En Julio de 1928, mediante los portavoces José Vasconcelos y Manuel Ugarte, enviaron una carta a Sandino que constituía para él un motivo de orgullo, la enviaba Henri Burbuse, y decía:
General: Yo envío a Ud. con mi saludo de homenaje, el del proletariado y los intelectuales revolucionarios de Francia y de Europa, que en muchas circunstancias ya me han autorizado para hablar en su nombre, para decirle que nuestra atención se fija con entusiasmo en la heroica figura de Sandino y en sus admirables tropas.
Saludamos en Ud., a un libertador, al solado magnífico de una causa que sobrepasando cuestiones de razas y nacionalidades, es la causa de los oprimidos, de los explotados, de los pueblos contra los magnates. Saludamos a Ud. a toda la ardorosa juventud hispanoamericana que se conmueve y se levanta frente a los verdugos del norte, «las bestias de Oro», y a toda la multitud de trabajadores y de indios que a lo largo del continente se agitan impacientes por ponerse en marcha para rechazar la maquinaria imperialista y capitalista venida del extranjero y en su lugar crear un bello mundo nuevo sobre las tierras que les pertenecen.
A la vanguardia de la lucha y del Continente que se disputa, usted, Sandino, general de hombres libres, está representando un papel histórico, imborrable, por su ejemplo luminoso y sus espléndidos sacrificios. Nosotros estamos de corazón con usted. Henri Barbusse, director de Hebdomedario Internacional Monde.[1]
Este tipo de comentarios sobre el General Sandino no es una casualidad. El Socialista español Luis Araquistain diría en alguna oportunidad que entre los documentos más preciados de su archivo particular figuraba la carta que le envió Sandino el 31 de julio de 1923, cuyo texto era:
Es en mi poder la importante obra de usted titulada La Agonía Antillana y que me envía con su honroso autógrafo en términos que me llenan de legítima satisfacción ante el reconocimiento que usted hace en lo que concierne a mi personalidad.
La refinada honradez y profundidad de visión con que usted presenta en este libro los problemas que el imperialismo yankee plantea a nuestras hermanas Repúblicas Antillanas, y que habrán de ser resueltos en el sentido de la independencia nacional de ellas, me mueven a expresarle mis calurosas felicitaciones.
Aunque el estudio se concreta a las condiciones de las Repúblicas Antillanas, por ser un tratado fundado en observaciones personales, ya en él se hacen referencias a la situación de dependencia en que se encuentran Nicaragua y el resto, de Centro América, lo que no podía ser de otra manera, dada la identidad de condiciones en que nos encontramos frente al expansionismo imperialista norteamericano y que no pueden ser captadas por espíritus honrados como el que le caracteriza a usted.
Es alentador que los hombres de la nueva generación de España suscriban tratados de tanta trascendencia como el suyo porque ya es el signo de que la España reaccionaria entrará en las orientaciones de las ciencias sociales. No pasa desapercibido para los que en este Continente se preocupan de los altos fines humanos que en España hay una pugna entre el pasado y el porvenir, entre los que llevan muy profundo los sentimientos ancestrales de dominación y los que tienen la mente libre de prejuicios.
Es con ustedes que deseamos darnos el abrazo fraternal los que aspiramos a un total revisión de valores humanos y hoy que la ocasión es propicia, por tratarse de España, hago a Ud. la declaración de que si en los actuales momentos históricos nuestra lucha es nacional y racial, ella devendrá internacional conforme se unifiquen los pueblos coloniales y semicoloniales con los pueblos de la metrópolis imperialistas.
Con muestras de la mayor consideración, me es honroso suscribirme de Ud. arto. S.
Patria y Libertad, – Augusto C. Sandino
Todas estas opiniones que conforman un credo espiritual definido ofrecían un notable contraste con ese otro aspecto de Sandino, el del luchador. Además de sus condiciones natas de militar, de las que los invasores tenían motivos para admirarse, poseía una percepción singular para compenetrarse de los problemas sociales y políticos, tanto nacionales como mundiales, que hubieran hecho de él un buen discípulo de cualquier tendencia; eso, a despecho de ciertas ingenuidades de que son testigos sus propios documentos públicos, imputables a su generosidad de corazón y a su espíritu limpio de toda malicia, tanto como a su deficiente como tardía educación política.
Referencias Bibliográficas
[1] Henri Barbusse, en Amauta, N° 18, p. 92, Lima, Perú, noviembre – diciembre de 1928.
Escrito tomado de Selser G. (2014). Sandino: General de Hombres Libres. 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Continente. pp. 296 – 297
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