Compartimos con todas y todos un escrito de Mao Tze Tung redactado en el año mayo de 1930, titulado: «Contra el culto a los libros». A continuación se detalla el texto original.
I. Quien no ha investigado no tiene derecho a opinar
Si usted no ha investigado un problema, se le priva del derecho a opinar sobre él. ¿Es esto demasiado brutal? No, en lo más mínimo. Puesto que no ha investigado el estado actual del problema ni sus antecedentes, e ignora su esencia, cualquier opinión que exprese al respecto no pasará de ser un disparate. Decir disparates, como todo el mundo sabe, no resuelve nada; así, ¿qué habría de injusto en privarlo del derecho a opinar? Muchos camaradas no hacen más que lanzar disparates con los ojos cerrados; esto es una vergüenza para un comunista. ¿Cómo puede un comunista decir tonterías con los ojos cerrados?
¡Inadmisible!
¡Inadmisible!
¡Hay que investigar!
¡No decir disparates!
II. Investigar un problema es resolverlo
¿No puede usted resolver un problema? ¡Pues bien, póngase a investigar su situación actual y sus antecedentes! Cuando haya investigado cabalmente el problema dejándolo claro, sabrá como resolverlo. Toda conclusión se saca después de haber investigado, y no antes.
Únicamente un tonto, solo o reuniendo a un grupo de gentes, se devana los sesos para “encontrar una solución” o “elaborar una idea” sin hacer ninguna investigación. Debe subrayarse que esto no conducirá en absoluto a ninguna solución eficaz, a ninguna idea provechosa. En otras palabras, lo único que puede hacer ese tonto es deducir soluciones erróneas, ideas equivocadas.
No son pocos los inspectores, jefes de guerrillas y cuadros recién nombrados que gustan de hacer pronunciamientos políticos apenas llegan a un lugar, y se pavonean criticando esto y censurando aquello cuando sólo han visto algunas apariencias o detalles menores de las cosas. En realidad nada hay más detestable que esa manera puramente subjetiva de decir disparates. Sin duda, esa gente estropeará las cosas, perderá la confianza de las masas y no será capaz de resolver ningún problema.
Muchos de los que ocupan cargos dirigentes se limitan a exhalar suspiros ante los problemas difíciles, sin poder resolverlos. Pierden la paciencia y piden ser trasladados, alegando que por falta de capacidad no están a la altura de su trabajo. Estas son palabras propias de cobardes.
Pues bien, ponga usted los pies a andar, recorrer cada sector o lugar que se encuentre bajo su responsabilidad y “pregúntelo todo”[1], como hacía Confucio, y entonces, por más pobre que sea su capacidad, sabrá encontrar soluciones, pues si antes de salir de la oficina no hay nada en su cabeza, de regreso ésta ya no se hallará vacía, sino provista de todo tipo de materiales necesarios para la solución de problemas; es así como éstos se resuelven. ¿Es indispensable salir? No forzosamente. Puede usted convocar a una reunión de investigación a personas familiarizadas con la situación, a fin de hallar el origen de ese que usted considera un problema difícil y enterarse de su estado actual; entonces le será fácil resolverlo.
La investigación se asemeja a los largos meses de gestación, y la solución del problema, al día del parto. Investigar un problema es resolverlo.
III. Contra el culto a los libros
Todo lo que está escrito en los libros es correcto: tal es la mentalidad que hasta hoy subsiste entre los campesinos chinos, que son culturalmente atrasados.
Pero, cosa extraña, en las discusiones dentro del Partido Comunista también hay gente que tiene a flor de labios esta frase: “Muéstreme el libro en que ese esta escrito.”
Cuando decimos que una instrucción de un organismo superior es correcta, no es porque simplemente provenga de un “organismo dirigente superior”, sino porque su contenido se adapta a las circunstancias objetivas y subjetivas de la lucha y responde a sus necesidades.
