Compartimos con nuestros lectores un artículo histórico del Libro «Sandino enfrenta al Imperialismo», titulado por Cuaderno Sandinista «La Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto: objetivos de la política exterior de los Estados Unidos». A continuación se presenta el texto original:
Se conjugan entonces los elementos económicos y geo-políticos para determinar la política oficial del gobierno norteamericano hacia Nicaragua; es decir, por un lado, la extracción de minerales preciosos, de maderas preciosas, de frutas de la Costa Atlántica, el control de la producción y comercialización del café, el control de las compañías de servicios públicos como agua, luz, etc., y por otro el objetivo estratégico geopolítico de la ruta canalera por Nicaragua. Esos dos elementos que van a determinar en lo fundamental los objetivos de la política exterior norteamericana hacia Nicaragua van a estar recubiertas en términos jurídicos – políticos, por un lado, y en términos ideológicos, por otro, por los sustentos de la política exterior norteamericana: la doctrina Monroe y el Destino Manifiesto. El primero como justificación jurídico – política del expansionismo norteamericano y el segundo como justificación ideológica de ese mismo expansionismo.
La doctrina Monroe, enunciada en diciembre de 1823, sostenía fundamentalmente tres principios esenciales, pero antes de señalarlos vamos a ubicar las condiciones particulares en las que el Presidente Monroe de los Estados Unidos en su mensaje de diciembre de 1823, plantea esas cuestiones fundamentales para la vida y la existencia y la seguridad de la sociedad del Estado norteamericano.
Solamente dos años antes, Centroamérica se había independizado y en los años previos la mayor parte de los movimientos independentistas de ls antiguas colonias españolas habían culminado exitosamente; y España, al impulso de los gobiernos más reaccionarios de Europa, en esa época, a comienzos del siglo pasado, (Rusia, Austria, Inglaterra y Prusia) habían logrado formar una coalición que, bendecida por el Papa, era conocida como la Santa Alianza. La Santa Alianza ofrece todo su apoyo a la monarquía española para recuperar las antiguas colonias perdidas en virtud del movimiento independentista y ante la amenaza de que Europa volviera a enseñorearse sobre el Continente Americano, las clases dominantes en los Estados Unidos, representadas en la persona de James Monroe, el Presidente de los Estados Unidos en esa época, en su mensaje al Congreso en diciembre de 1823, plantea tres puntos fundamentales que vn a determinar a partir de ese momento y hasta ahora las relaciones entre los Estados Unidos y los países del Continente Americano, los Estados Unidos y el resto del mundo en general.
El primer principio contenido en la Doctrina Monroe es manos fuera de América Latina. Es decir, ninguna nación europea tiene derecho a intervenir en los asuntos internos de las naciones latinoamericanas. El segundo, no colonización de las naciones latinoamericanas. La Doctrina Monroe plantea que si las naciones latinoamericanas por su libre y espontánea voluntad han alcanzado y han logrado su independencia, a partir de este momento no son sujeto de futuras colonizaciones; y el tercer elemento es que los Estados Unidos, a cambio de que las monarquías europeas respeten esos dos principios anteriores, se comprometen a no intervenir en los asuntos internos de Europa, es decir, una especie de modus vivendis en el cual los Estados Unidos asumen el compromiso de no intervenir en los asuntos internos de Europa a cambio de que le dejen libre toda la posibilidad de intervenir en los asuntos internos de nuestras jóvenes repúblicas.
Adelantándose incluso al desarrollo económico social de la misma sociedad norteamericana enuncia lo que Lenin va a señalar más tarde como una de las características del imperialismo en términos del reparto del mundo entre las grandes compañías, en la generación de las esferas de influencia; y los Estados Unidos en una etapa de desarrollo capitalista que podríamos llamar incipiente en 1823; se adelantan en términos jurídico – políticos y en términos ideológicos y crean su gran esfera de influencia, el gran coto de caza de los Estados Unidos, el Continente Americano, y nos va a tocar jugar dentro de esa gran esfera de influencia un papel fundamental, un papel primordial, en primer lugar por la cercanía geográfica de los Estados Unidos, y, en segundo, por las condiciones geográficas y topográficas en lo referente a la cuestión del canal transoceánico.
