La creciente violencia en los territorios ocupados, con más de 130 muertos por fuego israelí en lo que va de año, pone de manifiesto la urgencia de la participación política de la población ocupada. «Hay una sola autoridad en todo el territorio que controla las vidas de los palestinos pero no les permite elegir a sus representantes», denuncia una socióloga israelí.
Casi tres millones de personas viven sin capacidad de elegir quién les gobierna. Desde hace medio siglo, sus vidas están suspendidas entre picos de tensión y violencia en sus calles. Pero no pueden ponerles remedio. Quiénes toman las decisiones están en despachos e instituciones sobre las que ellas no tienen acceso ni voz alguna. «Esto solo puede pasar en Israel», denuncia la socióloga Yael Berda, «que haya una sola autoridad que controla todo un territorio donde sólo la mitad de la población puede votar». Sin ese derecho, la sociedad palestina en los territorios ocupados está condenada a una existencia marcada por las decisiones ajenas.
Durante las últimas semanas, no ha habido día en que la población palestina no amaneciera con uno menos entre sus filas. El Ejército israelí continúa con sus incursiones militares nocturnas, y con sus detenciones masivas. En lo que va de año, al menos 131 palestinos han muerto por fuego israelí en los territorios ocupados. Mientras, los heridos se cuentan a centenares. 2022 ya es el año más mortífero en la zona de los últimos siete. Ciudades como Nablus, Jenin o el campo de refugiados de Shuafat, el único dentro de Jerusalén, sufren un asedio asfixiante. Unos 5.300 palestinos han sido detenidos por Israel en estos 10 meses.
VOTO PARA MILES DE COLONOS
Al otro lado de la Línea Verde, en cambio, ni la sociedad israelí ni la clase política muestran grandes dosis de preocupación. A una semana de las quintas elecciones en tres años y medio, el reguero de sangre en la Cisjordania ocupada no entra en el debate político. «Pero, luego, las políticas que diseñan los representantes elegidos durante estos comicios impactan de lleno en la vida de los palestinos bajo la ocupación», explica Yael Berda, socióloga en la Universidad Hebrea de Jerusalén y en la Universidad de Harvard. Aunque en esos mismos territorios, los palestinos oriundos son forzados a convivir con israelís que sí que cuentan con derecho a voto.
Los 600.000 colonos que viven en los asentamientos ilegales en Cisjordania sí son representados en la Knesset, el Parlamento israelí. Pero los palestinos, que sufren la violencia de estos grupos de ultraortodoxos, no pueden defenderse de forma legal y política. «Realmente es muy problemático que no tengan voz cuando están siendo completamente gobernados y controlados por los representantes israelís», apunta Berda a El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica. Por eso, esta socióloga defiende que se les otorgue el derecho al voto para huir del «régimen autoritario que impera ahora mismo en Israel y Palestina».
MEDIO SIGLO DE OCUPACIÓN
Tras más de 55 años de «ocupación indefinida», Israel tiene el deber de otorgar derechos de voto a aquellos que, bajo su propio sistema político interno, deseen votar, en opinión de la experta. «Participar en las elecciones puede ser el vehículo para la autodeterminación de los palestinos, porque hasta ahora se les está diciendo que no pueden votar ya que eso pondría en riesgo su lucha por un Estado, pero igualmente, su causa está siendo condenada y anulada en todos los sentidos», añade Berda. Ni la sociedad palestina ni la israelí están preparadas para un escenario en que el pueblo ocupado participe en igualdad de condiciones en la elección de sus representantes.
«Esto tiene que ver con el hecho de que los palestinos han sido percibidos como una amenaza demográfica y eso supone una amenaza a la seguridad para el público israelí», analiza la coautora del ensayo ‘Votar como vehículo para la autodeterminación en Palestina e Israel’. «Piensan que otorgar el derecho al voto a los palestinos es un acto de autoaniquilación», añade. Además, la ley israelí establece que cualquier partido que rechace la noción de Israel como el Estado del pueblo judío será descalificado. «Ningún partido judío es capaz de cerrar esa brecha y afirmar que está a favor de la autodeterminación palestina», explica Berda.
Ante los obstáculos en el territorio, es necesaria la intervención de la comunidad internacional. «Hay que cambiar el paradigma de la soberanía, ya no es territorial porque, entonces, no se le podría estar prometiendo a los palestinos una solución de dos estados mientras, de facto, hay un control total israelí sobre la tierra», explica la socióloga de la Universidad Hebrea. «La solución de los dos estados no está avanzando, así que hay que actualizar el posicionamiento internacional», añade. Y el acelerado aumento de la violencia sobre el terreno pone de manifiesto la urgencia de este cambio.
MÁS MILICIAS PALESTINAS
Cada vez son más los palestinos que optan por empuñar las armas. La aparición de nuevos grupos de milicias en la Cisjordania ocupada, como la Guarida de los Leones, responde a una ocupación cada vez más feroz, la ausencia de un proceso de paz y la creciente e impune provocación de los colonos. Estos leones llevan meses perpetrando ataques contra soldados y colonos israelís. Por su parte, el Ejército ha respondido con agresividad a sus acciones, ordenando los asesinatos selectivos de sus líderes como en los años más duros de la segunda intifada.
«En realidad, no hay forma de que la gente siga viviendo así», reconoce Berda. «En Cisjordania, las autoridades israelís ejercen un gobierno militar muy duro que controla por completo su vida cotidiana, la economía, las relaciones familiares», añade. Pero el control no está siendo exitoso porque la resistencia se multiplica con mayor convicción. Por eso, las urnas son el horizonte ideal. «No se trata solo de poder político y partidos, se trata de abordar los problemas reales: hay una realidad de un Estado, pero aún en Israel, la sociedad no es consciente de ello», reconoce. «Si la gente», los palestinos, «no pueden opinar sobre cómo se la gobierna, esto no es una democracia», concluye esta socióloga israelí.
Escrito por Andrea López-Tomás
Fuente: Palestina Libre https://palestinalibre.org/articulo.php?a=78449