Compartimos una entrevista hecha a Max Blumenthal y publicada en TeleSur, titulada «Max Blumenthal: Cuando sacrificas un liderazgo de izquierda imperfecto, obtienes la dictadura derechista perfecta», a continuación se presenta el texto original.
El NED ha apoyado a los movimientos de oposición en casi todos los continentes, mientras que el resultado de su apoyo es a menudo la destrucción de la democracia.
Hace algunas semanas fuiste arrestado por supuestamente agredir a un manifestante en la embajada de Venezuela. ¿Hay alguna novedad al respecto?
Tengo una audiencia el 22 de noviembre. Si el gobierno de EEUU y la fiscalía quieren seguir adelante con esta mentira, entonces se fijará una fecha para el juicio. Voy a estar actualizando públicamente.
¿Cómo este arresto se relaciona con tu cobertura de la situación en Venezuela?
Está relacionado con mi cobertura periodística, porque soy el fundador de un sitio web que es conocido en Venezuela, en los Estados Unidos (EEUU) y en todo Occidente, como uno de los sitios que ha estado rasgando a pedazos la narrativa del movimiento golpista de derecha de Juan Guaidó. De hecho, una serie de artículos de The Grayzone, realizados por Anya Parampil, resultaron en que Ricardo Hausmann, un asesor clave de Guaidó, renunciara a su posición como falso embajador de Guaidó en el Banco Interamericano de Desarrollo. Anya realizó un informe sobre su conflicto de intereses financieros, lo cual ocasionó ataques en su contra por parte de Hausmann, quien se lanzó en una diatriba volcánica de insultos.
Algunos de nuestros artículos han sido presentados a la ONU por la delegación de Venezuela. Por ejemplo, un reportaje que yo realicé daba cuenta de una reunión secreta en un think-tank en Washington DC, el Centro de Seguridad en Estudios Internacionales. Una reunión cuyo único objeto era la discusión y planificación de la invasión militar a Venezuela e incluía a miembros de la “administración” de Guaidó, funcionarios colombianos y brasileños, exoficiales militares estadounidenses y asesores de Trump.
La oposición venezolana cooperó en la invención de una historia en la que yo supuestamente habría cometido un ataque afuera de la embajada venezolana. Utilizaron al gobierno federal y las policías locales como una herramienta de venganza, los cuales estuvieron encantados de cumplir ese rol. La orden de arresto en mi contra aseveraba que yo estaba “armado” y que era “peligroso”, lo cual sólo se incluye en el 3% de las órdenes de arresto en EEUU, usualmente para las personas que tienen antecedentes de homicidio. Mi único antecedente es el periodismo que hago. Es bastante aterrador tener un equipo de policías tomando posiciones alrededor de tu casa, que luego amenacen con derribar la puerta si no les dejas entrar, para finalmente ser arrestado en tu sala de estar en pijama.
Hablemos de The Grayzone y la manera en que informan los conflictos y protestas antigubernamentales en el mundo. ¿Cuál es tu método para evaluar las protestas nacionales en otros países y cuáles crees que son tus responsabilidades al cubrirlas?
Mi responsabilidad es principalmente sensibilizar a la opinión pública, en particular el público estadounidense y de Occidente, que es donde tengo la posibilidad de incidir. Por eso me concentro en mi propio gobierno al cual veo como un imperio, no como una república. Es el imperio más poderoso en la historia y que ha empobrecido a millones de personas en todo el mundo. Y como muchos estadounidenses, no apoyo lo que EEUU está haciendo en el globo. No apoyo su política exterior. Así que cuando miro las protestas antigubernamentales, primero evalúo cuál es la agenda y luego busco los hechos. ¿Tiene EEUU un papel allí? Veo estas protestas como un barco. Siempre hay un descontento en el público, ese es el viento en las velas, pero a menudo es EEUU quien controla el timón, quien guía las protestas en una dirección más violenta, maximalista y extrema.