Una actitud formalista muy errónea es ejecutar ciegamente las instrucciones sin discutirlas ni examinarlas a la luz de las condiciones reales, basándose de modo exclusivo en el concepto de “organismo superior”. Ha sido precisamente debido a la dañina influencia del formalismo que la línea táctica del Partido no ha podido arraigar profundamente en las masas. Cumplir una instrucción de un organismo superior a ciegas y aparentemente sin objeción alguna, no es aplicarla de veras, sino que de hecho constituye la manera más hábil de oponerse a ella o de sabotearla.
También en las ciencias sociales el método de estudio que se basa únicamente en los libros es en sumo grado peligroso y hasta puede conducir el camino contrarrevolucionario. Evidente prueba de ello es el hecho que muchos comunistas chinos que se aferraban exclusivamente a los libros en su estudio de las ciencias sociales se han convertido, unos más temprano y otros más tarde en contrarrevolucionarios.
Si afirmamos que el marxismo es correcto, no es en absoluto porque Marx haya sido un “profeta”, sino porque su teoría ha demostrada ser acertada en nuestra práctica y en nuestra lucha. El marxismo es indispensable en nuestra lucha.
Al aceptar esta teoría, no nos anima ninguna idea formalista, ni mucho menos mística como la de “profecía”. Muchos de los que han leído libros marxistas se han convertido en renegados de la revolución, mientras que frecuentemente obreros analfabetos llegan a dominar el marxismo.
Por supuesto, debemos estudiar libros marxistas, pero tenemos que combinar el estudio con las condiciones reales de nuestro país. Necesitamos de los libros, pero tenemos que superar la tendencia a rendirles culto, que nos lleva a divorciarnos de la realidad.
¿Cómo podemos superar el culto a los libros? El único medio es investigar la situación real.
IV. Si no se investiga la situación real, se cae inevitablemente en una aplicación idealista de las clases y en una orientación idealista del trabajo, lo que conduce al oportunismo o al putchismo.
¿No cree usted en esta conclusión? Los hechos le obligarán a creer en ella. Ensaye a hacer una apreciación de la situación política o dar orientación a la lucha sin hacer investigaciones sobre la realidad, y verá si es cierta o no la afirmación de que tales apreciación y orientación son vacías e idealistas, y si conducen o no a errores de oportunismo o putchismo. La respuesta sin duda será afirmativa.
Esta no se debe a que haya habido negligencia en la elaboración del plan antes de actuar, sino a que ha habido descuido en el estudio de la situación real de la sociedad antes de elaborar el plan, como sucede con frecuencia en las unidades guerrilleras de nuestro Ejército Rojo. Oficiales del tipo Li Kui[2] castigan a ciegas a sus hombres una vez que estos son cogidos en falta. Como resultado de ello, los castigados se quejan, surgen muchas discordias y los jefes pierden todo su prestigio. ¿No ocurre esto a menudo en el Ejército Rojo?
Sólo desechando el idealismo y previniéndose contra la aparición de cualquier error de oportunismo y putchismo, podremos ganarnos a las masas y derrotar al enemigo. Y sólo investigando esforzadamente la situación real lograremos desechar el idealismo.
V. La investigación socioeconómica tiene por objeto lograr una correcta apreciación de las clases y formular luego una justa táctica de lucha
Con estas palabras respondemos a la pregunta de para qué realizar investigaciones socioeconómicas. Para eso, el objeto de nuestra investigación son las diferentes clases sociales y no fenómenos sociales fragmentarios.
En los últimos tiempos, los camaradas del 4º Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo en general han prestado atención al trabajo de investigación[3], pero muchos de ellos han utilizado métodos erróneos. El resultado de su investigación se parece a las enmarañadas cuentas de un tendero, a los asombrados relatos de un aldeano que acaba de conocer la ciudad o a los contornos de una ciudad populosa vista desde lo alto de una montaña.
Semejante investigación es de poco valor y no nos permite alcanzar nuestro objetivo fundamental, que es conocer la situación política y económica de las diversas clases sociales. Las conclusiones extraídas de nuestra investigación deberán darnos un cuadro de la situación actual de cada clase, así como de las etapas de florecimiento y decadencia vividas en su desarrollo.
