoy seguimos en pie de lucha
Si la independencia fue sellada el 15 de septiembre de 1821, nuestra liberación absoluta del yugo imperialista la logramos el 19 julio del 1979 y hasta el día de hoy seguimos en pie de lucha porque nuestra libertad no nos arrebatará nadie. Garantía de ello es el FSLN, Rojo y Negro, el cual posee una militancia y un liderazgo sólido, Comandante Daniel Ortega y Compañera Rosario Murillo, que sabrá orientarnos en virtud de la defensa de nuestra patria Azul y Blanco.
Tomado de: http://www.tortillaconsal.com
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