En el pasado, los principales medios de comunicación estadounidenses informaban sobre este tipo de acontecimientos y miraban bajo la superficie de las protestas. Se podía hablar y plantear preguntas respecto a la política exterior y del “poder blando” de EEUU en los principales medios de comunicación. A partir de la elección de Trump y desde el amanecer de esta nueva Guerra Fría, hemos visto a los medios de EEUU entusiastamente transformarse en un brazo de la guerra de información en contra de sus dos competidores más poderosos: Rusia y China, y con los países independientes que les orbiten.
¿Y cuál es el rol de The Grayzone?
The Grayzone es uno de los pocos medios independientes en EEUU, exponiendo lo que creemos son las armas imperialistas del futuro. No son tanques entrando a Irak y tropas ocupando territorio. Es una guerra híbrida: una combinación de sanciones, medidas económicas coercitivas, sumado a la guerra de información y la guerra irregular. Ésta última es la que vimos en Siria, donde equipan y arman a las fuerzas de oposición, al igual que en Centroamérica en la década de 1980. También vamos a los países que están en la mira y conocemos a la población que está siendo blanco de esto. Amplificamos las voces de aquellas personas que los medios de comunicación estadounidenses dejan fuera. Porque aunque quizás ellos son la mayoría de la población, lo que estas personas necesitan decir es inconveniente a la narrativa del Departamento de Estado y del establishment de la política exterior de Estados Unidos. Estas voces podrían pertenecer a jóvenes que apoyan a los sandinistas, podrían ser sirios comunes y corrientes que viven en Damasco o en una villa cristiana de la que se ha apoderado Al Qaeda. Pueden ser partidarios de la revolución bolivariana en una cooperativa de un barrio en Caracas. Gente en Honduras que se está rebelando en contra del narco-gobierno de Juan Orlando Hernández. Lo que apuntamos a hacer es llenar el vacío que los medios estadounidenses han creado, mediante una completa participación en esta guerra de la información.
¿Fue Nicaragua tu primer viaje a América Latina como reportero?
No, en realidad el primer artículo que publiqué fue el 2002 en Ciudad Juárez, donde cubrí la avalancha de femicidios selectivos, absolutamente misteriosos. Apunté a cómo el NAFTA y la guerra contra las drogas ayudaron a alimentar este ambiente inseguro, donde las mujeres terminaban apareciendo en fosas comunes. Acabé en Nicaragua en 2006 y 2007. Hice una cobertura de la toma de posesión de Daniel Ortega. Ahí pude ver en la Plaza del Malecón, en el centro de Managua, a Hugo Chávez y Evo Morales hablar antes de que saliera Ortega, lo cual fue una experiencia increíble.
¿En qué sentido?
Ver el poder, la influencia y el carisma que emanaba Chávez. Toda la plaza se llenó para escucharlo hablar. La forma en que él captó la atención de la gente y los inspiró en un momento en que la “Marea Rosa” estaba realmente alta. El panorama económico de Venezuela era increíble. Fue justo antes del retroceso del socialismo en América Latina, que comenzó con el golpe de Estado en Honduras.
Cuando recientemente viajaste a Nicaragua para informar sobre las protestas contra Ortega, ¿cuáles eran tus expectativas?
Fui en julio de 2018, justo cuando terminó lo que yo vi como un golpe blando. Mis expectativas no estaban muy bien formadas, pero estaba consciente de que había una historia que se estaba dejando de lado, en la que áreas enteras habían sido tomadas y convertidas en ingobernables. Las habían dejado aisladas mediante “tranques” (barricadas). Abusaron de la gente por ser sandinistas y por su afiliación política.
Cuando iba por estas áreas, empezaba a hablar con una persona y de pronto me daba cuenta de que había cuarenta personas más haciendo cola para hablar contigo. Recuerdo una ocasión, uno de ellos era un hombre al que le faltaba un ojo y que andaba con su familia. Estaban todos cubiertos de moretones. Habían sido secuestrados por “tranquistas” de la oposición. Comenzaron a llorar ante mí, me contaron que fueron torturados. Sólo querían hablar con algún reportero para sentir que habría algo de justicia.