Por ejemplo, cuando investigamos la composición del campesinado, no solo debemos conocer el número de los campesinos ricos, medios y pobres, que se distinguen por la clase o la capa social a que pertenecen. Cuando investigamos la composición social de los comerciantes, no basta con saber el número de las personas dedicadas a cada uno de los ramos como el de cereales, vestido, hierbas medicinales, sino que es necesario investigar especialmente el número de pequeños, medianos y grandes comerciantes.
Debemos investigar no sólo la situación de cada ramo, sino, en particular, conocer su composición de clase. No solamente debemos investigar las relaciones entre los diferentes ramos, sino especialmente entre las distintas clases. Nuestro principal método de investigación es hacer la disección de las diversas clases sociales; nuestra meta final es conocer sus interrelaciones, llegar a una correcta apreciación de las clases y determinar luego una correcta táctica para nuestra lucha, definiendo cuáles son las clases que constituyen la fuerza principal en la lucha revolucionaria, cuáles las que debemos ganarnos como aliados y cuáles las que debemos derribar. He aquí nuestro objetivo.
¿Cuáles son las clases sociales que merecen nuestra atención cuando investigamos? Son las siguientes:
El proletariado industrial
Los obreros artesanos
Los asalariados agrícolas
Los campesinos pobres
Los pobres de la ciudad
El lumpemproletariado
Los artesanos
Los pequeños comerciantes
Los campesinos medios
Los campesinos ricos
La clase terrateniente
La burguesía comercial
La burguesía industrial
En el curso de nuestra investigación, debemos prestar atención a la condición de todas estas clases (o capas sociales). Las únicas clases ausentes en las zonas donde trabajamos ahora, son el proletariado industrial y la burguesía industrial; con las demás tropezamos a cada momento. Nuestras tácticas de lucha no son otra cosa que las tácticas respecto a todas estas clases y capas.
Otro serio defecto de nuestras investigaciones ha sido poner un énfasis excesivo en las zonas rurales descuidando las ciudades, de manera que muchos camaradas han tenido siempre una vaga idea acerca de nuestras tácticas para con los pobres de la ciudad y la burguesía comercial. Con el desarrollo de la lucha nos hemos trasladado de las montañas a las llanuras[4]. Físicamente hace ya mucho tiempo que bajamos de las montañas, pero espiritualmente todavía estamos allí. Debemos conocer tanto las ciudades como el campo, pues de lo contrario no podremos responder a las necesidades de la lucha revolucionaria.
VI. La Victoria de la lucha revolucionaria en China depende del conocimiento que los Camaradas chinos adquieran de las condiciones del país.
Nuestra lucha tiene por objetivo pasar de la democracia al socialismo. En esta tarea el primer paso es concluir la revolución democrática, ganándonos a la mayoría de la clase obrera y movilizando a las masas campesinas y los pobres de la ciudad para derribar a la clase terrateniente, al imperialismo y al régimen kuomintanista.
Luego, con el desarrollo de la lucha, debemos llevar a cabo la revolución socialista. El cumplimiento de esta gran tarea revolucionaria no es empresa simple ni fácil; dependerá enteramente de la justeza y firmeza de la táctica que el partido del proletariado adopte en su lucha. Si esta táctica de lucha es errónea o vacilante, la revolución sufrirá sin duda una derrota temporal.
Hay que tener en cuenta que los partidos burgueses también discuten constantemente sus tácticas de lucha. Para ellos, se trata de cómo difundir las ideas reformistas entre la clase obrera para alejarla, mediante engaños, de la dirección del Partido Comunista, de cómo atraerse a los campesinos ricos para aplastar los levantamientos de los campesinos pobres de cómo agrupar a los elementos lumpen para reprimir las luchas revolucionarias, etc.
