Por Sergio Pintado
El interés de EEUU por controlar el Canal de Panamá marca la propia historia del país centroamericano y explica por qué la estratégica vía fue también una condena durante el siglo XX. El académico Richard Morales contócómo la obra surgió por un interés militar estadounidense que solo tuvo un respiro con la gestión de Omar Torrijos.
El Canal de Panamá es, a simple vista, una de las obras de ingeniería más colosales del siglo XX, capaz de cambiar para siempre la logística marítima al conectar los océanos Atlántico y Pacífico y acortar los viajes en barco, que hasta ese momento debían pasar a través del Estrecho de Magallanes en el sur de América del Sur. Sin embargo, su construcción también es un símbolo latente de 100 años de dominación e injerencia militar de Estados Unidos dentro del territorio panameño y en el istmo centroamericano.
«Si uno piensa en los objetivos con los que se construyó el Canal en primer lugar son geopolíticos y militares», comentó Richard Morales, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá.
EEUU comprendió la importancia geopolítica de atravesar el istmo de Panamá durante su guerra contra España de fines del siglo XIX, cuando los norteamericanos se hicieron con el dominio de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, entre otros territorios, explicó el académico. «A EEUU le quedó muy clara la necesidad de movilizar su flota de un océano a otro de forma más rápida y era claro que necesitaban un canal», señaló.
Tras analizar la posibilidad de construir un canal en Nicaragua, EEUU optó por retomar el fallido proyecto francés para construir el Canal de Panamá, conectando el Mar Caribe con el Océano Pacífico con un trazado que tenía a las ciudades de Panamá y Colón como terminales. Un primer acuerdo entre EEUU y Colombia —en lo que se conoce como el Tratado Herrán-Hay— fue rechazado por el Senado colombiano, por lo que el Gobierno estadounidense debió buscar otra alternativa.
Panamá, un país que nace ocupado
La ruta alternativa fue, precisamente, propiciar una separación de Panamá de Colombia. «Fue un proyecto que defendió Theodore Roosevelt y se demuestra porque apenas se da la separación, EEUU procede a defender ambas costas de Panamá con su flota. Así que quien garantiza la separación de Panamá de Colombia es la Armada estadounidense», rememoró Morales.
Las negociaciones entre EEUU y Panamá para la administración del canal avanzan mucho más rápido y de forma más beneficiosa para los norteamericanos. El 18 de noviembre de 1903, apenas 15 días después de la separación de Panamá de Colombia, se firma el Tratado Hay-Bunau Varilla (suscrito por Phillipe Bunau-Varilla por Panamá y John Hay por EEUU), que otorga la administración del canal a EEUU «a perpetuidad» y le da el control de una franja de territorio de 8 kilómetros hacia cada lado del Canal.
El territorio panameño quedó dividido en dos por una franja de 1.432 kilómetros cuadrados controlado exclusivamente por EEUU. El territorio funcionaba como un verdadero Estado estadounidense en medio del país latinoamericano: tenía su propio gobernador —cargo ejercido siempre por el jefe de turno de la Panama Canal Company, que a su vez debía integrar el Ejército de EEUU—, su propia policía, servicios públicos no controlados por Panamá y hasta ejercía la segregación entre blancos y afrodescendientes en sus instituciones educativas.
Para ingresar a la Zona del Canal los propios panameños debían pasar por controles migratorios. Como el enclave estadounidense partía al país recién independizado en dos, los panameños debían atravesar las dos fronteras de la Zona del Canal para acceder a la otra parte de su territorio.
La separación entre panameños y habitantes de la Zona del Canal que estos últimos tenían su propio gentilicio: eran los zoneítas o zonianos.
Según Morales, los particulares términos del acuerdo pueden explicarse básicamente «por la desigualdad de poder» entre la creciente EEUU y la recién independizada Panamá pero también por el hecho de que «la élite panameña asociaba su prosperidad futura a la construcción del Canal y estaba dispuesta a hacer cualquier concesión siempre y cuando se construyera en ese territorio, con una economía deprimida en ese momento».
La misma élite panameña que más tarde se mostraría «decepcionada» por el propio tratado, al descubrir cómo las sucesivas interpretaciones jurídicas que EEUU le dio al acuerdo lo hacían más y más favorable a la potencia del norte. «Un ejemplo claro fueron los puertos: la élite panameña tenía la expectativa de tener el control de los puertos de las ciudades terminales Panamá y Colón, pero EEUU asumió ese control», lamentó el profesor universitario.
«EEUU, gracias a esa cesión, terminó extendiendo mucho más de lo que se había planteado su control y termina convirtiendo a Panamá en su base militar regional», sintetizó.
Panamá, plataforma de la contrainsurgencia en América Latina
En efecto, la Zona del Canal de Panamá fue el centro de las operaciones militares a cargo del Comando Sur (United States Southern Command) del Departamento de Defensa de EEUU, con una serie de bases militares desplegadas a lo largo de la Zona.
Morales señaló que se instaló en esa Zona «lo que podríamos llamar una plataforma regional contrainsurgente para lanzar toda clase de misiones o preparar militares para lo que vendrían a ser los gobiernos de la Doctrina de Seguridad Nacional».