Le pregunté a todos ellos, ¿ha venido alguno de los grupos internacionales a hablar con ustedes, el brazo de Derechos Humanos (DDHH) de la OEA, por ejemplo? Ellos respondían “No, por supuesto que no”. Porque no encaja con la narrativa. Fue un poco abrumador y traumático escuchar día tras día lo que la gente había pasado, gente que era partidaria de un gobierno electo.
¿Hubo algún otro incidente de esta experiencia que te impactó?
Recuerdo el caos seudo apolítico de la oposición cuando fueron a la UNAN (Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua). Se trata de una universidad que proporcionaba educación gratuita a los jóvenes de toda Nicaragua. Fue Carlos Fonseca quién (durante los 60s-70s) decidió quitar el 6% del presupuesto de defensa, del dinero gastado en el ejército, para proporcionar educación superior gratuita para los estudiantes. También se les proporcionaba vivienda. Era la población que no podía estudiar en una universidad privada ni tampoco tenían internet en su casa. Era ahí donde obtenían acceso a internet.
Pasé por algunas residencias y por el Centro de Salud Reproductiva para mujeres, que atendía toda la zona de forma gratuita, y por una guardería, las cuales habían sido completamente incendiada y saqueada por “manifestantes” eran estudiantes que provenían de una universidad privada llamada UCA (Universidad Centroamericana). Eso fue completamente impactante, ver la poca consideración que tuvieron. Un líder del sindicato estudiantil, lo describió como una guerra de clases.
Me enfureció mucho la forma en que toda esta crisis había sido reportada en los medios de comunicación estadounidenses, como algo completamente creado por Daniel Ortega. Que toda la violencia había sido llevada a cabo por el gobierno y sus turbas, su muchedumbre y sus paramilitares contra la oposición. Y sin negar que hubo violencia en esa dirección, absolutamente nada de esta otra violencia estaba siendo contada. Esto me hizo redoblar la misión de “The Grayzone” para llenar el vacío informativo.
En este momento hay muchos disturbios en diferentes países de América Latina. Llama la atención la diferencia entre el reportaje acerca de quién se busca derrocar y respecto de quién está protestando. Los abusos en Chile o Bolivia han recibido escasa atención de los medios tradicionales de Norteamérica ¿Qué crees explica esas diferencias, más allá de lo que ya has mencionado?
Lo que nunca veo es un patrón en los medios de comunicación estadounidenses de informar sobre violaciones de los DDHH, sobre todo cuando va en contra de la agenda del Departamento de Estado. Puede que haya reportajes aislados que muestre a la policía y las fuerzas de seguridad chilenas disparando a los manifestantes a los ojos. Un reportaje realmente impactante es el del Washington Post, donde un supremacista blanco, neoconfederado, fue con la intención de disparar a los manifestantes porque odiaba a los izquierdistas. Pero el reportaje lo retrata como alguien que ama el libertarismo y que es extremadamente apasionado. Estamos hablando de un terrorista extranjero que fue filmado disparando a la gente en la calle. Eso te dice mucho de inmediato, la manera en que lo humanizaron y lo retrataron como una especie de individuo excéntrico que simplemente se tornó un poco muy “apasionado”.
Edgardo Lander, académico venezolano, criticaba que la izquierda sólo puede ver los conflictos extranjeros como “imperialismo” y “anti-imperialismo”, sugiriendo de alguna manera que los medios estadounidenses de izquierda han simplificado algunos de los debates internos en torno al gobierno de Maduro. ¿Ve esta tendencia en la cobertura o en los debates de la izquierda occidental? ¿Cómo abordas la representación de la política interna de otro país?
Nosotros hemos cubierto respecto a Edgardo Lander y su “Marea Socialista”. También su amistoso encuentro con Juan Guaidó durante los buenos viejos días del golpe, después que éste se autoproclamara presidente. Guaidó buscaba proyectar que tenía una coalición detrás de él, que tenía apoyo popular y que no era el típico derechista respaldado por EEUU. Lander lo ayudó a cubrir ese flanco a la izquierda. Personas como Lander, realmente hablan el lenguaje que escuchamos en torno a lo que es la izquierda para EEUU, particularmente en los salones académicos, donde la base de Lander parece estar. Es una obsesión con la pureza, que ningún izquierdista en el poder es suficientemente perfecto. O no son lo suficientemente anticapitalistas o están demasiado decididos a aferrarse al poder. No hay nada que puedan hacer bien.