En una situación en que la lucha de clase se agudiza cada día más y se realiza cuerpo a cuerpo, para lograr su victoria el proletariado tiene que apoyarse por entero en la justeza y firmeza de la táctica de lucha de su partido, el Partido Comunista. Una correcta y firme táctica de lucha del Partido Comunista en modo alguno puede ser elaborada por unas cuantas personas encerradas entre cuatro paredes, sino que sólo puede nacer de la lucha de las masas, de la experiencia práctica.
Por lo tanto, en todo momento debemos estar al corriente de la situación social y efectuar investigaciones sobre la realidad. Aquellos camaradas que tienen ideas rígidas, conservadoras, formalistas y de optimismo sin fundamento, creen que la actual táctica de lucha es perfecta, que los “libros”[5] del VI Congreso Nacional del Partido garantizan la victoria para siempre y basta con acatar sus resoluciones para salir victoriosos en todas partes.
Estos puntos de vista son absolutamente erróneos y no tienen nada en común con la línea ideológica de los comunistas que crea situaciones nuevas a través de la lucha; representa una línea puramente conservadora. Esta línea conservadora, a menos que sea desechada definitivamente ocasionará graves pérdidas a la revolución y perjudicará a esos mismos camaradas.
Obviamente, en nuestro Ejército Rojo hay ciertos camaradas que se muestran satisfechos con el estado actual de cosas, no tratan de comprender los hechos a fondo, sienten un optimismo infundado y fomentan la falsa idea de que “el proletariado es así”. Ellos no hacen más que comer todo el día y dormitar en sus oficinas sin querer dar un solo paso hacia la sociedad para hacer investigaciones entre las masas. Cada vez que hablan dicen las mismas perogrulladas, que fastidian a la gente. Para hacer que esos camaradas despierten debemos elevar nuestra voz y gritarles:
¡Despréndanse sin demora de sus ideas conservadoras!
¡Reemplácenlas por las ideas combativas y progresistas propias de los comunistas!
¡Intégrense a la lucha!
¡Vayan a las masas a investigar la realidad!
Referencias
[1] Véase Analectas de Confucio, libro III, “Pa Yi”: “Cuando Confucio entraba al templo Ancestral, lo preguntaba todo”.
[2] Héroe de la famosa novela china A la orilla del agua, que describe una guerra campesina ocurrida a finales de la dinastía Sung del Norte (960-1127). Es un personaje sencillo, franco y muy leal a la causa revolucionaria de los campesinos, pero sin tacto y de modales bruscos.
[3] El camarada Mao Tse-tung siempre ha dado gran importancia a la investigación social como la tarea primordial en el trabajo de dirección y como la base para definir la política. Por iniciativa suya, la labor de investigación fue desarrollándose gradualmente en el 4º Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo. Además, el camarada Mao Tse-tung hizo de la investigación social una norma de trabajo, y el Departamento Político del Ejército Rojo elaboró formularios detallados que comprendían temas tales como el estado en que se encontraba la lucha de las masas, la situación de los reaccionarios, la vida económica del pueblo y la cantidad de tierra que poseían las distintas clases rurales. Adonde iba el Ejército Rojo, primero investigaba la situación de las clases en la localidad y luego formulaba consignas que correspondían a las necesidades de las masas.
[4] Por “montañas” se entiende la región de montañas Chingkang, situada en los límites entre las provincias de Chiangsi y Junán, y por “llanuras” el Sur de Chinagsi y el Oeste de Fuchien. En enero de 1929, las fuerzas principales del 4º Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo, al mando del camarada Mao Tse-tung, dejaron las montañas Chiangkang para dirigirse al Sur de Chiangsi y Oeste de Fuchien y establecer allí dos grandes bases revolucionarias.
[5] Se refiere a las resoluciones adoptadas en el VI Congreso Nacional del Partido Comunista de China celebrado en julio de 1928, que incluían la resolución política y las resoluciones sobre la cuestión campesina, la cuestión agraria, la organización del poder, etc. A comienzos de 1929, el Comité del Frente del 4º Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo publicó estas resoluciones en forma de folleto para su distribución entre las organizaciones del Partido en el Ejército Rojo y las organizaciones locales del Partido.
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