Compartimos con nuestros lectores una reflexión de Carlos Emilio López Hurtado, titulado «Bienaventuranzas para quienes construyen La Paz (Parte II)». A continuación se presenta el texto original:
Bienaventurados los hombres y mujeres que no andan en consejos de malos, quienes no se alegran, ni «bendicen», ni participan, ni justifican invasiones de un Estado o grupos de Estados a un Estado libre, soberano e independiente.
Bienaventuradas las personas y organizaciones, que no transitan en caminos de pecadores, que no financian, ni consideran justas o santas, ni defienden guerras, ni inventan mentiras para ocasionar destrucciones a la cultura milenaria de los pueblos o para ejecutar golpes de Estado a gobiernos electos democráticamente o golpes a la economía de países que tienen modelos de redistribución justa de sus riquezas.
Bienaventuradas, felices las personas que no se sientan en sillas de escarnecedores, que son leales, fieles a sus principios, a los principios de la revolución de amor, que no se venden ante Mammon, que sus conciencias no tienen precio porque tienen la convicción que es más importante la felicidad de las comunidades.
Bienaventuradas, benditas las personas que meditan y reflexionan en las Palabras del Amor Eterno y Trascendente, que no culpabilizan a los pobres de su pobreza, ni exculpan a quienes se han apropiado como Zaqueo (antes de ser Cristiano) de la riqueza de los demás, sino que analizan las múltiples causas estructurales de la pobreza, las inequidades, desigualdades y asimetrías económicas y sociales y dan todo su corazón para construir familias, comunidades, un país y un mundo más igualitario, equitativo, justo y solidario.
Inspirado en el Salmo 1