Cuando Lula da Silva estaba en el poder en Brasil, el sitio web Brasilwire hizo un estudio de contenido de la Revista Jacobin, la cual es socialdemócrata y busca ser la voz del movimiento de Bernie Sanders. Durante el gobierno de Lula, Jacobin publicó en su mayoría artículos negativos o críticos acerca de Lula y de cómo no era lo suficientemente socialista o lo suficientemente perfecto.
Luego Lula fue a la cárcel y Jacobin se convierte en la “Central de Noticias Lula Libre”. Realizan livestreams, eventos en vivo, pidiendo que sea liberado. Estaban celebrando cuando salió de prisión. Creo que esta es una de las lecciones que creo que la gente debería aprender de figuras como Edgardo Lander. Cuando sacrificas un liderazgo de izquierda imperfecto, obtienes la dictadura derechista perfecta. Lo hemos visto tantas veces.
Hay críticas que se pueden hacer a cada una de las figuras de izquierda, desde Manuel Zelaya hasta Nicolás Maduro, pasando por el liderazgo de Cuba y también a Jean-Bertrand Aristide. Pero lo que vemos después que estos líderes son expulsados es atroz.
Esta es una afirmación que incluso he hecho sobre Siria, donde tienes un gobierno que no es realmente de izquierda, que preside un estado policial, donde la corrupción es generalizada. Pero permite la existencia de una sociedad pluralista, donde las minorías religiosas pueden existir con la mayoría sunita. Donde la gente tiene algunos beneficios públicos y donde -antes de la guerra indirecta- tenían una economía aceptable. La gente tenía electricidad las 24 horas. Y la gente de las zonas rurales podía ir gratis a la universidad. Lo que Occidente, la OTAN y los Estados del Golfo pretendieron hacer en Siria fue reemplazar esto con Libia, un estado completamente fracasado donde las milicias islámicas extremistas luchan por el control. Donde los grupos minoritarios son masacrados, asesinados y abusados: actualmente en Libia existen subastas de esclavos al aire libre.
Así que tenemos que entender lo que está en juego: Lo que acaba de ocurrir en Bolivia claramente es imperialismo. Entonces, ¿queremos debatir el referéndum de 2016, o queremos hablar de cómo nuestro gobierno lisa y llanamente violó descaradamente el derecho internacional, interfiriendo en los asuntos de otros países, destruyendo su esperanza y su futuro, destruyendo sus economías también, para que el capital financiero pueda entrar y saquear como quiera? Eso es de lo que tenemos que hablar. La gente que supura en salones académicos como Lander, quieren evitar tener una discusión consecuente y neutralizar a la izquierda, especialmente en Occidente, cegándonos y difuminando las líneas claramente definidas por el imperio.
Es paradójico, recuerdo lo crítico que éramos hace 10 o 15 años del gobierno de Lula: que no era lo suficientemente socialista o que implementaba algunas políticas neoliberales. Años después, todos estamos celebrando la liberación de Lula…
Ha sido una lección para mí. Yo solía estar sujeto a algunas de esas políticas de pureza. Pero sólo viendo la historia devenir he aprendido estas lecciones y no pienso volver atrás.
El 2019 ha sido especialmente turbulento en Latinoamérica, parecen haber señales de cambio, pero la dirección no está del todo clara. ¿Ves una dirección hacia dónde está yendo todo? O ¿existe algún rasgo geopolítico que pueda ayudarnos a explicar cómo es que haya protestas en diferentes países sin discriminar el tipo o signo del gobierno que tienen?
