La lucha por la libertad tiene a la muerte como presencia inevitable. Hemos tenido que convivir a lo largo de nuestra historia con el dolor de la muerte de los compañeros, los amigos, familiares y vecinos que se enfrentaban a la dictadura. La muerte, siempre fue recurrente entre la militancia patriótica y revolucionaria. Miles de asesinados, caídos en combate, desaparecidos, construyeron la victoria contra imperialismo y Somoza.
El triunfo de la revolución redimensionó el sacrificio. Miles más cayeron recordándonos que nuestras victorias contra el imperialismo son solo combates en una larga lucha por la libertad.
Pero la muerte, entonces, siempre, encontró el relevo patriótico y revolucionario. En medio de la sangre de los caídos, de la muerte y de la amenaza permanente de morir, el pueblo no se amilanó. Se lloraba y se combatía. No había tiempo para la indecisión. No se dudó, no se vaciló.
En 2018, entre abril y julio, nos sorprendió la agresividad de la derecha, dirigida, preparada y armada por EEUU. Hubo un momento que nuestros enemigos aprovecharon, y se pagó con muertes de nicaragüenses.
Pero no solo eso, una parte importante de las fuerzas patrióticas y revolucionarias, se encontraban en receso, dedicadas a cualquier cosa, menos de la defensa de las conquistas de la revolución. Algo así, como misión cumplida, prevalecía en el ambiente de la militancia. Pero la muerte, atrincherada en nuestros enemigos, despertó el sentimiento revolucionario, y pronto la intentona derechista se opacó. Como en el pasado, regresó el compromiso con la libertad, pero pagando un costo de muertes innecesarias.
En estos sucesos la muerte se vulgarizó como dato estadístico. El muerto importaba como número. Nuestros enemigos buscaban apoyo de los EEUU y recibían una respuesta sui generis. ¡Dónde están los Muertos!
La contabilidad de la muerte se enriqueció con los números. Entre más, mejor. Quien moría, como moría, donde moría, era irrelevante. Pero sumaba. Hoy los muertos de la pandemia, van a ser aprovechados como números. No importa quien muere, como muere ni porqué muere. Interesa que muera.
De ahí que no es momento dudas, de indecisión. Ya vivimos momentos más difíciles. Nuestro sistema y política de salud siguen fuertes. ¡A defenderlos! La enfermedad va a golpearnos y habrá más muertos. ¡Con enfermos y con muertos hay que seguir combatiendo! No hay más alternativa que la lucha.
José Mario Cáceres R.
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