En cuanto a las reacciones que provocó la doctrina Monroe, podemos señalar que en Europa fueron de condena porque justamente llegan a afectar directamente a los intereses de las clases dominantes monárquicas que todavía sobrevivían en Europa, pero en América Latina las reacciones que provocó fueron diversas, ya que antes la amenaza de un nuevo proceso de colonización, ante la amenaza de un nuevo proceso de colonización, ante la amenaza de que la Europa reaccionaria se volcara nuevamente en un afán de colonización sobre nuestros países, hubo quienes encontraron en la Doctrina Monroe la palabra del hermano mayor que protegía de la amenaza de la Europa reaccionaria a nuestra recién independizadas naciones, pero hubo otros, entre los que hay que rescatar a Bolívar, quien se daba cuenta que entre los Estados Unidos y los países hispanoamericanos no había nada en común, proponiendo como respuesta la realización en 1826 del Congreso Anfictiónico de Panamá; es decir, la reunión de todos los países hispanoamericanos en donde se van a discutir los principios y los elementos, los aspectos fundamentales que van a unir en términos de intereses a estos países; sin embargo, la invitación que se hace a los Estados Unidos a ese Congreso no parte de Bolívar, y los Estados Unidos tampoco asisten creyendo que con su no presencia lo boicoteaban.
El sueño de Bolívar quedó en 1826 todavía a la espera de realizarse, y posteriormente el Gral. Sandino va a tomarlo y lo va a plasmar en un documento que él llama «El Plan Para la Realización del Supremo Sueño de Bolívar», de marzo de 1929. Y a pesar de plasmar en ese documento el sueño de Bolívar, también después del asesinato del Gral. Sandino, el sueño de Bolívar, ahora ligado con el sueño de Sandino, queda esperando su realización, y en ese sentido la Revolución Cubana y la Revolución Popular Sandinista son fundamentalmente, el inicio de ese proyecto de Bolívar, de ese proyecto de Sandino, con una actualidad sin precedentes en cuanto a la unidad de las naciones latinoamericanas.
Ahora nosotros también tenemos que ver la envoltura ideológica de la política exterior norteamericana que se conoce como Destino Manifiesto y no es más que la justificación que las clases dominantes norteamericanas impulsan al seno del pueblo norteamericano e incluso al seno de los pueblos hispanoamericanos para tratar de lograr, por una parte, un apoyo y un impulso a este proceso expansivo y de dominación, y por otro, una aceptación pacífica, sin resistencia a ese mismo proceso expansivo, de dominación y de explotación de parte de nuestros pueblos.
Se trataba, y el pueblo norteamericano se convenció, y algunos sectores del pueblo latinoamericano así lo creyeron, que los Estados Unidos estaban destinados por la Divina Providencia a convertirse en el hermano mayor que iba a conducir el proceso democrático y el experimento norteamericano sobre todos estos países. Era una concepción que mezclaba evidentemente el interés político-económico-financiero con concepciones de carácter religioso, era la Divina providencia la que manifiestamente había destinado a los Estados Unidos a ser los encargados de controlar todo este gran territorio, no solamente el territorio norteamericano, sino incluso todo el territorio del Continente Latinoamericano, del Continente Americano en general.
Con el cinismo más claro del mundo Woodrow Wilson reconocía su posición imperialista, pero él decía que lo consideraba como una obligación moral porque iba a enseñar a estos pueblos salvajes, analfabetas, carentes de civilización, cómo debían elegir sus gobernantes y cómo debían regir sus sistemas democráticos que caracterizaban al sistema norteamericano.
Dentro de esa perspectiva, la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto van a jugar en las relaciones de los Estados Unidos con nuestros países un papel fundamental, el primero porque la Doctrina Monroe le va a dar a los Estados Unidos el carácter de gendarme o policía de nuestros intereses y van a ser ellos unilateral y autonombrados los que van a encargarse de «defenderlos» de la amenaza de expansión neocolonial de las potencias europeas, y el segundo porque va a haber, en términos ideológicos, una suerte de sumisión de nuestros pueblos a este gran destino que la Divina Providencia le ha deparado a los Estados Unidos y va a haber de parte del pueblo norteamericano, una aceptación de ese destino que la Divina Providencia le ha deparado a ellos como pueblo.
De tal manera que son los dos elementos que en términos jurídico-político por un lado y en términos ideológicos por otro, explican también los objetivos de la política exterior de los Estados Unidos hacia nuestros países.
Fuente: Libro «Sandino enfrenta al Imperialismo». Instituo de Estudios del Sandinismo, Managua, Nicaragua, Julio 1984 «A 50 años… Sandino Vive» pp. 10 – 15.
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