«Panamá termina jugando un papel central en la Guerra Fría en el control de la región a través de la Doctrina de Seguridad Nacional», remarcó Morales.
La denominada Escuela de las Américas, un centro de instrucción para militares de toda América Latina instalado por EEUU en la Zona del Canal es uno de los ejemplos más claros, ya que por sus salones desfilaron militares que más tarde tuvieron una activa participación en las dictaduras de los países latinoamericanos y en operaciones de violaciones a los Derechos Humanos.
Según un repaso de la organización internacional School of Americas Watch, entre los egresados de la Escuela de las Américas aparecen los dictadores argentinos Leopoldo Fortunato Galtieri y Roberto Viola, los militares chilenos Manuel Contreras, Miguel Krassoff y Álvaro Corbalán, el peruano Vladimiro Montesinos, el dictador boliviano Hugo Bánzer Suárez y el salvadoreño Roberto d’Aubuisson, entre otros.
La acción de los militares estadounidenses no se limitaba a la Zona del Canal, ya que en ocasiones asistían en la represión contra los propios panameños. Eso quedó demostrado el 9 de enero de 1964, cuando la Brigada de Infantería 193 del Ejército estadounidense abrió fuego sobre los miles de jóvenes panameños que se manifestaban por la rotura de una bandera panameña durante un forcejeo con jóvenes estadounidenses y la Policía de la Zona del Canal. Aquel episodio produjo el asesinato de al menos 22 estudiantes panameños y cientos de heridos y desde entonces es conocido como el Día de los Mártires.
Torrijos, el general nacionalista que devolvió el Canal a Panamá
Panamá no encontraría un respiro hasta la llegada a la Presidencia de Panamá de Omar Torrijos (1968-1981), impulsor del Tratado Torrijos-Carter firmado entre el mandatario panameño y su par estadounidense Jimmy Carter en 1977. El acuerdo reconocía la soberanía de Panamá sobre la Zona del Canal y establecía que Panamá comenzaría a administrarlo a partir de 1999.
Morales destacó que, si bien en 1933 y 1955 se habían firmado nuevos acuerdos mejorando el pago que Panamá recibía por el uso del Canal, el Torrijos-Carter fue el primero de corte «abrogacionista», con la intención de «atender las causas del conflicto».
«El Tratado Torrijos-Carter es un momento de ruptura en el que nos logramos liberar de la ocupación militar estadounidense en Panamá. Se desmantela la zona, no queda ninguna base militar en Panamá, tenemos la administración y el acceso a todas las rentas que se generan», destacó.
Tanto la firma del tratado como varias de sus reformas progresistas impulsadas en Panamá dieron fama mundial a Torrijos. Pero su Gobierno culminaría de forma abrupta con su muerte, el 31 de julio de 1981 en circunstancias que hasta la actualidad resultan misteriosas, en un accidente aéreo que se estrelló en las montañas y se sospechó que pudo haber una injerencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU, aunque los pocos documentos de la investigación desaparecieron tras la invasión estadounidense a Panamá de 1989.
1989: una invasión para garantizarse el control
En 1989 el Gobierno de George W. Bush invadió Panamá con el argumento de derribar al dictador Manuel Antonio Noriega, bombardeando los barrios populares de Chorrillo en Ciudad de Panamá y el puerto de Colón. Según Morales, fue una demostración de que el Gobierno de EEUU «estaba dispuesto a usar la fuerza para garantizar sus intereses, manteniendo el control aunque no tuviera una presencia directa».
La ocupación puso en el Gobierno panameño a Guillermo Endara, quien tomó posesión de su cargo en una base militar estadounidense y se mantuvo en el cargo hasta 1994. En los años siguientes se sucederían varios gobiernos democráticos que priorizaron la economía de mercado y la consolidación de Panamá como una plaza financiera para capitales extranjeros.
¿El Canal de Panamá, suerte o una condena?
Para Morales, la ubicación estratégica de Panamá y el valor de su canal puede asemejarse «al dilema que tienen los países con recursos estratégicos como minerales, petróleo o gas». «Son países que tienen un recurso sumamente valioso que puede ser fuente de riquezas para el país pero a la vez es cotizado por las potencias y los somete a toda clase de conflictos», complementó.
El interés por el uso del Canal «marca la historia de Panamá incluso desde la época colonial, con las disputas entre españoles, franceses, ingleses y holandeses», señaló Morales, resumiendo que el recurso ha hecho que Panamá «esté sometida a toda clase de presiones geopolíticas».
El último ejemplo, sostuvo, es la presión ejercida por EEUU para evitar que Panamá deshaga el acercamiento hacia China de los últimos años. En ese sentido, Morales remarcó que «para EEUU es vital mantener el control geopolítico de Panamá, aunque gran parte de sus bases hayan sido transferidas a otros países».
Además, EEUU no se desentendió por completo del Canal. Si bien ya no lo administra, el Tratado sobre Neutralidad incluido en los acuerdos entre Torrijos y Carter es habitualmente interpretado como una carta para que el Gobierno estadounidense pueda intervenir militarmente en caso de que el canal se encontrara cerrado o bloqueado.
Fuente: https://mundo.sputniknews.com/
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