El pasado 4 de noviembre de 2019 se cumplieron 47 años del asesinato cobarde de Casimiro Sotelo, Hugo Medina, Roberto Amaya y Edmundo Pérez, cuatro dirigentes del Frente Sandinista, que representaban toda una legión de jóvenes valientes y patriotas que venían haciendo conciencia entre la población de la necesidad imperiosa de derrotar la dictadura somocista.
Casimiro fue el símbolo de la juventud rebelde que no se subordinó a la dictadura somocista, su legado perdura en la actual Nicaragua Libre. Fue un destacado dirigente estudiantil que llevó el mensaje revolucionario a los jóvenes de la Universidad Centroamérica de los años 60’s.
Eran tiempos duros para el pueblo, para las estructuras del FSLN, movimiento político que tenía pocos años de haber sido fundado por Carlos Fonseca Amador, Tomás Borge Martínez y Silvio Mayorga, entre otros nicaragüenses que vieron en la Revolución Cubana su mayor ejemplo de lucha contra la opresión.
En esa época se hacía trabajo de hormiga, algunos de manera clandestina, otr@s compañer@s se dedicaban a la labor de hacer conciencia social, política y revolucionaria, de promover cambios drásticos en la conducción del país.
El FSLN se fortalecía en miembros, pero el trabajo era muy duro, arriesgado, sin embargo los jóvenes sabían de la necesidad de promover los cambios de conciencia, ese era parte del trabajo del compañero Casimiro Sotelo, un joven dirigente estudiantil que tuvo la valentía de increpar al tirano Anastasio Somoza Debayle y exigirle que diera a conocer el lugar en que se encontraba el cuerpo del General Augusto C. Sandino.
El compañero Jacinto Suárez, actual diputado sandinista en la Asamblea Nacional y Secretario de Relaciones Internacionales del FSLN, conoció enteramente a Casimiro Sotelo, su pensamiento, su dedicación por las causas sociales, pero sobre todo su firme y férrea voluntad de trabajar por una Nicaragua Libre de la dictadura somocista.
Sotelo junto a Hugo, Roberto y Edmundo, fueron asesinados brutalmente por la Guardia Somocista. Se encontraban en el barrio Monseñor Lezcano cuando los esbirros los localizaron y terminaron con su existencia física, pero no con su legado, sus ideas y su pensamiento de amor hacia el pueblo.
“Al cadáver de Casimiro le dejaron el mismo número de perforaciones que tenía el cadáver de Gonzalo Lacayo (sargento somocista), lo digo porque a mí me toco verlo, identificarlo, realmente lo que querían era meter terror”, recuerda Jacinto, al rememorar que días antes del asesinato de Casimiro, Lacayo fue ajusticiado por combatientes populares y en venganza la guardia acribilló a los dirigentes sandinistas que se encontraban en una casa de seguridad en Monseñor Lezcano.
Recordó que a mediados de 1967, la dictadura ante el pueblo tenía una imagen de imbatible y de repente se dio un combate en el que el sargento somocista Lacayo cae.
Jacinto Suárez, 47 años después rememora:
“En ese momento se había salido de Pancasán, tenía la dictadura una imagen de imbatible, que había destruido la guerrilla y de repente le responde con un gesto de ese tamaño ejecutar a uno de sus principales dirigentes, esa represión fue terrible, Casimiro fue la expresión de la venganza, como lo fue también la expresión de la venganza otras compañeras y compañeros que cayeron en esos días prisioneros como Gladys Báez, Silvia Carrasquilla, mujeres que son las primeras salvajemente torturadas”.
Increpa al tirano
Sostuvo que Casimiro formó parte de una generación de jóvenes revolucionarios, que tomaban muchos riesgos para ir formando la conciencia del pueblo, pero a la vez estaban compuestos de mucha valentía.
“¿Qué es Casimiro para nosotros?
En primer lugar representa la generación más cruda de la siembra, de abonar mucha conciencia, se tenía que trabajar mucho en la conciencia de la gente y se hacía sobre todo con mucho riesgo, con mucho audacia”, reflexiona el hoy diputado.
Una anécdota en la vida de Casimiro y que revela su audacia y valentía, fue cuando en un acto público y ante la presencia de las autoridades somocistas, el joven increpa al tirano y le exige que dé a conocer dónde estaba el cuerpo del General Sandino.
Jacinto recuerda que ese día, tras increpar al dictador, se armó un forcejeo, pero la Guardia de Somoza no pudo detener, ni agredir a Casimiro, porque el evento se transmitía por las radios y muchos ayudaron a que no fuese detenido.
“En una ocasión un grupo de compañeros nos dirigimos hacia el auditorio (…) Casimiro entró, se sentó y cuando terminó de hablar Somoza, le dijo ‘mire presidente Somoza, antes de que termine de hablar y antes de que siga haciéndole ese tipo de ofertas al pueblo de Nicaragua, haga una cosa que va a hacer felices a todos los nicaragüenses, entréguele los restos del general Sandino’”, recordó.
Después, en el Estadio Nacional, en otro acto público, jóvenes se lanzaron al campo y con una manta que llevaba la frase “No más Somoza” expresaron su descontento contra el sistema. En esa ocasión el tirano no asistió, pero sí el vicepresidente y otros funcionarios somocistas. Los estudiantes fueron reprimidos, pero Casimiro, Jacinto y otro grupo lograron escapar.
Pero cuando eso sucedía, Casimiro observó que del grupo de jóvenes que eran reprimidos, la mayoría eran mujeres y por tanto, se regresó a ayudarles.
“Hay una foto que le dio la vuelta al mundo, en que él está con su cuerpo cubriendo para que lo golpeen a él y no a las compañeras”, reseñó Jacinto, al contar las anécdotas vividas con Casimiro y que definen su carácter humanista y revolucionario.
Casimiro era un buen agitador social y no dejaba escapar oportunidad para denunciar la dictadura, levantar banderas sociales, por tanto era un símbolo de la juventud rebelde que no se subordinaba a la dictadura, a pesar que la familia estaba fuertemente vinculada al régimen somocista.
Ese hecho a criterio de Jacinto, hizo que Somoza y la Guardia Somocista le pusieran un particular odio a Casimiro Sotelo, que era primo-hermano de Orlando Medrano Montenegro, que en los años 60’s fue el presidente del congreso somocista. La hermana de Casimiro fue casada con un alto mando militar.
Jacinto Suárez recuerda:
“Casimiro era alguien que venía de las entrañas del sistema, con esa audacia y esa disposición y después pasa a la lucha guerrillera y cae preso en un momento como ese, la saña contra él tiene ese particular mensaje, 18 perforaciones de bala tenía Gonzalo Lacayo, 18 perforaciones de bala con tiro de gracia tenía el cadáver de Casimiro Sotelo”.
Casimiro Sotelo fue un revolucionario muy destacado y militante del FSLN, fue presidente del Centro Estudiantil de la Universidad Centroamericana (Ceuuca), movimiento juvenil que se rebeló contra el régimen somocista, fue asesinado a los 24 años de edad el cuatro de noviembre de 1967 por esbirros somocista a cargo del coronel somocista Alesio Gutiérrez.
Jacinto finalizó diciendo que la gesta y legado de Casimiro, y su sacrificio de morir por las libertad del pueblo, es entendible porque estaba seguro que años después habrían nuevos jóvenes y nuevos revolucionarios que conquistarían las victoria, tal y como ocurrió el 19 de julio de 1979.
Fuente:https://www.el19digital.com
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