La inquietud en la región es una característica habitual. Yo tendría mucho cuidado al tratar de hablar de toda la región. En un artículo de opinión en el New York Times, Jorge Castañeda -intelectual mexicano de centroizquierda neoliberal-, trató de referirse a Bolivia en el contexto de Chile y Ecuador, y no creo que se pueda juntar todo. Bolivia parece ir en contra de la tendencia, donde la “Marea Rosa” ha retrocedido bajo un montón de presión de EEUU, de la derecha de la región y de las finanzas internacionales. Vimos a un gobierno de izquierda tras otro caer a través de trucos parlamentarios, golpes parlamentarios, golpes legales y golpes derechamente de estado. Pero lo que estamos viendo ahora es que la marea vuelve, porque cuando la derecha llega al poder, implementan la austeridad del consenso de Washington. A la mayoría de la gente en situación de pobreza en Chile, no le van a gustar las políticas de Piñera. Así, tienes gente durmiendo en las calles, mientras que la policía está desenfrenada. No hace falta un politólogo para entender que las tendencias siempre van a moverse a favor de la izquierda a lo largo de la región. Y no nos olvidemos de Haití, donde tienen un gobierno instalado por EEUU, que se embolsó todos los fondos de Petrocaribe. Han tenido protestas durante semanas y semanas, que están muy bien organizadas y no se detienen. Creo que esa es realmente la tendencia regional.
El retroceso de la “Marea Rosa”, que Nicolás Maduro describió como la tercera fase de la historia reciente latinoamericana, está un poco construida e impuesta de manera artificial. En este momento tenemos un mundo bipolar. La cuarta fase sólo será posible a través del resultado de la gran competencia de potencias en la que EEUU acaba de involucrarse contra Rusia y China. Éstos últimos, se han constituido como un solo bloque diplomático y político para resistir la hegemonía estadounidense. Pero hacia lo que estamos avanzando en última instancia es un mundo multipolar que beneficiará literalmente a miles de millones de personas al permitirles realizar las tendencias políticas naturales y orgánicas de sus regiones. Creo que América Latina es orgánicamente una fuerza progresista, y lo estamos viendo.
Aunque aparenta ser como la Guerra Fría, China y Rusia no parecen tener una influencia determinante sobre la región. ¿Te parece que la tensión es entre el imperialismo estadounidense y la autodeterminación de la región?
Creo que hay un papel importante que ellos juegan. De hecho, vi a Delcy Rodríguez referirse a Rusia como el “heroico protector” de Venezuela en el 40vo aniversario del movimiento sandinista en Managua, debido a que les proveyeron protección diplomática en el Consejo de Seguridad de la ONU. También los protegieron militarmente, enviando capacitadores para utilizar equipamiento avanzado, logrando disuadir el tipo de guerra sucia o invasión directa que muchos querían en Washington.
Más crucialmente, está el problema de las sanciones. Necesitas que países poderosos compren tu petróleo y tus exportaciones. Es necesario que exista un sistema financiero alternativo al SWIFT, por el cual cada una de las transacciones internacionales debe pasar. Este sistema siempre se atiene a las sanciones de Estados Unidos, países completos pueden verse marginados del mundo económico. Eso fue lo que ocurrió con Irán. Rusia está desarrollando un sistema SWIFT alternativo en estos momentos. Cuando Rusia o China sean capaces de tener un sistema listo y funcionando, en ese momento vamos a comenzar a ver el rol que estos pueden jugar en iniciar la formación de un orden mundial multipolar.
Lo mencioné hace poco en una entrevista sobre “guerra híbrida”. Las sanciones son las armas de hoy. No son sanciones realmente, porque la palabra “sanción” transmite el sentido que estos países han hecho algo mal. Son medidas unilaterales de coacción. No son aprobadas por la ONU, son simplemente parte de una guerra económica de asedio medieval. Y cualquier país que espera ser independiente necesita encontrar una forma de escapar de dichas sanciones.
¿Y ves otros mecanismos de protección, menos dependientes de otras potencias, que puedan ser eficaces?
