La clase media estaba atónita. Los empleados de “saco y corbata”, principalmente su elite de bancarios, funcionarios públicos y transeúntes habituales de la concurrida city porteña, no comprendían lo que estaba sucediendo. Desde tempranas horas de la mañana, miles de obreros del Gran Buenos Aires irrumpían en la histórica Plaza de Mayo al grito de ¡Perón!, ¡Perón!
Los noticieros radiales suministraban alguna información: el coronel Perón había sido detenido y trasladado a la isla de Martín García. Era el 17 de octubre de 1945. Mientras la derecha argentina celebraba que el ex Secretario de Trabajo fuera apartado del cargo; los obreros repudiaban esa medida y se manifestaban abiertamente reclamando el retorno del coronel.
No fueron muchas horas, tal vez 12 o 14, durante las cuales el proletariado urbano, con toda su fuerza y contundencia, cambió el rumbo de la política argentina. Desde todos los establecimientos industriales, los frigoríficos, los talleres metalúrgicos, las empresas madereras y las fábricas en general, los obreros salieron a presionar al gobierno para que el coronel Perón fuera liberado. A la noche de ese 17 de octubre, Perón fue trasladado al balcón de la Casa Rosada y desde allí dirigió unas palabras de agradecimiento a la clase obrera. El peronismo había nacido, parido por el proletariado urbano y como resultado de la lucha y la movilización.
“Aluvión zoológico” denominó la derecha y la “izquierda” argentina a las masas populares movilizadas. Ellos ya eran la expresión de los que querían aferrarse al viejo país dependiente, agro exportador y oligárquico. Pero esa Argentina, la de las “vacas gordas y el pueblo flaco” moría para siempre.
Más allá de los avances y retrocesos que sufrieron los argentinos en las últimas décadas, ese 17 de octubre de 1945 cambió el estado de la correlación de fuerzas nacionales. La clase trabajadora argentina, –asesinada en 1955 y luego en 1976 con las dictaduras pro imperialista–, desde aquella fecha hasta hoy, sigue siendo el factor fundamental, el elemento decisivo para que el proceso revolucionario argentino alcance su meta de liberación nacional y social.
Por Fernando Bossi Rojas
Fuente: Portal Alba
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