Sí, creo que hay tres o cuatro factores internos para la supervivencia nacional contra la presión imperial. Uno sería tener una base constituyente muy bien organizada, como el movimiento chavista. Los sandinistas en Nicaragua son la principal base política interna. Rara vez he visto una inteligencia y sofisticación como la de la juventud sandinista. Incluyendo su sofisticación en difundir su mensaje en Twitter y redes sociales.
El segundo factor, es tener un movimiento armado propio, dispuesto a defender tu revolución, que sea además lo suficientemente disciplinado para no ser represivo. Esa es la diferencia entre Venezuela, con los colectivos, y Bolivia, donde Evo se quedó sin poder.
El tercer factor es que las fuerzas militares y de seguridad interna deben ser leales, otra diferencia clave entre Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Las fuerzas de policía de Nicaragua fueron reformadas por Tomás Borge. No sólo son ideológicamente leales, sino que han caracterizado a Nicaragua como el país menos violento de Centroamérica. En los tres países del “triángulo del norte”, tienen una crisis social con las maras, pandillas de narcos que aterrorizan a la gente, que dejan cientos de muertes cada año. Puedo decir después de haber estado por toda Nicaragua que en ningún momento me sentí inseguro. Esto es un testimonio de cómo los sandinistas han reformado la fuerza policial.
Estos militares no tienen programas de entrenamiento y de cooperación con la Escuela de las Américas en Fort Benning, donde se han organizado tantos golpes en América Latina. Existen programas de “Intercambio Policial Latinoamericano”, como se les conoce, que son dirigidos por el FBI. En Bolivia todo el liderazgo de la policía nacional y militar, hasta el jefe del estado mayor militar (Kaliman) que exigió la expulsión de Evo, han participado en estos programas.
Un cuarto factor creo que es la soberanía alimentaria, que es la diferencia entre Nicaragua y Venezuela. Venezuela importa algo así como el 70% de sus alimentos. Por eso EEUU está tratando de frenar el programa CLAP, un importante programa de distribución de alimentos que atiende a alrededor de seis millones de familias. Mientras que Nicaragua produce cerca del 80% de sus propios alimentos. Pregunté a la gente en Nicaragua si les preocupaban las sanciones y respondían: “Estamos a prueba de sanciones. Producimos todo aquí. No pueden matarnos de hambre”. Mientras que en Venezuela hay un temor real a la hambruna por sanciones estadounidenses.
Yendo a Bolivia, acabas de publicar un interesante artículo sobre “Macho” Camacho, como le gusta que le llamen. Pero más allá de él, ¿a quién ves liderando el golpe? Parece haber un vacío respecto a ‘de quién es’ este proceso, a quién realmente pertenece. ¿Ves a otros líderes golpistas que tengan el potencial de convertirse en líderes de este movimiento?
Tienes a Áñez, que se autoproclamó presidenta en el parlamento sin tener quórum, así que es inconstitucionalmente presidenta. Tenemos también a Carlos Mesa, que es una especie de candidato neoliberal. Y luego tienes al verdadero derechista de corazón que es Luis Fernando Camacho, quien representa desde Santa Cruz, área separatista de una oligarquía terrateniente con un electorado muy anti-indígena. Veían a Mesa como un candidato de consenso que promovería sus intereses económicos, pero ni siquiera fue invitado al mitin de Camacho en La Paz. A los que sí invitó fue a algunos miembros de un sindicato indígena pequeño que es anti-Evo, y desde que Camacho hizo su famoso ardid con biblia en mano en el palacio presidencial, ha sido un poco menos “macho” y ha intentado sonar más conciliador para hacerse atractivo como candidato presidencial. Así que él merece consideración como el posible próximo líder, posiblemente más que alguien como Carlos Mesa (que es amado aquí en Washington).
Pero es imposible decir qué va a pasar en los próximos días. El país está tan polarizado que si las fuerzas golpistas de la derecha boliviana consiguen el poder, vamos a ver un retorno al trágico período de la historia boliviana en que la mayoría fue dejada de lado. El país ya no será plurinacional. Básicamente, serán dos países, con uno que quedará completamente excluido y marginado: el país indígena. Pero por otro lado, tenemos una resistencia en Bolivia que realmente se ha movilizado muy cohesionadamente. Los movimientos sociales están en las calles y exigen que Evo vuelva al poder. El ejército y la policía parecen estar completamente unidos detrás de Camacho y las fuerzas golpistas, y tienen el monopolio de la violencia. Se ve una lucha cuesta arriba muy difícil para la resistencia.
Volviendo a EEUU, has visto algunas críticas provenientes desde dentro del establishment, de personas como Tulsi Gabbard, Ro Khanna e Ilhan Omar. Pero ¿cómo describes la situación de la política exterior de Estados Unidos en este momento y en el futuro inmediato?
La elección de Trump, cuya campaña se basó, en parte, en contra del intervencionismo, terminó por dejar un “Estado de Seguridad Nacional” o Deep State bipartidista. Así, se armó un golpe de inteligencia interna contra Trump, dirigido por los ex directores de inteligencia y la burocracia del Departamento de Estado, lo que se materializó en el “Russiagate” y ahora se está llevando a cabo a través del “Ukrainegate”. “Russiagate” en última instancia es un retroceso en las fuerzas anti-guerra. En paralelo, hay una especie de renacimiento de la política antiguerra y anti intervencionista dentro del partido demócrata en figuras como Tulsi Gabbard. Ella entiende que es necesaria una coalición entre la derecha y la izquierda contra la política exterior de Estados Unidos, lo cual proviene de su experiencia como veterana de Irak y de su experiencia en Siria también.
Hablemos del regreso de Elliot Abrams.
Creo es el símbolo de la era de Trump, cómo todos se han ido quitando las caretas. Ya nadie cree realmente que Estados Unidos está promoviendo la democracia cuando apoya a Juan Guaidó. Lo que sucedió cuando Elliot Abrams cuando fue humillado por Ilhan Omar. La gente que era Demócrata salió a defenderlo enérgicamente, como la mujer que trabajaba en un think-tank del Partido Demócrata, habló de él como si fuera su amiga de toda la vida: “¡Qué buen hombre es! ¿cómo puede ser tratado así?”. Había una especie de coro bipartidista defendiendo a Abrams en Washington. Ha logrado resucitar su reputación, como si la masacre en El Mozote nunca hubiera ocurrido. Por otro lado, George W. Bush tiene un índice de aprobación positivo entre el público estadounidense, como si la guerra de Irak nunca hubiera ocurrido. El papel de la izquierda antiguerra es movilizar a la gente, inspirarla a tomar acción, pero también de conservar la historia, recordar a la gente lo que este país ha hecho en los últimos años. Y eso es difícil de hacer.
¿Cómo crees que organizaciones como la Fundación Nacional para la Democracia (NED), USAID o, en un nivel distinto, la OEA juegan para el imperialismo estadounidense y el poder blando?
Son lo que llamo la “Maquinaria de Cambio de Régimen”, compuesta por organizaciones que en realidad fueron sacadas de la CIA. Uno de los fundadores del NED, dijo a David Ignatius del Washington Post en 1991 que ellos harían lo que la CIA hizo en secreto, pero abiertamente y al aire libre. Abiertamente, financian a grupos de la sociedad civil y organizaciones de los medios, específicamente para despertar oposición a gobiernos que no les gustan. En Nicaragua han entrenado a miles de estudiantes en cómo usar eficazmente las redes sociales para movilizar a la gente, entrevisté a uno de ellos mientras estaba allá. Promovieron el separatismo apoyando al Consejo Nacional de Santa Cruz del cual Luis Fernando Camacho es presidente.
El NED ha apoyado a los movimientos de oposición en casi todos los continentes, mientras que el resultado de su apoyo es a menudo la destrucción de la democracia. Esta institución estuvo a la vanguardia del golpe contra Jean-Betrand Aristide en Haití. El NED tiene dos filiales: el Instituto Democrático Nacional, que trabaja a través del Partido Demócrata, y el Instituto Republicano Internacional (IRI). El IRI tenía una persona ‘a cargo’ en Haití que parecía haber sido sacado de una novela de Graham Greene. Su nombre era Stanley Lucas. Era hijo de una familia terrateniente acaudalada que había llevado a cabo una famosa matanza de campesinos. Era experto en kung-fu. Coordinó lo que se conocía como el “Grupo de 184”, que eran 184 partidos políticos menores, entrenó a sus líderes y desplegó tácticas tradicionales de desestabilización de la CIA. Iban a marchas en Cite du Soleil (base del movimiento LAVALAS de Aristide) para provocar a la gente e intentar incitar a la violencia. Aplicando la “teoría de la violencia marginal” en la cual provocas que tu oponente te ataque para filmarlo. Boicotearon las elecciones para luego tildar al gobierno de ilegítimo y autoritario. Y siguieron presionando, mientras EEUU sancionaba a Haití. Todo lo que se necesitó fue llevar unos cientos de hombres a la capital para echar a Aristide.
El NED también financia a periodistas y organizaciones que están dentro de EEUU. En otras palabras, el gobierno está financiando propaganda doméstica. Han apoyado a Bellingcat, que ha sido central en impulsar esta propaganda, ha promovido mucha de la propaganda de cambio de régimen en Siria. Hay un documental sobre ellos. Son conocidos como una de especie de valiente grupo colaborativo de periodistas que logra probar que un ataque químico tuvo lugar sólo mediante el uso de material de código abierto desde el living de sus casas.
Nos atacan constantemente: Elliot Higgins de Bellingcat celebró mi arresto por cargos falsos. Se trata de alguien que está financiado por la “Máquina de Cambio de Régimen”. Creo que eso debería ser un escándalo. Solía haber una legislación llamada la Ley Smith-Mundt, la cual prohibía la propaganda doméstica. Pero ahora todo está teniendo lugar de una manera tan sofisticada que para la mayoría del público es imposible saber realmente quién está detrás de ella.
Puedo señalar muchos ejemplos de personas y proyectos apoyados por el NED que han venido tras nosotros. Están en un punto en que parece ser una operación realmente cohesionada.
Para finalizar, ¿El poder americano en América Latina está en declive?
La administración de Trump ha puesto mucho más énfasis en América Latina. John Bolton, como Consejero de Seguridad Nacional, declaró que EEUU estaba implementando una política monroista hacia América Latina, la cual es abiertamente neocolonialista. La razón es histórica. EEUU ha reducido su presencia en Oriente Medio porque la guerra en Afganistán fracasó. La Guerra de Irak era profundamente impopular y Obama removió las últimas tropas. Y ahora la presencia de EEUU en Siria es cuestionada. Durante la administración Bush, América Latina pudo prosperar porque Bush estaba concentrado en el Medio Oriente.
El Departamento del Tesoro y la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) también son relevantes, puesto que han desarrollado mecanismos sofisticados para sancionar a los países, investigar sus finanzas y llegar a la vena yugular de la economía de un país. Durante la administración de Bush esos mecanismos eran todavía experimentales, estableciéndose la OFAC recién en 2006. En la actualidad estos mecanismos realmente han alcanzado su máximo potencial.
Todos estos factores se han unido para causar un daño real a Venezuela, lo que a su vez causa daño a Cuba y que también ha sido un factor enorme en las protestas en Haití. Toda la región ha sufrido a causa del ataque a Venezuela. Todos los trucos parlamentarios y falsas investigaciones de corrupción, como la investigación del Lava Jato en Brasil. Todavía no sabemos qué papel jugó el Departamento de Justicia de EEUU en esa investigación, pero las conexiones de Sergio Moro con el Departamento de Justicia y con EEUU parecen bastante claras.
EEUU es ahora capaz y está más dispuesto que en el pasado reciente a hacer daño en América Latina. Pero creo que en última instancia será contraproducente porque estas políticas son profundamente impopulares y el tipo de liderazgo que llega al poder impulsado por la influencia estadounidense, como estamos viendo en Chile, nunca va a ser bienvenido.
Fuente: https://www.telesurtv.net/
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